“Minari”: cada familia es una historia
Más allá de lo dura que sea la vida, lo maravilloso que sea el amor o lo emocionante que pueda llegar a ser luchar por nuestros sueños, la vida familiar lo reúne todo. Es en la vida familiar en la que las alegrías y las tristezas tienen que compartirse por igual, ahí se produce el verdadero material de lo que estamos hechos.
Escrita y dirigida por Lee Isaac Chung, Minari es un testamento a la familia y a una época de la vida que nos recuerda que al final lo único que tenemos es los unos a los otros. Inspirada en su infancia, vivida en la Arkansas rural de los años 80, Chung nos presenta la historia una familia de inmigrantes coreanos en busca del sueño americano, un relato tan clásico como potente, pero a su vez cargado de una relevancia aún mayor en medio de las crecientes tensiones hacia la comunidad asiática en Estados Unidos.
Sin embargo, Chung logra que este no sea el centro del relato, enfocándose en las tensiones familiares producto de las duras decisiones que una familia tiene que tomar por infinidad de razones y que van desde lo económico a lo aspiracional, pasando por la salud y el lugar del mundo en el que se encuentran. El resultado es una historia universal y enternecedora que inevitablemente nos lleva a recordar esos momentos familiares, duros pero íntimos y entrañables.
La película nos presenta a la familia Yi llegando a su nuevo hogar, un remolque en el área rural de Arkansas en busca de un nuevo comienzo que les permita dejar su empleo como sexadores de pollos e iniciar una granja coreana. Esta decisión no llega sin sus retos y desacuerdos desarrollando las dinámicas familiares y revelando lo difícil y hermoso que puede llegar a ser tener una familia.
Jacob Yi tendrá que cargar con el peso de sus decisiones, su esposa Mónica se enfrenta al duro papel de apoyar en el desacuerdo mientras los jóvenes Anne y David tendrán que aprender a acomodarse a su nueva realidad que se ve alterada de nuevo con la llegada de la abuela Soonja.
En Minari, Chung no se molesta en tratar de hacer épico lo ordinario. Todo lo contrario. El relato se esfuerza por hacer que los personajes transmitan la incertidumbre y frustración propias de las relaciones familiares, simples, ordinarias, reales pero a su vez por resaltar aquello que las crea, la historia común, los sueños, el amor y la preocupación genuina por los suyos. Todo esto de una forma tan clara y simple que es imposible no relacionarse.
Sin duda alguna el potencial de la película no podría desarrollarse sin las actuaciones magistrales de todo su reparto que, además de la familia Yi interpretada por Steven Yeun, Han Ye-ri, Noel Cho, Alan Kim y Youn Yuh-jung como la carismática abuela nominada por su papel al premio Oscar, cuenta también con la participación del veterano Will Patton.
Minari logra contar una historia simple, honesta, por momentos plana pero llena de espacios de reflexión, en donde la fotografía cumple un papel testimonial interesante, un enfoque en el que se nota el esfuerzo del director por no volver demasiado autobiográfica la película. Todo esto para cumplir algo que por primera vez logra condensar el título asignado para el mercado latinoamericano: “Historia de mi familia”. Una historia que bien podría ser la de la nuestra.