¿Choose Life? La vida de la generación ‘Trainspotting’
Manuel Carreño escribe sobre los momentos culturales, sociales y políticos que enmarcaron una película como Trainspotting y su segunda parte, 20 años después.
Nota del autor: este artículo no es una reseña sobre la película original ni su segunda parte. Para eso hay muy buena reseñas en esta misma página. Este artículo es sobre el contexto en el que las películas aparecieron.
Hoy en día a la hora de marcar generaciones todo se divide muy fácil. Baby Boomers son los de sesenta, Generation X los cuarentones y Millenials prácticamente todos los demás. Pero realmente en cada una de esas generaciones hay una cantidad de sub grupos con distintas experiencias que no se pueden simplemente marcar con un nombre pegajoso.
En mi caso particular recuerdo perfectamente que cuando Trainspotting salió, yo sentí que los gustos y consumos de los veinteañeros habían cambiado frente a las gente de 16 o 17 años. De hecho se hablaba de la Generación Y, la que lideraba esa revolución cultural.
Esa generación no se identificaba con un grunge herido de muerte en ese momento. Dejaron el discurso social y político de lado y les pareció mejor expresarse de maneras menos radicales, dejarse llevar por la fiesta.
De hecho Estados Unidos perdió en esos años la corona cultural que tuvo durante buena parte de los años ochenta y noventa. Empezando con la famosa escena de Manchester y siguiendo con el Britpop, el Reino Unido volvió a mandar en el mundo por primera vez desde el New Wave. Se hablaba de la “segunda invasión británica”. La rabia gringa, perdía ante el estilo inglés.
El cine no era la excepción en esta revolución británica. Una generación de cineastas británicos e irlandeses aparecieron en el momento perfecto, cambiando la forma de contar las cosas. Sobresalieron nombres que hoy son muy importantes como Mike Newell, Guy Ritchie y el irlandés Neil Jordan entre muchos otros.
Dentro de esa ola apareció un director llamado Danny Boyle quien tenía una gran carrera en televisión pero decidió adentrarse en el cine con una comedia negra llamada Shallow Grave. A pesar de tener un director y actores en ese momento desconocidos, la película fue la más taquillera en Gran Bretaña en 1995 dándole la oportunidad a Boyle de adentrarse en un proyecto más ambicioso: una adaptación del famoso libro de Irvine Welsh, Trainspotting. Pocas veces una película ha sido tan definitiva en una generación: la música, la forma de narrar, la crudeza de la historia, conectaron con la juventud de la época como ninguna otra película.
En Colombia pasábamos por un momento de inestabilidad política debido a los problemas del entonces presidente Ernesto Samper. Eran épocas de recesión y no era fácil para los jóvenes conseguir trabajo. En Bogotá el alcalde Mockus mando cerrar los bares a la 1 de la mañana. Esto generó que aparecieran lugares en el centro en donde seguir la fiesta llamados “after partys”, adoptando la escena electrónica que se estaba tomando el mundo y fue fundamental en la banda sonora, la cual fue tan importante como la película.
¿Podría T2 generar lo mismo?. Supongamos por un segundo que la película es tan buena como la primera. Tendría éxito pero no sería lo mismo. Todo está viciado por las redes sociales. Antes de que la película saliera ya habían miles de reseñas y se sabía cuál era la banda sonora. El elemento sorpresa ha desaparecido y eso era fundamental en la primera. Es lo que hace que funcione.
Desde que el tráiler salió me he visto a mi mismo viéndolo cientos de veces a pesar de que en su momento yo sentí que esa película no era de mi generación. Pero con los años la gente de mi edad siente más curiosidad por ver el futuro de los cuatro personajes. Termina siendo más un ejercicio de nostalgia que otra cosa. Y si la nostalgia es el motor, estamos cometiendo un error. No se qué quiera Danny Boyle pero seguro que preferiría que fuera una reflexión actual y no un reencuentro decadente entre él, los personajes y el público.
Han pasado 20 años y el mundo cambió excepto que a mi me emociona ver T2 mucho más que lo que me emocionó la original. Y eso es algo.