Yo creo en el Hip Hop
Porque quedarse callado no es una opción... #ChéverePensarEnVozALTA
Yo creo que el Hip Hop salva vidas y de eso estoy seguro. La mía ya la salvó. De eso estoy tan seguro como de que no existe actualmente otro movimiento cultural, social y político tan amplio e incluyente como lo es el Hip Hop; y es que en él conviven el baile, la pintura, la música y la literatura.
Estas manifestaciones artísticas son parte de un todo transformador, generador de conciencias que promueven la sana crítica y defienden la protesta como derecho un fundamental de las personas.
Alguna vez oí que el Hip Hop es como el fútbol, porque nace en la calle, en cualquier cuadra de cualquier barrio de cualquier ciudad; se juega con amigos y no tan amigos, con conocidos y extraños, se juega con todo aquel que comparta y quiera compartir la misma pasión. En ése juego y ese compartir no se discrimina, y mientras pasa cada vez más el tiempo, quienes juegan y comparten quieren hacerlo más real, más allá de una diversión y del encuentro. Se puede jugar en el estadio más grande del mundo o en la misma calle que por primera vez se jugó y va a seguir siendo el mismo, el mismo con el que comenzó el sueño.
Tanto en el fútbol como en el Hip Hop se aprenden valores como el respeto, la gratitud y la amistad. Hoy, más que nunca, parafraseando a Zatu (rapero español), puedo afirmar que: “…Tenemos la mejor cultura del mundo (…) solo por ser rapero otro rapero te ofrece su casa…".
En nuestro país el Hip Hop se vive intensamente, nuestro contexto social y político ha propuesto de manera indirecta y orgánica, que los artistas asuman posturas críticas frente a la realidad del país y esta misma realidad ha hecho que las obras que nacen de los artistas estén cargadas de una fuerza natural.
Sin embargo, en la sociedad el Hip Hop ha sido estigmatizado, muchas veces sin causa justa, a veces por el desconocimiento y la ignorancia, pero muchas otras veces con razones válidas. Muchos de los prejuicios sociales que se han creado alrededor de nuestra cultura han sido provocados por los mismos fundamentalismos de algunas personas de nuestro movimiento, que juzgan al que piensa diferente, lo señalan y condenan.
Espero que el Hip Hop colombiano no termine pareciéndose cada vez más al fútbol de nuestro país, lleno de roscas, corrupción, amistades convenientes, interesadas y dirigentes que llevan décadas cegados por el poder sin dar paso a las nuevas generaciones. A nuestro Hip Hop le ha hecho daño la envidia, la hipocresía y los radicalismos. A nuestro Hip Hop le hacen falta más abrazos, más sinceridad y más amor.
El Hip Hop es un elemento vivo, que se reinventa, que está dispuesto a re-escribirse día a día junto a sus protagonistas, y lo más importante: que está dispuesto a seguir aprendiendo. El Hip Hop es un elemento vivo, que está entendiendo que ser calle no es llevar armas, sino llevar esperanza.