La culpa es de todos, menos de Nacional
La historia tiende a repetirse año tras año: parece no haber en Colombia un equipo que se resista a la superioridad deportiva e institucional del equipo verdolaga. Apenas va la mitad del campeonato y Nacional (con un partido menos) no suelta los primeros lugares, y viene el lamento generalizado de todos por ello.
Sin embargo, conviene preguntarse qué están haciendo los demás equipos por acabar esta hegemonía. Cierto es que en 2016 los campeones fueron Medellín y Santa Fe con merecimiento, pero también aprovechando que Nacional disputaba en ese momento torneos internacionales, sendas asignaturas pendientes del ‘Verde de la Montaña’ en el proyecto deportivo iniciado varios años atrás.
Hay comunes denominadores. Interrupción abrupta de proyectos deportivos. Equipos como Junior, Cali, Millonarios, Santa Fe y Medellín, cambian de técnico constantemente y por diversos factores. Por lo general apuestan a contratar jugadores de buen rendimiento en algunos casos, pero no los refuerzos que muchas veces la gente quisiera tener. Nombres de primera línea. Lo de siempre.
Luego viene la parte futbolística: dos grandes pruebas tuvo Nacional hasta ahora en el semestre. Ante Medellín y Santa Fe. Victorias contundentes ante dos equipos con propuesta diferente. 'El Poderoso' con un mediocampo prodigioso, y los Cardenales con una defensa fuerte y con una memoria táctica de meses.
A mediano plazo será difícil que alguien dé un golpe de autoridad en la mesa. El proyecto deportivo e institucional de Nacional, año tras año, se robustece más. Equilibrado financieramente, a Nacional se le van jugadores claves, y no solo los reemplaza de buena manera trayendo por ejemplo, a Dayro Moreno, sino que las categorías menores apoyan el proceso deportivo, algo que hace algunos años no ocurría.
Viene un tema complejo, y no menos importante. La mentalidad. Así como los jugadores de Nacional están preparados para vestir una camiseta tan pesada históricamente, sus rivales de turno se sienten inferiores desde antes de competir. Montan esquemas ultra-defensivos, apelan al juego fuerte, a quemar tiempo, a todo, menos a jugar ‘de tu a tu’. ¿Miedo escénico ante el campeón de la Libertadores? Tal vez.
Muchos sueñan con que algún día un jeque árabe o un conglomerado chino aparezca y compre el club de sus amores, contrate los mejores jugadores y llenen la vitrina de títulos. No siempre funciona eso. Hay casos como el Málaga y el Valencia en España, que no lograron los resultados esperados. El Manchester City y el PSG entienden, en el mejor de los casos, que no basta la chequera para consolidar proyectos. Se necesita tiempo para hacerlos realidad.
Ahora hay cambio de mando en el equipo Verde. Llega Andrés Botero, una persona del deporte que desea apuntar a otros objetivos que de lado se dejaron mientras la parte deportiva daba resultados. Uno de ellos, la construcción de un estadio propio. Al fin y al cabo la parte deportiva viene bien, con un cuerpo técnico encabezado por Reinaldo Rueda y que no da puntada sin dedal, y que tiene un panorama amplio del futbol nacional e internacional.
En últimas, el músculo financiero que apoya a Nacional le permite amortiguar errores, sí, pero si no cuentan con personal humano capacitado para retomar el curso, de nada sirve. Y en Nacional hay gente que sabe de fútbol y de negocios de este tipo. Esa es la clave.
¿Cuánto tiempo le tomará a los demás alcanzar a Nacional en fútbol, organización y equilibrio financiero? Parece que bastante. Y la otra pregunta que surge es, ¿hay intención de los clubes por darle crecimiento a sus equipos a todo nivel? No se trata de ir a la par, sino en la medida de sus posibilidades demostrar con logros tangibles que desean la grandeza para sus instituciones. Que Nacional siga mandando en la liga es virtud de ellos, pero más responsabilidad de los demás que ven cómo semestre tras semestre el equipo verdolaga los mira desde arriba.
A favor de los demás está el sistema del campeonato, que permite un borrón y cuenta nueva en cuartos, semis y finales, y a partidos de ida y vuelta pueden desafiarle. Por lo pronto, y como los jugadores dicen, habrá que ir ‘partido a partido’. Se viene Millonarios-Nacional el próximo viernes en El Campín. Una dura prueba para ambos que no dirá mucho de cara al futuro, pero sí podría enseñarle al resto del mundo que esta liga sigue siendo competitiva. Aún.