El Burning Man también se vive en la virtualidad
Cada año miles de personas se congregan en el Desierto de Black Rock, en el noroeste de Nevada, para cimentar una ciudad pasajera con ciertos fundamentos. En siete días los asistentes concentran todos sus esfuerzos en el arte guiados por una celebración a la vida, la comunidad y al espíritu libre.
Pero este año, como muchos otros festivales, tuvieron que posponer la esperada edición como consecuencia de los estragos del coronavirus. Sin embargo, el Festival ha decidido seguir una ruta virtual y en esfuerzos mancomunados con los “burnes” (colaboradores, voluntarios, asistentes o personas conectadas con todo lo que gira alrededor del Festival), han creado una serie de eventos en línea que tendrán su máximo apogeo cuando se haga oficial Virtual Black Rock City, la edición digital del Burning Man. Aún hay mucha especulación sobre cómo se desarrollará el evento ya que los asistentes tendrán que pagar por él.
"No estamos seguros de cómo va a salir", declararon los organizadores, "Probablemente será desordenado e incómodo con los errores. También será atractivo, conectivo y divertido".
Algunos de las creaciones virtuales de las comunidades de burners van desde el Oasis burn (espacios virtuales para vincularse con otras personas) o el Burn2, un espacio en Second Life para que los asistentes interactúen con sus avatares e incluso realicen sus propias instalaciones de arte en 3D. Otra de las actividades más próximas es el Remote Burn, un espacio que creará varias salas de transmisión en vivo con música, talleres y charlas.