Carnaval de Riosucio: matachines, danza y música
En Colombia lo tradicional es que los pueblos se distingan por tener una sola y única plaza principal. Riosucio, municipio del departamento de Caldas, goza de la excepción y entre sus límites geográficos comparte dos plazas separadas únicamente por una cuadra entre ellas.
Cuenta la historia que la fundación del municipio caldense se debe a la alianza histórica lograda por dos curas párracos que unieron los pueblos de “Quiebralomo” y “La Montaña” en disputa constante del territorio que se extiende al pie del Cerro Ingrumá y de declarada mortal enemistad, pues rezaban los párracos que el infierno sería el destino de los pueblos si persistía la guerra. De allí el distinguido y exclusivo diseño urbanístico del municipio al día de hoy, luego de la ansiosa reconciliación.
Pero cuenta también la historia que fueron los indígenas de La Montaña quienes intervinieron por primera vez con sus ritos en la fiesta de los reyes magos de Quiebralomo, de donde surgió “una mezcla de danzas y cantos de origen africano con teatro sacro español y formas coreográficas de ancestro europeo, surgiendo entonces las 'Diversiones Matachinescas' con leyes festivas que ordenaban la reconciliación de los antiguos rivales”.
Nace entonces en 1847 el Carnaval de Riosucio, mal llamado Carnaval del Diablo, como una demostración de tradición del mestizaje, y una celebración en torno a la paz, la danza, el disfraz, la poesía y la música. El Diablo aquí, no el ligado a la significación del mal, sino al espíritu inspirador y bonachón que invita a la fiesta, es el Custodio del Carnaval. Desde ese entonces el municipio brilla de alegría cada vez que hay carnaval, incluso desde antes con los llamados Decretos, las familias en comunión sacan sus mejores disfraces y corillos.
“¡Salve, salve, placer de la vida. Salve, salve, sin par Carnaval de Riosucio la tierra querida!”
La tradición es celebrarlo cada dos años, siempre en año impar, el primer viernes del año. Pero si necesitan de razones sabias para asistir a esta gran celebración, actualmente considerado Patrimonio Cultural y Oral e Inmaterial de la Humanidad, Felipe Gartner, riosuceño y matachín (poeta, quien recibe la luz de su majestad, El Diablo, para escribir), nos comparte lo siguiente:
“El Carnaval de Riosucio es reflejo y producto del Mestizaje. Todos los ritos tradicionales tienen componentes de las tres razas que componen Colombia: la blanca (europea, no solamente española sino también inglesa y alemana por las personas que vinieron a explotar las minas de Marmato, pues Bolívar las empeñó a los ingleses y éstos las tuvieron entre 1830 y 1900), la negra (los esclavos que se utilizaron para la explotación de las minas, llegados desde finales del siglo XVI) y los indígenas (el pueblo originario).
El Carnaval de Riosucio demuestra ese mestizaje en cada uno de sus actos: es enero porque los españoles celebraban la Fiesta de la Epifanía y las cuadrillas de esclavos tenían libertad ese día y recordaban sus orígenes africanos, con disfraces, tambores, maquillajes y así aprovechaban esa fiesta religiosa para recordar sus orígenes."
La misma figura de Su Majestad El Diablo es mestiza (Triétnica): los cuernos son de buey (herencia africana), las alas son de murciélago o de dragón (herencia europea) y los colmillos son de jaguar (herencia indígena).
El Carnaval de Riosucio es también el Carnaval de la Palabra: los actos tradicionales del Carnaval (conjuros, decretos, letras de las cuadrillas, saludo al Diablo, testamento, entierro del calabazo y consagración del guarapo) son escritos en versos a través de un género literario único en el mundo: la Literatura Matachinesca, con sus propias reglas de rima y métrica, con tono especial para ser declamado y con componentes picarescos, satíricos, críticos y autocríticos.
Es la fiesta de la fraternidad: Darse la oportunidad de conocer el Carnaval de Riosucio es permitirse vivir un encuentro de unión y de eliminación y aceptación de las diferencias. En el Carnaval todos somos iguales (salvo las corralejas, todos los demás actos son gratuitos). Todos, sin distinciones raciales o sociales, disfrutamos de las orquestas o de las cuadrillas. El Carnaval surgió precisamente por ello, para unir dos pueblos que se odiaban y que compartían espacio territorial. Conocer Riosucio es conocer un pueblo con dos plazas y dos iglesias principales, dado que surgió del traslado de dos pueblos que solo se unieron definitivamente con el Carnaval.
Además de lo señalado anteriormente, conocer el Carnaval da la posibilidad de acercarse a culturas tradicionales que perviven y que se manifiestan en danzas, artesanías, grupos musicales (chirimías), gastronomía autóctona, etc.
Para los riosuceños el Carnaval significa reafirmar los orígenes, vivir algo de lo que nos sentimos orgullosos, sabernos distintos, eso que en palabras técnicas se denomina "Autoestima Identitaria”.
¿Se antojan de ir? la cita en 2019 será desde el 4 de enero y hasta el 9 del mismo mes.