La victoria que Millonarios no celebró
7 de noviembre de 1985.
“Millos empezó con lo justo”, decía un titular de la prensa nacional. Se había jugado, el día anterior, el seis, la primera fecha de los octogonales finales del fútbol colombiano. El partido había sido transmitido por los medios nacionales. Eran varias las leyendas del fútbol que vestían la camiseta azul en ese entonces: el arquero argentino Pedro Vivalda, el defensor Miguel Augusto Prince, el mediocampista Norberto Peluffo, el delantero guajiro Arnoldo Iguarán y Juan Gilberto Funes. Eduardo Luján era el director técnico.
Minutos antes del pitazo inicial, Luján fue informado de que el partido iba a ser transmitido, noticia que los jugadores recibieron con sorpresa. Había nerviosismo en el camerino, en donde todos se reunían alrededor de un pequeño radio que sostenía Peluffo. Salieron a la cancha y el juego fue transmitido.
Realmente el octogonal no era la noticia, ni este partido en particular, ni los jugadores que para ese entonces enfilaban en Millonarios. A las 8:30 p.m., cuando empezó el juego, a escasos 10 kilómetros del Estadio Nemesio Camacho el Campín, el Palacio de Justicia cumplía más de cuatro horas de estar en llamas.
El 6 de noviembre de 1985, alrededor de las 11:30 a.m., arranca lo que la guerrilla del M-19 denominó como Operación Antonio Nariño por los Derechos del Hombre. 25 hombres y 10 mujeres armadas entraron y se tomaron el Palacio de Justicia. Fueron entre 350 rehenes, incluyendo magistrados, servidores judiciales, consejeros de Estado, visitantes y empleados del lugar.
Cumpliendo con su labor, la radiodifusión cubrió una noticia que llegó a todos los rincones del país. A mediodía el Presidente Belisario Betancur fue informado de la toma, las tropas del Ejército llegaron a las 12:30 p.m.: “No permitir por ninguna razón que se diera el espectáculo ante el país”, fue la orden que recibió la fuerza pública, como narró después el Ministro de Defensa, el general Vega, a la Comisión de la Verdad.
A la 1:15 p.m., el Director de Inravisión solicitó autorización para transmitir en directo los hechos. Noemí Sanín, en ese momento Ministra de Comunicaciones, no autorizó el cambio en la programación, argumentando que no había claridad en lo que sucedía.
Hacia la 1:30 p.m. empezó la retoma.
Atrincherados, los guerrilleros del M-19 proponían una salida dialogada, mientras el Presidente de la Corte de Justicia, Alfonso Reyes Echandía, pedía alto al fuego a través de una llamada. 18 tanques cascabel y seis Urutus tronaron durante 28 horas de enfrentamientos. En total hubo 98 muertos, entre los cuales once eran magistrados. Otras once personas fueron declaradas desaparecidas -cifra que en el año 2000 disminuyó a seis-.
La tarde siguió transcurriendo. Noemí Sanín se comunicó con los responsables de las cadenas y emisoras radiales y de los noticieros de televisión con un mensaje contundente: no estaba permitido transmitir noticias relacionadas con los operativos militares, ni sacar los comunicados de los subversivos -como lo habían solicitado los periodistas-, ni conectarse con entrevistas desde el interior del Palacio.
Es famosa la llamada que recibió el periodista Juan Gossaín hacia las 5:00 p.m., en la que la Ministra pedía el favor de salir del aire, por estar haciéndole daño al país con su programa. Ante su negativa, Sanín le dijo que estaba violando la ley. Gossaín le pidió que le dijera qué ley estaba violando.
Hacia las 6:00 o 7:00 p.m., Yamid Amat recibió una llamada donde le solicitaban lo mismo, porque era "la única manera de salvar la democracia". Incluso, cuenta el periodista, amenazaron con intervenir las instalaciones. Y en su lugar dio la orden de poner el partido de fútbol. Tiempo después diría que así se evitó “otro Bogotazo” y frente a la Comisión de la Verdad negó tajantemente la censura.
Los jugadores jugaron
En la cancha, Millonarios venció al Unión Magdalena 2-0, con goles de los argentinos Juan Carlos Díaz y Juan Gilberto Funes. El mejor jugador de la cancha fue Germán Gutiérrez de Piñeres, calificado por el periodista Víctor Rosas con ocho puntos. En la siguiente jornada, luego de la tragedia, la Dimayor ordenó un minuto de silencio en los cuatro estadios del país donde tenía lugar la competencia.
Luego, una vez más, sonó el pitazo inicial.