Guía rápida para hablar sobre el VIH y el Sida
La lucha contra el VIH/Sida sigue siendo vigente y primordial para los estados del mundo, desde que el 5 de junio de 1981 se dieron a conocer los primeros casos de infección de la que se convertiría en una pandemia.
Hoy en día y, en especial, cada 1 de diciembre, el mundo conmemora el Día Mundial del Sida para apoyar a las personas que conviven con el VIH y para recordar a las que han fallecido por enfermedades relacionadas con el sida.
Según ONUSIDA, 39,9 millones de personas vivían con el VIH en todo el mundo en 2023, de las cuales —a finales de diciembre del mismo año— 30,7 millones de personas accedían al tratamiento antirretroviral, frente a los 7,7 millones de 2010, pero todavía por debajo del objetivo de 34 millones para 2025.
Otras cifras de la organización muestran que 1,3 millones contrajeron la infección por el VIH en 2023 y 630.000 personas fallecieron a causa de enfermedades relacionadas con el sida en 2023.
A corte del 2024, ONUSIDA informó que 88,4 millones de personas han contraído la infección por el VIH desde el comienzo de la epidemia y 42,3 millones de personas fallecieron a causa de enfermedades relacionadas con el sida desde el comienzo de la epidemia.
Es por esto que la respuesta eficaz de los gobiernos del mundo para contrarrestar nuevas infecciones es fundamental, y días como este son esenciales para seguir despertando conciencia en la sociedad y promover una cultura con menos estigmas hacia las personas que viven con esta infección.
Para lograr este objetivo es crucial hablar del lenguaje con el que nos referimos a dichas personas y a la epidemia del VIH/Sida. Por eso, en Radiónica, hablamos con Diego Morabello —comunicador social, máster en nuevos periodismos y comunicación política e investigador de VIH en los medios—, sobre los sesgos inconscientes que usamos al hablar sobre este tema.
Según el experto, el uso inadecuado de palabras puede impactar de manera negativa el estigma y la discriminación hacia las personas que viven con VIH y, por lo tanto, en su salud mental.
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En su artículo científico, titulado VIH en los medios, Morabello expone que “una de cada tres declaraciones de medios de comunicación o periodistas en América Latina, el Caribe y España hacen alusión a alguna palabra inadecuada” para referirse al VIH/Sida o a quienes viven con ésta.
¿Pero cuáles son esas palabras inadecuadas al referirnos sobre el VIH/Sida o las personas que vive con la infección?
Cuando se habla de palabras inadecuadas se hace referencia a esos términos que tienen una carga negativa hacia las personas que viven con el VIH o a palabras que podrían desinformar o no ser precisas sobre cómo es la infección o sus modos de transmisión. Algunas de estas palabras, según Morabello, son:
Portadores: cuando hacemos referencia a las personas que viven con VIH esa palabra de "portador" tiene una carga negativa y puede sugerir como si una persona que vive con VIH tuviera una maleta que se pudiera quitar, poner y dejar en cualquier lugar cuando quisiera, lo cual es incorrecto, porque aquellas personas deben aprender a convivir toda su vida con un virus que no tiene cura. Por lo cual lo más correcto es decir "personas que viven con VIH".
Enfermedad: el VIH no es una enfermedad, así como las personas que viven con VIH no son enfermos. Esta es una infección y se debe tratar como tal. La palabra "enfermedad" puede hacer ver a las personas que viven con VIH como individuos que no tienen un nivel de salud adecuado, pero esto es completamente falso, pues siempre y cuando las personas acceden a un tratamiento antirretroviral pueden continuar su vida con normalidad, como cualquier otra persona. Entonces, hablar de la infección es mucho más claro.
El VIH y el Sida no son lo mismo: el VIH es el estadio inicial de la infección y el SIDA, que es el síndrome de inmunodeficiencia humana adquirida, es como la segunda fase que tiene la infección, que pasa de infección a síndrome, pero esto solo pasa si una persona no accede a tratamiento. Es decir que cuando los medios de comunicación, por ejemplo, hablan de nuevos casos y dicen "nuevos casos de sida", esto es impreciso porque realmente estamos hablando de nuevos casos de VIH, virus de inmunodeficiencia humana.
Son infecciones de transmisión sexual (ITS) y no enfermedades de transmisión sexual (ETS): la diferencia radica, en especial, en cómo se accede al servicio de salud y en cómo se hace el tratamiento médico y cómo tiene los resultados la persona que en algún momento se infecta por alguna de esas ITS, no ETS.
No solo los hombres gay o los sectores sociales LGBTIQ+ viven con VIH: todas las personas pueden tener prácticas de riesgo que los pueden llevar a una infección de VIH.
Contagio: cuando hablamos de contagio se hace referencia más al que se da a través de vías respiratorias, como una gripa o como lo hace el COVID-19. El VIH no se contagia, se transmite.
Formas de transmisión del VIH: una es obviamente a través de relaciones sexuales sin protección, otra es a través del parto o con la leche materna, y la otra es a través de transfusiones sanguíneas o uso de jeringas.
Fluidos de transmisión del VIH: esta infección solo se transmite a través de los llamados “fluidos o líquidos de vida”, es decir, la sangre, los fluidos vaginales, el semen, el líquido preseminal y la leche materna. No se transmite a través de las lágrimas, el sudor o la saliva.
Promiscuidad: esta palabra puede ser un gran estigma para las personas que viven con VIH y no refleja el porqué de la transmisión, pues en una solo práctica de riesgo una persona puede infectarse, sin necesidad de haber tenido contacto con más de dos personas o, incluso, ningún contacto humano en lo absoluto, pues el solo uso de una aguja ya usada, como ya se mencionó, puede implicar un riesgo de infección. Hablar de promiscuidad, por el contrario, iría en contra la libertad a tener distintas parejas sexuales.
Por último, cabe agregar que no solo los medios de comunicación deberían informarse y usar guías para hablar apropiadamente del VIH/Sida, sino que todos deberíamos ser conscientes de cómo el lenguaje impacta favorable o desfavorablemente en las personas.