Educación virtual en tiempos de crisis
El 15 de marzo, siguiendo con las medidas de aislamiento preventivo, el Presidente Iván Duque ordenó que, desde el lunes 16 de marzo, las instituciones de educación, tanto públicas como privadas del país, debían cerrar sus aulas para evitar la propagación del coronavirus, mandato que también debía ser acatado por los Centros del ICBF. Para esto, los profesores y directivos cuentan -desde ese momento- con 15 días para construir sus metodologías virtuales.
Según el Ministerio de Educación Nacional, el número de matrículas de educación superior modalidad virtual viene aumentando desde el año 2011. Y si bien Colombia recién empezó a incursionar desde la institución en este tema en el año 2015, cuando el Gobierno, en alianza con la Corporación Renata y el Politécnico Grancolombiano, creó la primera Estrategia Nacional de Educación Superior Virtual, hoy este modelo en el país ha crecido un 98,9 % -una cifra que suena muy alta pero que se da, claro, en el marco de un proyecto nuevo-.
Desde entonces el Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) ha buscado avanzar en la materia e incluso ya habla de las tres fases que componen este proceso de virtualización: la primera de una sola tecnología con poca comunicación entre el profesor y el estudiante. La segunda presenta una introducción de otras tecnologías y mayor posibilidad de interacción entre el docente y el estudiante. Y la última se caracteriza por la utilización de tecnologías más sofisticadas y por la interacción directa entre el profesor del curso y sus alumnos. En términos muy generales.
Ahora, en el marco de la pandemia del Coronavirus declarada por la Organización Mundial de la Salud, el tema de la virtualización juega un papel central. Una discusión distinta a las conveniencias o problemáticas de este modelo fuera del contexto en el que surgieron, pero que también pareciera estar alejada de las tres fases descritas por el Ministerio.
En Colombia, cerca de 21,7 millones de personas tienen acceso a Internet. Los otros tantos millones que no, se concentran en regiones apartadas, y en las ciudades en los estratos uno y dos.
Además de este problema estructural hay otros, quizás para muchos igualmente obvios. Los alumnos pueden saber menos sobre tecnología de lo que se cree, incluso habiendo nacido en la denominada era digital. Varios de quienes hacen parte de las cifras de conectividad, quizás se relacionen con Internet, sobretodo, desde su celular. La actividad que más realizan los usuarios colombianos en la web es el uso de las redes sociales con un 88 %, seguido por el chat con un 86 %, mensajes con un 79 % y el compartir imágenes y videos con 78 %. Colombia es el quinto país de la región con mayor alcance del social media; pero esto es muy diferente a los retos que plantea en este momento la educación Virtual.
En un país con una brecha social y económica como la colombiana, los estudiantes que no se inscribieron en un curso en línea no están en la obligación de tener computador, wifi, micrófono, cámara o demás elementos necesarios en un sistema educativo como el propuesto. Y de tenerlo, al haber más de un estudiante en una casa, el tiempo en el uso de los recursos se divide. Y así como éste se suman otra serie de factores que no solo incluyen la calidad de la conectividad.
Diana Silva, directora de Innovación Educativa del Ministerio, que estuvo en Radiónica explicándonos las medidas que se están tomando desde el gobierno, fue clara en afirmar que igual son conscientes de estas problemáticas. Por eso, ella más que educación virtual hace referencia a metodologías flexibles, más allá de los planes de trabajo que pueden estar desarrollando cada una de las instituciones educativas que están buscando apoyar de igual manera.
Por esto, por ejemplo, están poniendo por un lado una serie de contenidos educativos digitales y de herramientas en la plataforma Aprende Digital, donde se incluye una oferta de calidad por grados y por áreas, más una serie de plataformas que han curado, las cuales pueden ser útiles para los profesores que estén asumiendo este reto. Durante estas dos semanas están generando un plan de trabajo que permita crear un plan institucional para el desarrollo del programa académico.
Fuera de lo digital, también generaron una alianza con RTVC con el fin de ofrecer una parrilla educativa en la programación que sea útil en los procesos de información. Para esto, hacen un llamado a los padres y madres de familia para que tenga un papel activo y ayuden en este proceso. Y sobre el problema de disposición de equipo, si hay más de un estudiante que requiera usarlo en casa, invita a los profesores a preguntarse por la presencialidad, para que así acudan a otras herramientas como pregrabados o foros que permitan verificar la participación del estudiante, pero con flexibilidad en el tiempo.
Si estas acciones son suficientes, el tiempo lo dirá. Aún así es importante reconocer que, si bien las medidas son absolutamente necesarias, y el gobierno está buscando estos caminos, la realidad de los efectos en la vida diaria del Coronavirus no se dan con el mismo rasero para todos y difícilmente los procesos académicos no se verán trastocados en el país.
Como lo señaló la Revista Semana, más de 50 instituciones de educación superior, de las 302 que hay en Colombia, anunciaron el uso de herramientas digitales e incluso algunas cancelaron definitivamente clase presencial. Otras como el SENA adelantaron el período de vacaciones de mitad de año. Realidades que nos obligan -en tiempos en que Google Meet, o el correo electrónico y Skype tienden a volverse herramientas en varias instituciones para afrontar la crisis-, a evaluar realmente el estado del país en cuanto a educación virtual.
Ahora, es clave señalar que, fuera de este contexto, el debate de la virtualización de la educación es enorme y se debe tener con juicio cuando las cosas vuelvan a su normalidad.
Revisen a continuación la entrevista con Diana Silva, directora de Innovación Educativa del Ministerio.