Creencias sobre la muerte en la cultura wayúu
Bien sea por habitar un territorio tan lejano como inmenso o por su continuo estímulo a impulsar la educación propia y la interculturalidad de sus comunidades, los wayúu conservan con entereza muchas de sus tradiciones. Una de ellas tiene que ver con los ritos funerarios.
Aunque resulte complejo, la muerte es el único destino seguro al que, sin distingo, nos dirigimos todos los seres humanos. Puede causarnos tristeza, incomodidad, rabia, o cualquier emoción difícil de transitar, pero es este un hecho imprescindible que marca las tradiciones y rituales creados en torno al paso hacia otro plano.
El objetivo de los funerales es común en todo el mundo: expresar los sentimientos de amor y admiración a los seres queridos con el fin de no olvidarlos. Pero aun así, los ritos funerarios varían mucho en cada país y en cada cultura.
La funebria
Para los wayúu, la muerte representa el cambio del estado del alma. Durante los primeros y segundos entierros se observan varias prácticas rituales y un número apreciable de tabúes, aunque después del segundo entierro los restos dejan de tener atención social.
Según el antropólogo wayúu Weildler Guerra Curvelo, la comunidad de la península guajira “posee una ontología en la cual los seres se transforman. Todos los seres vivientes son productos de la modelación y de la transformación del universo, porque el alma sigue constante transformación y no es un estado definitivo, semejanza del cristianismo, ni algo que implique eternidad”.
El primer y segundo entierro se distinguen en su funebria, transformación del alma, protocolos dietarios y sobre todo en la preparación de los familiares y amigos para enfrentar la muerte.
“Ambos implican rituales mortuorios que tienen que ver con las transformaciones del ser en el cosmos. En estos velorios no se brindan como alimento animales salvajes, solo animales domésticos, como la cabra, la oveja y la vaca, y no otro tipo de carnes que son salvajes, esto por el gran parentesco que los wayúu pueden tener con estos seres con estos animales que fueron humanos en el pasado y que luego se transformaron en animales. Entonces hay prescripciones dietarias en los funerales”, añade el antropólogo.
Misticismo y espiritualidad
Los yolujas son las formas que toman los nativos muertos al llegar al jepira, una segunda figuración del alma o “las almas de los indios muertos”.
Jepira es la tierra de los muertos, la tierra de los yoluja, donde residen las sombras de los muertos, que son unas colinas desérticas, especie de islas situadas en medio del mar. Los guajiros ni se acercan ni visitan esta tierra, ya que es un lugar peligroso.
Por allí pasan todos los guajiros, buenos y malos. El alma no se va directamente después de la muerte de una persona, sino que queda alrededor de la casa y sus familiares para enterarse de la clase de entierro que le hacen, y si era querido u odiado.
Por eso, cuando una persona muere, la visten con la mejor ropa. Después que se ha repartido todo y se han pagado sus deudas, sale de este mundo, pasando por las rocas del Cabo de la Vela. Es de los recién fallecidos, pues después de algunos años se marcha definitivamente.
Las almas de los niños van directamente adonde están el dios Mareiva y su madre eterna. En el jepira solo se encuentran las almas de los adultos recién muertos, y para referirse a ellos los seres vivos les dan el sobrenombre de miriyashing (el pobre, el que sufre) y nunca los citan con los nombres que llevaban en vida.
Dentro de la mitología wayúu, Pulowi (deidad que representa la tierra) y Juyá (la lluvia) son esposos. “Pulowi, la mujer, está asociada con la sequía y los vientos, además con lugares geográficos específicos de la península, donde reside permanentemente. Jamás está lejos de su lugar de residencia. Es fija y múltiple. Juyá, su esposo, es un errante que caza y mata. Es móvil y único, personifica a las lluvias de La Guajira, las cuales son violentas y breves. Wanulu está asociado con Pulowi, y juntos pueden provocar enfermedades o la muerte. Pulowi y Juyá son dos seres míticos asociados con la generación y regeneración de la vida sobre la tierra”.
Por intermedio de los muertos, las personas participan de la esencia de los personajes mitológicos, pulowi y juya, ya que los muertos vuelven a la tierra bajo la forma de la lluvia “wanulu” para perpetuar la vida y la muerte.
Los muertos son esenciales en el desarrollo de la vida. Su influencia puede variar desde lo sagrado a la figura de protección ejercida sobre sus seres queridos. En Chévere pensar en voz Alta exploramos las visiones de esta comunidad indígena sobre el más allá.