¿Cómo nació y quién creó la bandera LGBTIQ+?
La bandera LGBTIQ+ es uno de los símbolos más reconocidos y emblemáticos de la comunidad. A lo largo de los años ha evolucionado y se ha convertido en un poderoso símbolo de diversidad, inclusión y lucha por los derechos de las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, intersexuales, entre otras identidades.
En este artículo exploraremos su origen, evolución a lo largo del tiempo y lo que representa en la actualidad.
La bandera fue creada por el artista y activista Gilbert Baker en 1978, en respuesta a la necesidad de tener un símbolo visible que representara a la comunidad LGBTIQ+.
Baker, nacido el 2 de junio de 1951 en Kansas, Estados Unidos, se involucró activamente en el movimiento de derechos civiles y en la lucha por los derechos LGBTIQ+ desde finales de la década de 1970.
Fue amigo y colaborador cercano del famoso activista y político Harvey Milk, quien le propuso la idea de crear una bandera que representara a la comunidad gay en San Francisco.
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Baker, inspirado por el movimiento de los derechos civiles y la bandera de la paz, quería crear un símbolo que transmitiera unidad y orgullo. Así fue que en 1978, diseñó y creó la bandera del arcoíris, que se presentó por primera vez en el Desfile del Día de la Libertad Gay de San Francisco el 25 de junio de ese año.
El diseño original de la bandera LGBT incluía ocho franjas de colores diferentes, cada una con su propio significado. El rosa representaba la sexualidad, el rojo; la vida, el naranja; la salud, el amarillo; el sol, el verde; la naturaleza, el turquesa; la magia y el arte, el azul; la serenidad y el morado; el espíritu.
A lo largo de los años, la bandera LGBTIQ+ ha experimentado algunas modificaciones en su diseño. En 1979, debido a la dificultad de conseguir tela rosa en grandes cantidades se eliminó ese color y luego se desestimó el color azul celeste. Esta versión de la bandera se hizo popular y se utilizó ampliamente durante las décadas siguientes.
En 1999, se añadió una nueva versión de la bandera LGBT+, esta incorporaba una franja negra en la parte inferior, que simbolizaba a las personas afectadas por la epidemia del VIH/SIDA, así como a las personas en duelo y en memoria de aquellos que habían fallecido debido a las enfermedades relacionadas con la infección.
La bandera LGBTIQ+ que se adoptó posteriormente por más tiempo se conoció por su similitud al arcoíris. Esta consistía en seis franjas de colores: rojo, naranja, amarillo, verde, azul y violeta. Cada color representa diferentes aspectos de la comunidad LGBTIQ+. El rojo simboliza la vida, el naranja; la curación, el amarillo; la luz del sol, el verde; la naturaleza, el azul; la armonía y el violeta; el espíritu.
Más recientemente, hacia el año 2017, a la bandera tradicional se le incluyeron dos franjas de color negro y café en la parte superior, el objetivo era que las personas de las comunidades afro y aquellos pertenecientes a grupos étnicos, como los indígenas, se vieran representados. A esta se le llamó la bandera de Filadelfia por su lugar de origen.
Un par de años después la bandera volvió a vivir un rediseño y se incluyó la bandera trans -que consta de franjas blancas, azul y rosa-, pero esta vez no se situaron en la parte superior sino en la esquina izquierda en forma triangular, resituando en ese espacio también los colores negro y café.
La idea surgió para seguir reivindicando a las comunidades trans, pioneras en el movimiento y los derechos de los sectores sociales LGBTIQ+, que por años fueron relegadas bajo la sombra de los hombres gay que hablaban por todas y todos.
La bandera trans, diseñada por la activista transgénero Monica Helms en 1999, consta de cinco franjas horizontales de colores: el azul claro representa a las personas transgénero, simbolizando la serenidad, la calma y la armonía; el rosa claro simboliza el amor propio, la feminidad y la suavidad; el blanco representa a las personas que no se adhieren estrictamente a las categorías binarias de género, como las personas no binarias y de género fluido.
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Sin embargo, la bandera no se quedó así y hace un par de años tuvo otra modificación, que por ahora se mantiene y representa a la mayoría como el símbolo de los sectores sociales LGBTIQ+ del mundo.
Esta tiene además de los colores de la bandera trans, el negro y el café, los colores de la bandera intersexual; es decir un fondo amarillo con un circulo morado al fondo.
Diseñada por la Organización Internacional Intersex (OII) en el año 2013, esta bandera está compuesta por un fondo de color amarillo y un circulo púrpura en la mitad. El color amarillo simboliza la variación, la diversidad y la claridad, mientras que el púrpura representa el espíritu y el valor.
La modificación a la bandera tuvo como objetivo darle visibilidad a los sectores sociales intersexuales -aquellas personas con una variación en los cromosomas, las hormonas o las características genitales que definen su sexo-. Por años sus derechos y la agenda de su lucha ha sido completamente invisibilizada, por eso con esta inclusión se quiso poner sobre la mesa la discusión sobre sus reclamos como las operaciones correctivas, a las que son obligados muchas veces desde tempranas edades cuando nacen con genitales ambiguos.
Un símbolo de igualdad universal
La bandera LGBTIQ+ representa la diversidad y la inclusión de todas las orientaciones sexuales e identidades de género. Es un símbolo de orgullo, visibilidad y resistencia. Además, representa la lucha por los derechos y la búsqueda de igualdad y justicia para todas las personas.
La bandera ha evolucionado a lo largo del tiempo, pero su mensaje por los derechos sigue siendo el mismo: un símbolo poderoso de solidaridad y apoyo para la comunidad LGBTIQ+; además de ser un recordatorio de los desafíos y luchas que la comunidad sigue enfrentando en muchas partes del mundo donde aún se penaliza con prisión o la muerte el ser gay, lesbiana o trans.