Venezuela: deporte solidario, dolor de patria
Hace rato que el deporte dejó de ser tan solo un divertimento o actividad profesional para muchos. Se ha convertido en una herramienta de paz, reconciliación, perdón y hasta esperanza. Por iniciativa propia, los deportistas están poniendo su grano de arena para demostrar que no son indiferentes ante las distintas situaciones sociales que afectan a su entorno.
El ejemplo más reciente es Venezuela. La grave crisis social, política y económica que atraviesa el vecino país, ha dado la vuelta al mundo no sólo en las distintas y escasas imágenes que de allá llegan, sino también por medio de iniciativas de los deportistas que desde distintas partes del país –y del mundo- ponen en manifiesto un mensaje de solidaridad, de dolor, y haciendo en algunos casos un llamado a la comunidad internacional para que de alguna manera den un paso al frente y puedan ayudar.
Todo nace, en la mayoría de los casos, de la misma entraña venezolana. Los jugadores del futbol profesional de ese país habían solicitado a las autoridades de la Federación Venezolana de Fútbol (FVF), un minuto de silencio en todos los estadios por las decenas de fallecidos en las distintas protestas. Entendiendo que era una iniciativa con una connotación política implícita, la FVF se negó a ello, por lo cual en varias canchas del país los jugadores se pusieron de acuerdo y sentaron su posición.
En el partido entre Dep. Lara y Dep. Anzoátegui los jugadores de ambas escuadras aguardaron por el pitazo inicial para guardar respeto y solidaridad hacia las personas fallecidas y sus familias. Hubo desconcierto entre los asistentes, periodistas y autoridades del partido. Sin embargo, de manera pacífica y sin enviar ningún tipo de mensaje de rechazo hacia una u otra parte, los jugadores dieron un paso al frente para reconocer que les duele lo que está pasando.
Mismo caso ocurrió en Caracas, pero en el marco de un partido internacional. Jugaba el equipo capitalino contra Cerro Porteño, de Paraguay, por la Copa Libertadores de América, con un plus. En este caso el equipo extranjero advirtió la situación en la cancha, y aguardó con la pelota en el pie hasta que los jugadores de Caracas levantaron su voz de condolencia y respeto por las personas fallecidas.
Decía Maradona alguna vez, ‘La Pelota no se mancha’. En estos casos la FIFA, con acierto, es clara. El futbol no puede usarse como herramienta para proselitismo, de carácter político, religioso, social y/o económico. Procede sobre este tipo de actuaciones multas, sanciones, desafiliaciones, en fin. Acá hubo un gesto limpio de solidaridad, ejecutado con precisión y sin ningún tipo de mensaje intencionado más allá de mostrar un sentimiento por la realidad que vive el país vecino. Nada qué reprochar.
Por estos días Juventus de Turín vive horas dulces. Ganó la Copa Italia ante la Lazio, está puntero en la Serie A y disputará la final de la Champions contra el Real Madrid. El tridente está cerca. Uno de sus jugadores, el venezolano Tomás Rincón, se encargó de llevar al un mundo un mensaje. Más allá de llevar con orgullo la bandera de su país en la celebración de la Copa, en Roma, subió en su cuenta de Twitter una foto portando al revés el emblema patrio. Esto generó todo tipo de reacciones, desde apoyo irrestricto, hasta rechazo y falta de respeto por el uso de los elementos distintivos del país.
— Tomás Rincón (@TomasRincon5) 10 de mayo de 2017
Al contrario de sus colegas en Venezuela, Rincón sí ha tomado partido. Son recurrentes sus mensajes en Instagram mostrando su rechazo a lo que allí ocurre, clamando por un renacer del país como tal. Como él, deportistas que se encuentran en el exterior piden acabar con lo que ellos llaman, la represión que sufre el pueblo venezolano. Beisbolistas, basquetbolistas y otros colegas, dejaron de lado su rol de deportistas y como ciudadanos pero usando su profesión y reconocimiento internacional como vehículo, piden un cambio y a la distancia sentaron una posición clara que tal vez no podrían mostrar si residieran en casa.
Por ello es que toma aún más valor –sin desconocer lo de sus compatriotas en el exterior- lo que equipos como Lara, Caracas o Anzoategui han realizado aún en suelo propio y con los riesgos que para ellos implica. El dolor propio y ajeno es más fuerte y por ello se organizaron. Todo un trabajo de equipo, en el más puro de los sentidos.