"Sí, a los santandereanos nos encantan estas comidas 'raras'"
Aunque para algunos pueden sonar como platos estrambóticos y poco apetecibles, para los hijos de tierras comuneras son delicias infaltables en la mesa. Bienvenidos a la gran gastronomía santandereana.
Cuando tenemos la posibilidad de ser anfitriones ante un amigo de otra región o país, no falta quien se asombre con lo que comemos. Y es que tal vez no se vea tan suculento por sus ingredientes, pero sin duda nuestros platos son una delicia. Es cuestión de atreverse un poco a probar cosas nuevas, así no luzcan o se escuchen apetitosas.
Si me atreviera a definir nuestra culinaria, diría que es seca y tosca, pero aun así sorprendente y cálida, como el Cañón del Chicamocha. Somos amantes del cabro, los sabores fuertes y en nuestra comida existe mucho patrimonio cultural heredado por nuestros antecesores, los indígenas Guane. Estos son algunos de nuestros platos:
Hormigas culonas
Foto tomada de: http://eatyourworld.
Comenzamos por un gran clásico santandereano: la hormiga culona. El amigo turista siempre pregunta a qué saben y la respuesta más común es que sabe como a maní. Las hormigas culonas forman parte de la tradición gastronómica santandereana desde hace más de 500 años, gracias a los indígenas guane, quienes incluyeron en su dieta a este insecto, que brota de la tierra por montones en épocas de Semana Santa.
Si por ese tiempo se encuentra en municipios como San Gil, Curití, Villanueva, Barichara o Guane, encontrará a sus habitantes en las calles recolectando a estos animales que salen a la superficie por su temporada de apareamiento, para después tostarlas vivas en un fogón. Si se anima a agarrar algunas, tenga en cuenta que las que se comen son las hembras, que se diferencian por el gran tamaño de sus traseros.
Pepitoria
Foto tomada de: http://saboreandoacolombia.blogspot.com.co
De todos, mi plato favorito. Y no se dejen asustar por sus ingredientes, porque aunque su principal atractivo es la sangre del cabrito, una vez se prueba se entiende que es un ingrediente muy importante para darle sabor a su arroz.
Suena muy mal, lo sé, y dicen que para prepararlo es necesario desangrar al animalito vivo, pero es una costumbre santandereana a la que es muy difícil resistirse. A este arroz se le suman vísceras de cabro (riñón, hígado, corazón, etc.) y ¡Listo! Sale una deliciosa pepitoria para almorzar acompañado de cabrito y yuca frita.
Carne oreada
Foto tomada de: www.turisco.com.co
Ahora que lo pienso, este es mi plato favorito. ¿Sí han notado que muchos consideran que un requisito para que la carne sea deliciosa es por lo tierna y blanda que es? En Santander opinamos lo contrario y para la muestra está la exquisita, seca y durísima carne oreada.
Es todo un ejercicio para la mandíbula, pues comerla no es tan fácil pero les garantizo que su sabor vale la pena. La carne oreada no es más que cortes de carne adobada con ingredientes como sal, zumo de limón y panela, que se pone a ‘orear’ al sol como si se colgara una prenda de ropa, para que quede bien seca y luego se pone a asar.
Bocadillo veleño
Foto tomada de: http://artesaniasdecolombia.com.co
Y nada como un delicioso postre. Puede ser que el bocadillo veleño no sea raro, pero sin duda es una manifestación gastronómica muy importante de nuestro departamento y no podemos hablar de comida comunera sin incluir este delicioso dulce.
Es tan importante que la Superintendencia de Industria y Turismo le otorgó el sello de ‘Denominación de origen’, para dale protección a su fabricación por sus valores comerciales y culturales. ¡Larga vida a la guayaba y al bocadillo veleño!
Finalmente, un bonus que debo incluir y que pueden (y deberían) introducir a su vida gastronómica en todo el país, es nuestro infinito amor por las salsas tártara y piña en las comidas rápidas. Parece algo sencillo, pero son dos salsas infaltables en nuestros perritos calientes y hamburguesas. Si hay algo duro para un santandereano al viajar a otro departamento, es querer untarle tártara a las papitas fritas y no poder. Debería ser así en todo el país.