‘Sex Education’: una serie que quita los prejuicios e impone el respeto
El éxito de la serie británica es el abordaje que hace sobre la enseñanza de la sexualidad; la naturalidad y sencillez con la que son tratados asuntos que pocas veces se exploran en las series juveniles le otorgan a la producción una cercanía con sus espectadores, que no son exclusivamente jóvenes.
El protagonista de esta historia es Otis Melburne (Asa Butterfield), un joven de 16 años bastante tímido que asiste a un colegio de estilo americano, y que impulsado por una aparente ruda y rebelde chica, Meave Wiley (Emman Mackey), crea un consultorio sexual luego de que ella descubriera el don de “consejero sexual” de Otis, hijo de una terapeuta sexual.
Así inicia la primera temporada de Sex education, y con ella un sinfín de historias que no solo giran alrededor de asuntos sexuales sino que se acercan a distintos temas sociales que rodean a los ‘millennials’.
Una de las virtudes de la serie alojada en Netflix, es el tratamiento de temáticas que han tenido históricamente una investidura de tabú, asuntos que incluso en pleno Siglo XXI siguen siendo catalogados como impuros u obscenos, primera razón por la que la serie cumple su función de naturalizar el sexo, y lo hace de forma genuina, desde los diálogos hasta las imágenes que se proyectan, haciendo uso del clásico humor inglés para recrear episodios de la cotidianidad que al menos una vez en la vida todos han enfrentado.
Cada episodio de Sex Education ubica al espectador en la historia de algún estudiante que recurre a los consejos sexuales de Otis, en donde se tratan asuntos como el vaginismo, la masturbación, las enfermedades de transmisión sexual, la asexualidad, el lavado anal, la eyaculación, el aborto, entre otros, y que con cada una de estas vertientes aprovecha para dejar un mensaje social frente al tema.
De entrada expone la amistad entre Otis y Erick (Ncuti Gatwa), su mejor amigo, gay, que goza del travestismo y que durante las dos temporadas revela su proceso, pero que sin duda da una de las principales lecciones de la serie: la no discriminación. Su fuerte amistad va desde el apoyo emocional hasta las demostraciones de afecto sin que esto sea visto como algo extraño.
Sex education es una serie que deja de lado la idealización del sexo y da espacio para reflexionar sobre la importancia de la intimidad, el reconocimiento del cuerpo, la salud mental, la libertad sexual, los traumas familiares, las adicciones, el bullying y el acoso, tema que se trata a lo largo de la segunda temporada y deja un claro mensaje de lo que en realidad es la solidaridad en una sociedad donde no nos importa qué le pase al que está a nuestro al rededor.
Es justo en esta misma temporada donde se cuestiona fuertemente el papel de la educación sexual de los jóvenes, que ha sido relegada a tratar temas como el uso de preservativos, el aparato de reproducción sexual o para qué sirve una toalla higiénica; incluso en muchos casos se siguen adornando los términos ‘pene’ y ‘vagina’ por cuestiones de pudor, y se sigue normalizando el pensamiento equívoco y convencional de que todos los hombres deben funcionar sexualmente igual y que el placer de las mujeres es algo secundario.
La historia creada por Laurie Nunn se convierte en un libro abierto que explora las inseguridades y los problemas sexuales de adolescentes sin olvidar el de varios adultos que crecieron con este tipo de pensamientos, acciones y traumas, pero sobre todo es una carta a la libertad, el respeto por el otro y la expresión.
¿Por qué toda esta invitación? Netflix ha dado un sí a la tercera temporada de Sex education, algo que se veía venir tras todos los interrogantes que dejó la segunda entrega, así que para quienes aún no la han visto desde ya pueden ir adelantanto la serie.