Samurai Jack, una oda a la soledad y el silencio
En una pradera solitaria, fría y desolada, un hombre vestido de blanco camina tranquilamente. Sobre su cabeza reposa un sombrero de paja y en su cintura lleva una katana forjada por los mismos dioses. Camina lento. Va reflexionando y pensando cada paso. Sus sentidos son muy agudos, su respiración es lenta. A pesar de que su vida está en constante peligro, no tiene miedo. Confía en su entrenamiento, en sus capacidades y en su corazón. Sabe muy bien lo que tiene que hacer, su misión es su motor y su única esperanza, sin importar lo duro del camino, tiene claro que toda su vida solo tiene un propósito: regresar a casa.
En 2001 Cartoon Network estrenó Samurai Jack y tal vez sin proponérselo lanzó una de las mejores series animadas de toda la larga historia de esta cadena de televisión. Creada por el director, productor, guionista, actor y animador ruso estadounidense, Genndy Tartakovsky, también responsable de El laboratorio de Dexter, Star Wars: Clone Wars, Primal y la saga de Hotel Transilvania, y disponible en HBOMax, esta fue una serie que en su momento fue muy disruptora con el formato de las caricaturas y tal vez por eso, muchos descubrimos su belleza varias décadas después.
En aquel entonces, casi que igual que ahora, muchas de las caricaturas eran delirios de 15 minutos llenos de situaciones inverosímiles, graciosas y atrapantes diseñadas para distraer, entretener, a veces incomodar y burlarse de la realidad. Eran grajeas de felicidad para las mentes inquietas que aman perderse entre la animación, el color y el absurdo. Pero Samurai Jack era diferente.
Su historia en verdad es muy sencilla. Un demonio llamado Aku que encarna toda la maldad del universo, despierta de su sueño para sumergir la tierra en la oscuridad y la desesperanza. El emperador de Japón, que una vez derrotó a Aku con su espada mágica, sabe bien que no puede volver a vencerlo, pero tiene un plan: envíar a su único hijo y heredero a un viaje en el que recorrerá el mundo y aprenderá las técnicas de pelea y la filosofía de distintas culturas. Los pueblos de la sabana africana, el antiguo Egipto, Roma, las tribus vikingas, los monjes shaolín, hasta el Bosque de Sherwood, serán los destinos en los que el jóven príncipe se preparará para su batalla final con las sombras.
Una vez que el samurai está listo y decide enfrentar su destino, confronta a Aku en una batalla épica. Pero cuando está a punto de dar el último golpe, el demonio abre un portal en el tiempo y nuestro héroe es transportado a un futuro distópico cyberpunk, controlado por Aku. El samurai decide adoptar el nombre de Jack y comienza a buscar la forma de regresar para derrotar a su enemigo en el pasado y asegurar que ese oscuro futuro nunca suceda.
Esta es la clásica historia del viaje de un guerrero que debe sortear varios obstáculos, enfrentar criaturas ultra poderosas, estar constantemente al borde de la muerte y hacer aliados en el camino para al fin prevalecer. Pero lo que hace diferente a esta serie son tres elementos principales.
La lentitud: Samurai Jack es una serie que nos invita a masticar con calma cada capítulo. Si bien las secuencias de pelea son emocionantes, veloces y agresivas, la mayor parte del tiempo la serie nos muestra el lento andar de este hombre solitario. La intención de esto es que nos fijemos con mucho detenimiento en cada detalle de la serie. Sus colores, su música, la construcción de la trama y el desarrollo de su personaje principal.
Samurai Jack, está lleno de “huevos de pascua” y referencias al cine, el arte y la cultura popular. En su viajes el samurai se topa con múltiples personajes mitológicos como un guerrero vikingo condenado a quedarse en este tierra hasta que alguien lo libere matandolo, lo que significa poder entrar al Valhalla; o cuando enfrenta a los secuaces de Seth el dios egipsio del caos, a quienes para vencerlos deberá pedirle ayuda al propio Ra.
Pero a veces también se mete en mundos tomados de la literatura y el cine, como cuando un conejo le roba su espada y lo sigue a por hueco que lo lleva a una extraña y surreal tierra donde manda la locura, muy al estilo de Alicia en el país de las maravillas; o cuando en sus viajes se encuentra con un ser muy similar al Totoro de Miyazaki, tierno pero torpe que lo salva de unos robot rockabillys; o cuando al estilo Espartaco debe luchar contra otros gladiadores por su libertad; o cuando aparece como el personaje secundario de una historia estilo novela negra, en la que un robot retirado del mundo del crimen, debe enfrentarlo para recuperar a su perrita Lulú, secuestrada por Aku, pero pierde de forma trágica contra el invencible samurai.
El silencio: Buena parte de las caricaturas están marcadas por la estridencia y el diálogo constante. Siempre hay un sonido, pero Samurai Jack nos invita a escuchar de una forma distinta. Complementada por una banda sonora excelente y muchos sonidos de ambiente, buena parte de la serie no tiene diálogos. Solo se habla lo necesario para hilar la historia. Esto nos mete en la psiquis del samurai, es casi como ir caminando junta a él.
Mientras el héroe avanza escuchamos sus pasos sobre la superficie, el cantar de los pájaros, el sonido del viento, pero también nos pone en modo alerta cuando vienen sus enemigos robots. Curiosamente el único que habla sin parar es Aku, que constantemente expresa su desprecio y rabia.
La estética: Esta es una serie de detalles, ya que la animación y la fotografía generan un diálogo perfecto que estimula los sentidos. El estilo de los planos es como el del cómic, ya que a veces la foto pasa del formato estándar del 16:9 a planos divididos en rectángulos, por lo generar presentados en múltiplos de tres, que se enfocan en detalles o en situaciones dramáticas que le dan mucha riqueza a la narrativa.
Tal vez uno de los capítulos más hermosos de toda la serie, es cuando enfrenta al guerrero de las sombras, un ninja que usa la oscuridad como arma, pero el samurai conoce muy bien la técnica porque él usa la misma pero enfocada en la luz. Esto los envuelve en una pelea presentada de forma monocromática, que solo nos un juego de luz y sombra que se desarrolla a medida que en este mundo cae la tarde. Lo cual forma un poema visual conmovedor.
Aparte de estos elementos, Tartakovsky fue muy hábil para crear una serie apta para todo público, pero muy violenta, dramática y desgarradora. Solo que durante las primeras cuatro temporadas juega muy bien con la ausencia y el reemplazo. Todos los enemigos de Jack son robots, y muchas veces el guerrero queda bañado en su sangre, que es combustible, así que la violencia queda disminuida a su mínima expresión.
También el personaje del samurai es muy intrigante. Casi no muestra emociones, pero está dotado de una piedad infinita, aunque a veces pierde el control y se transforma en una máquina de guerra, muy al estilo de Kenshin Himura. No puede no ayudar a quien lo necesite, sin importar que esto le cueste la vida. Esto a veces lo vuelve ingenuo y torpe, algo muy bien usado por Aku, quien es un villano brillante. Es gracioso, cínico e irónico, pero muy sagaz y siempre logra engañar al samurai, que al final de varios capítulos queda muy cerca y a la vez muy lejos de lograr su misión.
Y si bien es un guerrero muy fuerte, no siempre sale victorioso. A veces cae y necesita de una mano externa para sobrevivir, incluso en uno de los capítulos más dramáticos, cuando unas criaturas místicas lo llevan a un portal del tiempo, es apaleado por el guardián del portal que le muestra su fatídico futuro y le dice que todavía no está preparado para volver.
Pero al igual que su personaje, esta serie estuvo a punto de desaparecer por siempre. En 2003 de la nada se acabó la producción y durante mucho tiempo no se supo si iba a haber una temporada final. Tartakovsky intentó sin éxito hacer una película, pero finalmente en 2017 Adult Swim estrenó la quinta y última temporada de Samurai Jack.
En esta, Tartakovsky rompe con varias de las premisas de la serie. Esta se enfocó en un público más adulto que encontró a un samurai derrotado, frustrado y atormentado por la locura. Han pasado 50 años y por su salto en el tiempo, el guerrero no envejeció, solo le creció el pelo y la barba, pero ya no tiene la mística ni la nobleza del pasado. Aku ha destruído todos los portales del tiempo y Jack ha perdido su espada.
Ahora vaga sin rumbo ni propósito atormentado por los fantasmas de su pasado, por la frustración de la derrota y por un ser oscuro y fantasmagórico que constantemente le susurra al oído que es hora de rendirse. Al mismo tiempo, una sacerdotisa de las sombras leal a Aku, toma su esencia maligna y la usa para parir siete hijas cuyo propósito es destruir al samurai.
Después de una dramática batalla, Jack mata a seis, las primeras humanas que asesina, lo cual le genera una nueva crisis, pero perdona a Ashi, la más fuerte y hábil, pero también la más rebelde y sensible. Ambos comienzan un nuevo viaje de redención en la que Jack le mostrará la luz a Ashi, y ella lo ayudará a retomar su camino y a recuperar su espada.
Al final, la pareja, junto con muchos de los seres que el samurai ayudó, enfrentan a Aku en la batalla, quien para ese punto también es el suegro de Jack y logra controlar a Ashi, pero el poder del amor la libera. Y hasta les contaré la historia, pero no sin antes decirles que el final es desgarrador, pero va muy bien con toda la reflexión de fondo de la serie.
Por su aura solemne, su relación con variAs filosofías y su personaje centrado en el Bushido (el código del samurai), Samurai Jack tiene muchas reflexion y mensajes tales como: la empatía, la piedad, el deber, buscar siempre hacer el bien, respetar y amar a la naturaleza, no juzgar a los demás, aprender de todas las situaciones y enfrentar las decisiones.
Pero el gran mensaje es que no se puede vivir el pasado ni se puede solucionar lo que ya pasó. Los cambios suceden en el presente y no se debe cambiar el pasado sino mejorar en vista al futuro. Jack es un hombre atormentado con la idea de viajar en el tiempo, tanto que no ve el bien que le ha hecho al presente. El samurai es una leyenda entre la gente de esa desolada tierra, es una inspiración y un ejemplo. Ha liberado incontables pueblos y salvado decenas de vidas, pero aún así está obsesionado con volver a una época que ya no existe.
En vez de vencer a Aku en el presente y así sanar al mundo, Jack quiere vencerlo en el pasado, olvidando que los sucesos de la vida son los que forjan nuestro presente y le dan forma y fuerza a nuestra vida y al ser que construimos. Por olvidar esto, Jack debe enfrentar un fatídico destino al final de la historia. Antes de su primera batalla con Aku, su padre le dice que lo deje pasar que vale la pena, pero su orgullo fue en verdad su único punto débil.
Sin duda esta es una serie que vale la pena ver una y otra vez por sus enseñanzas, estética y desarrollo. Ojalá, la historia de este samurai solitario, fuerte y bondadoso ocupe el lugar que le corresponde en el panteón de la animación.