Los Toreros Muertos pusieron la cuota divertida en el cierre de Rock al Parque
Al hablar de la presentación de la banda española Los Toreros Muertos, sería injusto dejarla simplemente como un concierto, o un recital. Podría decirse que, lo que realizaron Pablo, Many, Guillermo y Alberto, lograría asociarse más fácilmente con una varieté, un espectáculo donde, además de música, hubo comedia, puesta en escena y hasta algo de sátira. Todo en una hora de show.
No se presentaban en Rock al Parque desde 2011, y para su segunda oportunidad en el festival, llegaron con un performance mucho más elaborado y pensado, que trasciende de simplemente pararse a tocar sus ya reconocidos éxitos. Lo que se vio en la fría noche de cierre del festival fue a una banda que usaba sus canciones de temáticas, ya de por sí divertidas, como el telón de fondo para intervenirlas con sonidos y diálogos improvisados, cambios de ritmos inesperados, y bailes llenos de torpeza e histrionismo.
Mención aparte merece Pablo Carbolell, el carismático vocalista de los Toreros. Con su cara maquillada, y un vestuario que iba cambiando canción a canción, buscaba mantener la atención de las decenas de miles de almas que, entre extasiadas al corear cada canción que ya es un clásico del rock en español, y cautivados por cada gracia del frontman, no podían quedarse sin reaccionar ante el espectáculo frente a sus ojos.
“Ha sido todo un placer pero este desconcierto ha llegado a su final”, terminó cantando la banda española que, justo como si se tratase de un guion muy bien armado, digno de un acto circense bien montado, daba cierre, en medio de una tonada festiva salpicada por el pito chillón de Pablo, justo antes de decir “Hasta siempre”. Todo digno de una coreografía milimétricamente ejecutada.