El último Ke Zierre, una noche para brindar al ritmo del punk
“Amanece que no es poco”, es una frase que para quienes luchan cada día tiene un significado muy especial. Sin importar cuál sea la lucha. Puede ser defender el medio ambiente, buscar justicia por la víctimas de un sistema indolente, crear espacios seguros y coherentes con los discursos o simplemente levantarse de la cama para enfrentar un día más. Sea lo que sea, a todas las personas que luchan las une la tenacidad, la pasión y para los cientos de corazones que llegaron el viernes 21 de octubre al Salón de Eventos Estrella Roja, una banda sonora cantada por El Último Ke Zierre.
Esta banda española creada en 1991 regresó a Bogotá para encontrarse con el apasionado público de la capital. La última vez hubo tropel, pero esta noche fluyó la felicidad. Tal vez es porque seguimos con la apertura y el mal recuerdo del encierro sigue muy vigente o porque tal vez sí estamos cambiando, pero está fue una noche de euforia.
Las casi dos horas de presentación estuvieron marcadas por la pasión, tanto de la banda como de la gente, que sudada, con la mirada vidriosa y alzando sus gargantas entre el sofoco de los cuerpos que se rozaban al compás de la música, cantó todas las canciones de principio a fin.
El Último Ke Zierre tiene un par de cualidades que la han hecho tan importante. Uno es la calidad de sus músicos. Rober "El Feo" tiene la voz intacta, Pedro toca el bajo con el mismo ímpetu de un adolescente, Oscar y Tico armonizan de forma perfecta sus guitarras y Kusio en la batería no parpadea, concentrado todo el concierto marcaba el ritmo sin desentonar y tocando más rápido en la grabaciones de estudio.
La música de esta banda es un punk elaborado, pero que no deja su esencia ruda, veloz y furiosa. Eso es el resultado de la experiencia de 30 años en los que el grupo ha construido una gama de canciones muy variada. Sin duda El Último Ke Zierre tiene composiciones para todo momento. Baladas románticas, incendiaron temas políticos, humor y sarcasmo, himnos para pararse después de las derrotas, llamados a la lucha y sobre todo la celebración de la vida.
Esa celebración hizo transpirar el recinto. Era hermoso ver cómo entre la vapor de sudor se dibujaban las siluetas de los cuerpos que giraban agitando los brazos, de amigos abrazados gritando con todas sus fuerzas, de cuarentones recordado los días de adolescencia, de jóvenes saltando y girando en los pogos, de parejas enamorados dándose besos y dedicándose estrofas, incluso había gente en muletas sostenida por el parche, que en un eu abrazo se fundia entre las canciones y la amistad.
Esa es la armonía del punk, la mezcla de desenfreno, autodestrucción y amor que le da sentido a los días. El Último Ke Zierre es una banda que le canta a todo eso que nos hace personas, por eso ha sido tan influyente en Colombia. No solo porque tocan en español, sino porque entienden muy bien el sentir de muchas personas.
Y sobre el escenario transmiten ese sentir. Esta banda en vivo lo da todo sin pretensiones, hablan lo necesario y aplican la clásica de tocar duro y tocar rápido. Sin poses ni parafernalia, sin clichés ni mentiras, solo música, solo punk, solo entregarse al sonido y brindar con una cerveza.
Lo único que faltó fue un telonero nacional y lo único que se puede reprochar es el consumo irresponsable del público, que es un tema de todos los conciertos sin importar el género o el lugar donde se hagan. Pero más allá de esos detalles, este fue un regreso que nos recuerda que a pesar de todo este caos, aún no estamos caídos.