Parkour: la sabia disciplina de los jóvenes en Kennedy
Stiven Quintero, de 23 años, lo define así: “El Parkour te vuelve auténtico, te vuelve una persona enfocada en el movimiento que se desea”. Para Cristian Aldana, de 24, “el Parkour es una forma de expresión y de interacción con la ciudad dinámica”.
Stiven y Cristian son dos, de los más de cien jóvenes, que convirtieron algunos parques, puentes y monumentos de la localidad de Kennedy en verdaderos escenarios de una acrobática disciplina llamada Parkour.
En esos lugares de esta reconocida y poblada localidad del suroccidente de Bogotá, estos jóvenes dan saltos de dos metros sobre llantas, escalan árboles, giran en el aire con la destreza de clavadistas. Sus acrobacias parecen escenas del sueño de un gimnasta olímpico, pero Stiven y Cristian, los protagonistas de este texto, tienen los pies bien puestos en la tierra.
“Me di cuenta de que quería hacer Parkour de manera profesional hace aproximadamente 5 o 6 años cuando dejé de ver esta práctica solo como un hobby y realmente me introduje en la disciplina. Dejé de verlo como salir a saltar y realmente me enfoqué en sus valores, en su filosofía y en realmente crecer no solo como atleta y como practicante, sino como persona”, cavila Stiven.
Cristian, por su parte, asegura que “el parkour también tiene una parte útil que es poder desarrollar las habilidades físicas para poder en una situación de riesgo, reaccionar de la forma más asertiva posible”.
Pese a que en Kennedy y en otros sectores de Bogotá, el Parkour ha sido estereotipado, la verdad es que el Parkour es hoy considerado una disciplina física basada en la capacidad motriz del individuo.
Como Stiven y Cristian, sus practicantes son denominados traceurs y tienen como objetivo trasladarse de un punto a otro del entorno de la manera más sencilla y eficiente posible, adaptándose a las exigencias con la sola ayuda de su cuerpo.
Varias revistas urbanas europeas han considerado que el Parkour es una forma de expresión en cuanto a la libertad, el contacto con todo medio externo y el dominio sobre el propio movimiento natural de cada individuo.
Un paisa con hogar en Kennedy
Steve Quintero llegó de Manizales a Bogotá a sus 13 años. Vino con su mamá a buscar un mejor futuro. Hoy, una década después, en un joves atlético que a donde va, no pasa desapercibido. Usa dos pendientes, uno en cada oreja, de color dorado con piedra que, junto con su gorra, le dan un aspecto bastante llamativo.
“Cuando llegué a la ciudad de Bogotá fue literalmente cuando lo conocí. Yo vivía precisamente en este barrio y entré a estudiar a un colegio que queda en una esquinita. Pasa que ese colegio daba la vista a un parque en el que estaban las primeras personas que crearon el movimiento que conocí como Parkour”, cuenta Stiven sobre sus inicios en esta disciplina.
Y agrega: “Había un árbol y vi a las personas pisando el árbol, girando hacia atrás y se encendió algo en mí, sentí esa curiosidad, así que abordé a esas personas, me explicaron qué era el Parkour, que se define como el arte del desplazamiento, así que de ahí en adelante fue que empezó todo”.
Eso fue ya hace diez años, desde ese momento, este joven, que no ha perdido su acento paisa, no solo encontró un hogar en Kennedy, sino que dedicó parte de su vida a hacer lo que para él es una “experiencia” que lo saca del “molde”. “El Parkour da vida”, concluye.
Por su parte, Cristian Aldana es bogotano y si usted no lo viera saltar con acrobacias las tres bases de uno de los pilares del Monumento de Banderas en Kennedy, pensaría que está más cerca de una carrera como físico o matemático que de una disciplina como el Parkour.
Cristian habla pausado, usando las palabras precisas: “Mis mentores me han enseñado, sobre todo, a trabajar el cuerpo de una manera que no me lleve al límite sino saber cuidar mi cuerpo y enfrentarme a la ciudad de una manera que no me ponga en riesgo, sino ir de una manera controlada cada vez”.
Saltar en Kennedy
“Creo que Kennedy ha generado un mejor desarrollo de las áreas, un mejor desarrollo de los parques, mejores propuestas y alternativas para nuevos deportes urbanos y nuevas tendencias como parques de Parkour, más skate Parks, más zonas para realizar deporte y esto realmente es algo bueno para nosotros”, afirma Stiven.
Y no se equivoca. Cada vez más la disciplina del Parkour se extiende por la localidad que, es casi una ciudad dentro de Bogotá. Los jóvenes ven en el Parkour un escape a sus realidades y es evidente que practicarla los hace felices, entienden que su vida tiene un propósito.
El Parkour requiere dedicación, esfuerzo, talento y mucho ejercicio, es una actividad de alto rendimiento. “Kennedy es un lugar donde prácticamente nació mi Parkour, donde conocí la disciplina. Kennedy, de alguna forma, más allá del Parkour me ha brindado una oportunidad para crecer y continuar con la disciplina”, dice Stiven.
Cristian, por su parte, es un retrato vivo de lo que un joven siente al practicar Parkour en esta localidad: “Muchas cosas me gustan de Kennedy, el ambiente que se vive cuando uno sale y ve las personas vivir la calle, sobre todo. Cada persona se mueve de una manera distinta y vive a un ritmo distinto y dinámico y en eso cae también el Parkour y nosotros proponemos una forma de desenvolvernos en la ciudad, que puede cambiar y mostrar algo interesante sobre el espacio, y eso me ha demostrado que se puede vivir la ciudad de otra manera”, cuenta.
Ambos coinciden en que los mejores lugares de Kennedy para hacer Parkour son el Parque Timiza, “porque ofrece una arquitectura de unas piedras que no se ven comúnmente en la ciudad”, afirma Cristian. Entre los lugares predilectos para la práctica también está el Monumento de Banderas y los puentes peatonales que cruzan la avenida La Américas, por sus estructuras metálicas.
Mientras el Parkour sigue creciendo, Stiven y Cristian seguirán siendo un ejemplo para más jóvenes de Kennedy y Bogotá que quieran encontrar ese equilibrio entre fuerza física y mental que esta disciplina se ha encargado de fortalecer.