Mitos y leyendas de la Sultana del Valle
Las historias de las regiones están cargadas de mitos y leyendas que alimentan el espíritu cultural de cada espacio. Algunos cuentos son universales pero se moldean a los diferentes lugares, otros, mezclan la fantasía con ciertas creencias que dieron pie a la realización de íconos adoptados por los pueblos o las ciudades.
La capital del Valle del Cauca no está exenta de ello. Pues además del sabor, el color y la riqueza de sus tierras, está cargada de historias dignas de leer con cobija y linterna en mano durante una noche cualquiera. Hicimos la búsqueda de algunas de ellas y nos encontramos con espeluznantes relatos.
Buziraco “El demonio del cerro”
A principios del siglo XIX, Cali estuvo azotada por epidemias, desbordamientos y males. Estos se le atribuyeron al Buziraco, un demonio que llegó de Cartagena para asentarse en la Sultana del Valle.
En las noches de tempestad se afirmaba que sobre el cerro se podía ver la sombra de un ser con enormes alas de murciélago que reía a carcajadas. Para desterrarlo, fue necesario iniciar romerías dirigidas por frailes que con rezos y aguas, intentaron desarraigar este ser maligno.
Los frailes instalaron en la cima del cerro tres cruces de guadua con el objetivo de ahuyentar el demonio que atemorizaba a la población. Desde ese momento, cada año, el 3 de mayo, muchos caleños subían a hacer oración. Ya en 1937 se generó un proyecto para construir las cruces en cemento; desde ese entonces, se dice que el demonio abandonó la ciudad y la liberó de sus males, sin embargo, algunos aseguran que con las cruces lo que se logró fue atraparlo y convertir la ciudad en su cárcel para toda la eternidad.
El Pollo Pelón
Cuando muere un acusado o un condenado, se escucha el piar de un demonio llamado el pollo pelón. Él tiene la forma de un pollo recién nacido con ojos saltones, rojos y chispeantes junto a un gran pico afilado, posee un cuello de víbora, alas de vampiro y patas de gallo.
Su historia surge cuando un demonio se apoderó del cuerpo de una joven en el Valle del Cauca, por esta razón, la madre buscó un exorcista. Aquél diablo sólo saldría de ese cuerpo si encontraba otro para refugiarse, a lo que el sacerdote solo pudo observar y señalar una gallina con sus crías.
De esta manera, el diablo abandonó el corazón de la joven para tomar la forma de uno de los polluelos, piando y volando, perdiéndose en el horizonte.
La mano peluda
Un fantasma toma la forma de una mujer bella buscando jóvenes y solterones que huyen del matrimonio o personas de tercera edad para darles un buen susto.
La mujer sigilosamente acaricia los brazos de manera dulce hasta que su elegido trata de coger su mano para darse cuenta que está llena de pelos, uñas largas y monstruosas. Si la persona enciende la luz después de ver dicha mano, sólo podrá escuchar carcajadas en el techo de su casa o alrededores.
La pelota misteriosa
En altas horas de la noche o los domingos en la mañana, se escucha cayendo del techo de las casas, una pelota que rebota tres veces, por más que se busque dicha esfera, sólo se podrá escuchar su caer.
La candileja
Un alma en pena que divaga por Cali y sus alrededores. Por celar a su marido en la calle, una mujer dejó solos a sus tres hijos, quienes murieron quemados por un descuido.
Temiendo el enojo de su marido por esta terrible desgracia, ella prendió fuego y se lanzó a las llamas muriendo mientras ardía en llanto.
Los tatarabuelos, bisabuelos y abuelos que afirman haberla visto, dicen que es una mujer de rostro cadavérico con dos cuencas que brotan luz verde, sosteniendo entre sus brazos una calavera.
Según cuenta la historia, el espectro de la mujer aparece en los callejones de las viejas zonas céntricas de Cali en las noches lluviosas y en los montes recién derribados en el campo del Valle del Cauca