Mitos y leyendas: la tradición oral que debemos cuidar
Personajes fantásticos y temidos en la historia de Colombia han sido los protagonistas de las miles de historias que se expanden como agua en las distintas zonas del país con el objetivo de conservar las creencias y prácticas sociales de cada región.
¿Alguna vez escucharon hablar del Sombrerón, la Madre Monte, la Mano Peluda, la Muelona, o inclusive, la Patasola? Muchas de estas historias han sido el resultado de la fusión entre las creencias de los pueblos y la realidad. Según Georges Dumézil, “un país sin leyendas se moriría de frío. Un pueblo sin mitos está muerto”.
Para el escritor, investigador y docente de la Universidad Javeriana, Miguel Rocha Vivas, “en el mito hay un descubrimiento o una revelación que en este caso tienen que ver mas con el recordar, y este recordar es un narrar de la vida. Las leyendas usualmente son derivaciones de las explicaciones míticas, personajes, hombres y mujeres, hitos en la geografía, que han perdido su referencia histórica directa y que han sido construidos por los imaginarios de las memorias de las personas a través del tiempo”.
El mito y la leyenda es esa explicación mitológica que hace referencia a las distintas manifestaciones culturales, tradicionales, simbólicas y comportamentales a través de la oralidad. “Para entender la importancia de los mitos y las leyendas, debemos pensar que todas las civilizaciones, pueblos y naciones, han buscado el sentido para entender el mundo. Es diferente una explicación racional que se suele dar a través de unos argumentos, un conocimiento empírico, una causa y unos efectos, a los sentidos que le podemos atribuir a las formas, a las expresiones de la vida en el planeta, en nosotros y en los demás seres vivos”, cuenta Miguel.
Y es que precisamente no es la historia convencional o la cien porciento verídica la que llega a nuestros oídos, es justamente, esa versión que creemos irreal y que proviene de imágenes, relatos, sensaciones, sueños, y años de tradición, la que atrapa la atención. “Justamente en lo que se diferencia un mito de la historia convencional es que no es una versión que pueda ser escrita, o que pueda convertirse en una serie de conceptos o fechas; uno puede decir que hay mitos que provienen de revelaciones, imágenes, historias y sensaciones que vienen de los sueños”, dijo.
El carácter de los mitos y leyendas varia dependiendo la zona geográfica, las tradiciones, las expediciones y las costumbres que posee cada ciudad o cada país. La creación de estas ideas folclóricas o étnicas son la oportunidad de reconocer, visibilizar y conservar las creencias que emanan de cada cultura. Para Miguel, “…vivir sin el sentido de la vida, sin mito, sin explicación simbólica, sin espiritualidad, significa no establecer una vida profunda o el buen vivir.”
Según una investigación realizada por la Institución Educativa Santa Bárbara, en Santander, “la narración de leyendas y mitos son expresiones culturales de la oralidad que han ido desapareciendo al paso del tiempo y por lo cual es primordial coadyuvar en el rescate, la divulgación y preservación”.
Desde Chévere Pensar en Voz Alta, les compartimos tres leyendas que llegan desde Antioquia, Bogotá y Caribe, con el objetivo de fortalecer esas historias que perduran en la actualidad.
El Sombrerón – Antioquia
Se dice que en 1897 en Medellín todo se tornó diferente y un enorme caballo en compañía de su misterioso jinete del cual sobresalía un gigante sombrero recorría las principales calles. Era terrorífico, pero solo los hombres que se encontraban en los bares y casinos, fueron quienes lo enfrentaron y luego, desaparecieron.
Lo describen como un hombre mayor, pero lo que mas destacan de su apariencia es su enorme sombrero con el que oculta su rostro. Normalmente deambula por los llanos y caminos en silencio esperando encontrarse con un caminante perdido o con almas corrompidas. Los que han logrado sobrevivir lo describen como un hombre terrorífico pues al acercarse, han comprobado que no se trata de un hombre de carne y hueso si no de un esqueleto tapado por su enorme sombrero.
En algunas regiones aseguran que el Sombrerón solo aparece los viernes, sobre todo en cuaresma o viernes santo, aparece de la nada, esta vez para desaparecer con unas cuantas almas a su paso.
Monstruo de la Laguna de Tota
La Laguna de Tota es un cuerpo de agua natural situado en el departamento de Boyacá y se encuentra ubicado aproximadamente a 200 kilómetros al norte de Bogotá. Es la laguna natural más grande de Colombia y a pesar de estar a 3.015 metros sobre el nivel del mar cuenta con una playa y temperatura en sus agua que van de 0 a 22 grados centígrados, razón por la que se considera única y especial; tanto así, que se habla mucho de un supuesto animal acuático conocido entre otras reseñas como el Monstruo del Lago de Tota.
La gran serpiente humanoide con cuernos y de ojos brillantes tiene fuerza infernal que equivale a ejércitos de miles de hombres. La más antigua referencia dada al conquistador Gonzalo Jiménez de Quesada por indígenas de la región, lo describen como un pez negro con cabeza de buey más grande que una ballena; también se ha definido como un pez monstruo o un monstruo negro e incluso un dragón. La descripción del monstruo del Lago de Tota se limita a sus referencias históricas con un reporte de un supuesto avistamiento en 1952 y al estudio de la mitología muisca.
La leyenda del monstruo del Lago de Tota ha sido también analizada por expertos que lo relacionan con el monstruo del Lago Ness en Escocia. Según la leyenda, los indígenas son los únicos que pueden invocar a este monstruo con conjuros y rezos que por suerte para nosotros ya fueron olvidados.
El Hombre Caimán – Barranquilla
A orillas del rio magdalena, existe un pueblo que se llama Plato y desde hace algunos años, se celebra anualmente el Festival del Hombre Caimán. Tal y como lo cuentan las personas del Caribe, hace muchísimo tiempo habitó en este pueblo un hombre al que le gustaba espiar a las mujeres y que debido a dicha terrible pasión terminó convertido en mitad hombre y mitad caimán.
La única persona que se atrevió a acercársele después de su conversión fue su madre. Todas las noches lo visitaba en el río y le llevaba su comida favorita: queso, yuca y pan mojado en ron. Tras la muerte de su madre, el Hombre Caimán, quedó en completa soledad.
Según cuentan, el Hombre Caimán aun se arrastra por el río magdalena hasta llegar al mar, motivo por el que los pescadores de la región, permanecen pendientes para pescarlo en el río o cazarlo en los pantanos de las riberas.
Y ustedes, ¿qué otras leyendas de su región conocen?