La esencia de un toque íntimo: El nuevo coyote, Inwaves y Fede Franco en vivo
Tres proyectos paisas se juntaron para hacer de la noche sabatina un escenario de encuentro para las nuevas sonoridades del Valle del Aburrá.
Tres bandas se dieron cita en una noche lluviosa de sábado, todas con sonoridades distintas, aunque con las guitarras distorsionadas, las líricas ricas en metáforas y un tanto de oscuridad (todas en diferentes medidas, para todos los gustos) como elementos comunes. El nuevo coyote, Inwaves y Fede Franco, armaron encuentro en una casona del centro llamada La pascasia, y algo de magia se vivió esa noche.
A eso de las 10:30 de la noche aparecerían en el ambiente las disonancias rocanroleras de El nuevo coyote, un power trío que descargó adrenalina en cientos de oídos ávidos de energía. Y sí que dejaron mucho de ella en ese acogedor escenario, adornado con luces e iluminado de varios colores de tal manera que ese halo de misterio que rodearía los sonidos esa noche se conservara. Canciones cortas, concretas, una tras otra sin muchas pausas.
Ellos se movían por todo el escenario, sus expresiones viscerales eran un contrapunto perfecto para sus canciones sin muchas pretensiones. Al final, hasta algo de ese espíritu punky se coló en la actitud de bajista y guitarrista que, absortos en su trance personal, se liberaron un poco para moverse. Canciones como María Victoria, Cejudo, Montenegro, Gallina ciega y Oro golfi aparecieron una tras una con una magia especial que solo brindaba la espontaneidad de esa noche.
Cuando casi bordeaba la media noche, el sonido de Inwaves invadió el recinto. Pero no era precisamente la oscuridad que esperábamos encontrar si recordamos las canciones del Phantom Radio (2015). Este cuarteto integrado por Jorge, Simón, José y Rodrigo abrió con algunas de sus nuevas canciones, que marcan un punto de quiebre alrededor del sonido atmosférico, y nos transportan a soniridades más concretas, con rapidez impregnada en sus riffs y letras en español.
Suspira, uno de sus nuevos nuevos temas, es un punto medio entre ese grupo que cantaba sobre los lados oscuros del ser humano y uno nuevo que ahora ha ampliado su abanico para hablar en nuestro idioma de amores y sensaciones. Ya no hay tanta densidad, ni en su puesta en escena (que ya permite a todos los músicos moverse, interactuar entre ellos e incluso jugar con la ubicación de los micrófonos, entre el frente y los laterales) ni en sus visuales.
Y su música ya da hasta la posibilidad de moverse, con búsquedas que combinan, de cierta forma, la oscuridad (que seguro no desaparecerá completamente) con algunos tintes de psicodelia que remiten a lo retro, presente en su mayoría en las secuencias que, aunque tenues, se encuentran ahí. Podríamos hablar, definitivamente, de un Inwaves distinto, porque incluso canciones como Wlidman y Slasher ya tenían otro aire, menos denso y más stonner.
El show de Federico Franco y su banda fue tal vez el más tranquilo de toda la noche. Con canciones que recorrían su faceta solista y proyectos anteriores (como Papita), nos regaló momentos para cantar, para abrazar y hasta dedicar temas con letras como “y si tú abrieras la puerta entonces yo querría y podría entrar” o "caminá conmigo hasta que se acaben los caminos". En una mística propia de quien hace canciones de amor en clave de distorsión, se hizo un recorrido por sensaciones felices, introspectivas y hasta tristes propiciadas por las letras de Federico.
Sus minutos en tarima fueron también oportunidad para conocer más sobre Islas (2017), el disco que está pronto a lanzar, y que contendrá (según lo escuchado en vivo) tanto matices atmosféricos como episodios llenos de ruido, todos ellos atravesados por letras de amor.
El toque terminó a eso de la 1:30 a.m., en medio de tertulias desprevenidas y un ambiente cálido propiciado por un lugar como La Pascasia. Al final, la intimidad, al estridencia y el misterio hicieron parche en el centro de la ciudad y algunas personas logramos ser testigos de eso.