La aventura de recorrer el Magdalena en un barco de botellas plásticas
Yesid Rodríguez, Andrés Barón y Daniel Cepeda, son tres santandereanos que siempre se han preocupado por el medio ambiente. Su amor por la naturaleza los llevó a vivir una aventura que pocos harían: navegar el río Magdalena en un barco hecho con botellas plásticas.
“Sabíamos que íbamos a arriesgar varias cosas, incluso nuestras vidas”, asegura Yesid, uno de los jóvenes que se le midió a la tarea. Su motivación, al igual que la de sus compañeros, era llevar un mensaje contundente a las comunidades que viven en las laderas del río, para que comprendieran que el Magdalena es un recurso que merece ser preservado.
Llevar esta misión a cabo fue un proceso que les tomó más de un año. Desde coordinar contactos para realizar visitas pedagógicas en los 30 municipios planeados en su recorrido, hasta aprender a construir un barco totalmente funcional con sus propias manos y hecho de material reciclable.
“Todo empezó con construir el bote. Lo hicimos con más de 350 botellas infladas y dedicábamos el tiempo que teníamos después de trabajar para hacerlo, en un proceso que nos llevó más o menos un año. Ahí empezó la tarea de calcular, prepararnos físicamente y principalmente trabajar nuestras mentes, porque la motivación, la energía y el positivismo es muy importante en una expedición como esta”, relata.
Así lograron construir un pequeño bote que propulsado por pedales y armado de GPS y otros instrumentos útiles para la navegación, comenzó su trayecto oficialmente el 21 de abril de 2018 desde el municipio de Honda, Tolima. Y para recorrer los 1000 km de ruta que se trazaron, fue necesario renunciar a sus trabajos, dejar a un lado a sus familias y comprender que se jugaban hasta la vida por lograrlo.
“Arriesgamos ese presente que teníamos, nuestras comodidades y familias. Sabíamos que podíamos perder mucho pero que eso implicaba una gran recompensa que no era solamente para nosotros, sino para todos, porque necesitamos hacer acciones grandes que inviten a tomar conciencia”.
Tener la posibilidad de dialogar con la gente y llevar su mensaje ecológico fue lo más gratificante de esta travesía. No importó el miedo, el cansancio o la sensación de soledad, cada sonrisa de un niño tomándose la foto con el barco, hizo que los casi dos meses de trayecto valieran la pena.
“Fueron cerca de 30 municipios partiendo desde Honda hasta Barranquilla y la verdad que la acogida fue impresionante. Desde que comenzamos la gente estuvo muy pendiente y nos esperaban, sobre todo los niños. Los medios iban replicando la noticia de nuestra llegada y fue muy lindo ver cómo compartían con nosotros, querían enseñarnos su cultura, su gastronomía, su arte, y nosotros también cumpliendo nuestra tarea de enseñar a cuidar el río, motivar a otros a cambiar el chip, con la ilusión de que pongan sus ojos y corazón sobre el río y lo tratemos como lo merece”.
Desde luchas con serpientes, hasta compartir las aguas con babillas e hipopótamos; Andrés, Daniel y Yessid tuvieron que pasar por muchos obstáculos antes de dar por terminada su tarea. Ahora desde Vélez, el municipio donde comenzaron esta historia, se encuentran revisando el material recopilado con el que lanzarán próximamente su documental.
Mientras este proyecto se materializa, pueden ver las experiencias vividas por estos tres santandereanos en la página web Navegando El Magdalena. Con todo lo que vivieron, esperan que se haga un llamado para la preservación de uno de los ríos más importantes de nuestro país.