30 años de Metal en el libro de Kraken
Hablar de Kraken, el titan del rock nacional, es hablar de la historia metalera de Colombia. Su música ha sobrepasado 30 años de existencia, que para una banda es casi una acción quijotesca; También ha narrado la vida de varias generaciones y sigue contando a manera de crónica la historia del país.
Y como homenaje a esa historia sonora, a esas canciones comprometidas y al legado estético y conceptual que marcó la vida de una generación, se publicó el libro 'Kraken 30 años', una apuesta por no dejar olvidar los años y la música de una agrupación trascendental en el rock colombiano.
Rafael González (RG) fue el periodista y escritor encargado de narrar las anécdotas que han hecho de Kraken, el titan del metal nacional. Con él hablamos a propósito de esta producción literaria que se suma a la lista de libros que cuentan de una u otra manera la historia musical de nuestro país.
¿Por qué hacer un libro sobre Kraken, cuál fue la motivación?
RG: La idea de hacer un libro sobre la historia de Kraken nació de una charla entre Elkin Ramírez y Felipe Muñoz hace unos tres años. Felipe, gran admirador de la banda y roadie (por allá en 1991), le propuso a Elkin meterse en el proyecto. Fue un poco trasladar la experiencia editorial que él había tenido con el libro 'Perdóname rocknroll yo te olvidé', de su banda Tr3sdeCoraZón. También fue continuar con su labor como productor, porque ya había trabajado en los tributos Nacional (2004) e Internacional (2007) a Kraken. En su gran incondicionalidad con el proyecto de Kraken, le propuso a Elkin hacerlo y él aceptó. Pero más que un libro, era el paquete del concierto La Fortaleza de Titán (18 de diciembre de 2013 en Medellín) y la grabación del DVD del mismo nombre.
De acuerdo con la experiencia que significó 'Perdóname rocknroll yo te olvidé', Felipe me propuso escribir el libro. Yo acepté por todo lo que significa Kraken para el rock de Medellín, el país y Latinoamérica. Yo había publicado algunas notas de Kraken en diarios hace algunos años y siempre fui admirador de su trabajo, más de los primeros discos, pero los había visto en vivo muchas veces y asumí el reto con toda la responsabilidad y el compromiso necesarios.
Personalmente, la motivación más importante para mí fue reconstruir una buena parte de la historia del rock de Medellín (que yo viví desde los ochenta) y de Colombia que no estaba contada o que tangencialmente se había hecho en otros proyectos, pero no desde esa óptica. Creo que el resultado fue muy bueno porque deja un material de consulta amplio e importante para otros trabajos.
El proyecto del libro tuvo una duración de 18 meses. Y en ese periodo fueron consultadas unas 40 fuentes humanas y centenares de archivos de prensa. Todo esto sumado a cerca de 30.000 fotografías que clasificó, editó y eligió Julián Gaviria, editor fotográfico de la publicación. Estas imágenes fueron rescatadas de archivos personales de seguidores. Muchas de ellas inéditas y que sin este libro nunca habrían visto la luz. Es el rescate de un archivo invaluable para el rock colombiano. Al final quedaron unas 200 fotografías en el libro. Este es uno de los grandes aportes de esta publicación. Además, la reconstrucción de esos primeros años desde comienzos de los ochenta.
¿Qué historia importante para el rock colombiano destacaría de esta investigación?
RG: Destaco la reconstrucción de varios hechos que marcaron la historia del rock de la ciudad en la década de los ochenta. Entre otros, la Batalla de las Bandas (25 de marzo de 1985 en la Plaza de Toros La Macarena de Medellín), que fue un punto de quiebre en la historia del rock de la ciudad. Fue un hito tan importante que recuerdo que en esos años te preguntaban: "¿Vos fuiste a la Batalla de la Bandas?". El haber asistido a este concierto te daba cierta categoría de rockero en esa época.
En esos días no lo entendía muy bien, pero después de hablar con mucha gente al respecto y muchos años más tarde, pude entender que ahí desembocó el espíritu de unidad rockera que por algunos años hubo en la ciudad. Ese concierto fue la explosión de esa rabia que se vivía en los barrios por la brecha social que había en la ciudad y que después el narcotráfico aprovechó y sacó provecho a sus anchas.
Otro aspecto muy importante fue revivir episodios muy tristes para el rock de la ciudad como el concierto del Carlos Vieco (14 de marzo de 1987) en donde atacaron a Kraken a piedras desde la parte alta, suceso que casi termina con la banda. Esto fue producto de esa división de géneros musicales que ya se vivía y que no llevó a nada en la ciudad.
¿Qué significa Kraken para el rock colombiano?
RG: La banda más importante del rock de Colombia. Te puede, o no, gustar su música, pero lo que han hecho marcó con fuego la historia del rock del país. Es un ejemplo para nuevos proyectos musicales y es un orgullo para el verdadero país rockero. La historia cada vez le reconocerá más la grandeza a Elkin y a su proyecto.
¿Con qué se puede encontrar alguien que lea este libro?
RG: Se va a encontrar con tres décadas de vivencias, triunfos y derrotas. Sudor y lágrimas de un proyecto que sigue en pie y que se convirtió en un estandarte para el rock latinoamericano. Va a poder leer cómo es creer en una idea y volverla un proyecto de vida en un país en donde vivir de la creación artística es caminar siempre a contramano. En este libro está, también, una de las recopilaciones de imágenes más importantes publicadas en el rock nacional. Un archivo inédito, entregado por centenares de seguidores, que hoy se vuelve una pieza de colección.
Además, encontrará un relato contado de manera sencilla y fácil de entender, con decenas de protagonistas del rock de Medellín y Colombia. Todo esto en una edición de lujo.
¿Por qué es importante destacar la memoria del rock colombiano en libros?
RG: Para todos los que nos gusta el rock es muy gratificante ver que desde hace unos cinco años para acá se vienen editando publicaciones sobre el género en la ciudad. Rescatar esa memoria cultural es una pelea que hay que dar y en la que no hay que retroceder. El rock, independiente del género, fue el salvador de muchas vidas en las barriadas de Medellín en los ochenta y el primer lustro de los noventa. Le arrebató cientos de miles de vidas a esa picadora de carne del narcotráfico y eso hay que contarlo. Hay que narrarlo para que en algunos años se pueda comprender la importancia que tuvo como un impulsor de valores en una sociedad que se le abrió de piernas a la mafia.
El rock no se vendió. Esos jóvenes que no quisieron entrar en la espiral del derroche, el dinero fácil y que siguieron otro camino, son los que hoy hacen mejor esta ciudad
Equipo de trabajo del libro Kraken 30 años. Julián Gaviria (director y editor fotográfico), Juan Carlos Porras (diseñador y diagramador), Elkin Ramírez, Felipe Muñoz, (productor) y Rafael González (periodista, escritor).