Rafael Cassiani: la gracia de la resistencia
El toque del pechiche anunció el ritual del lumbalú, la ceremonia fúnebre, la doble instancia del término muntu, la vida y la muerte. En la sala de una casa, levantando los brazos, las mujeres custodian el cuerpo del maestro Rafael Cassiani. El ruido de los tambores hace eco al silencio de las lágrimas, mientras más personas van llegando para despedirse del líder comunitario, agricultor, cantante y compositor de San Basilio de Palenque, en el departamento de Bolívar.
En la casa, en otro momento, unos parlantes amplificaron las canciones del Sexteto Tabalá, una agrupación que por cinco generaciones ha cargado la memoria de un pueblo, sus padecimientos, resistencia y anhelos, y a la que Cassiani le entregó su vida. Luego, cuatro hombres levantaron el ataúd para pisar la arenilla caliente con el sol del mediodía hasta llegar a la plaza principal del pueblo. El maestro recibió varios homenajes en vida y este será apenas el primero en el que su memoria viva se festejará.
El maestro Cassiani era agricultor. A su tierra llegaron, hacia 1930, unos cubanos a trabajar en el ingenio azucarero Central Colombia. Con ellos llegó el formato del sexteto. Y ellos mandaron a hacer tambores de madera, iniciando un diálogo musical que los abuelos de San Basilio interiorizaron y potenciaron con la herencia africana que corre en su latir, poniendo los primeros pinos que darían vida al Sexteto Tabalá.
Por esto, la música hizo parte de su vida desde niño y, entre las plantaciones de caña, juntó estos aprendizajes con los de la medicina tradicional palenquera. Con el tiempo se convertiría en el director de la emblemática agrupación que en lengua bantú significa tambores de guerra, desde donde sería el comunicador de una cultura ancestral.
El golpe de los cueros, más que una guerra fue una resistencia: en defensa de su herencia africana, en pro de la libertad en su territorio y contra la violencia que puso su mira en este pueblo. El 3 de febrero de 2001, según la comunidad, militares vestidos de civil se bajaron de una camioneta sin placas y asesinaron a cuatro jóvenes dentro del billar. Ahí estuvo Cassiani y el Sexteto Tabalá para seguir resonando y moldear a punta golpes de tambor una memoria y un deseo de paz.
Para la comunidad palenquera fue un ejemplo y una persona que hizo grande a un pueblo. Un maestro de maestros. Mientras su ataúd llegaba a la plaza, la gente se asomaba en las terrazas. Una vez en esta, sonó más música y sus coterráneos vistieron con camisetas blancas en las que se podía ver su rostro.
Cassiani murió el pasado sábado 4 de junio, a sus 88 años, por causas naturales. Piezas como “La vida es muy bonita”, “Reina de los Jardines”, “Son del amanecer”, “Esta tierra no es mía”, son hoy auténticos himnos palenqueros. Y su risa, sus consejos y su voz una leyenda que seguirá creciendo. “La gracia no se estudia, ni se compra, nadie te vende la gracia”, decía el maestro. Y eso perdurará.