Nueva música desde Pereira: 'Árido' de The Hooligans
Cuando el parche de amigos que se reúne de vez en cuando a hacer covers de sus canciones favoritas se decide a trabajar honesta y comprometidamente en un proyecto inédito, el resultado puede ser bastante satisfactorio.
Dos años atrás, Juan Esteban Cortés (vocalista), Carlos Marmolejo (bajista), Santiago Ríos (guitarrista), Esteban Ríos (baterista), y Stiven Restrepo (guitarrista), no se imaginaron que lo que iniciaba como una reunión sin compromisos y música elegida al azar para tocar, se convertiría en el proyecto musical más importante de sus vidas.
Hoy son The Hooligans, un proyecto que integró la experiencia musical y amistad de sus integrantes, la pasión por hacer lo que más les gusta, y el querérsela jugar toda por el rock hecho en el Eje cafetero.
Desde ese primer momento no han dejado de hacer música y hoy presentan Árido, su primer trabajo de estudio, que con siete canciones nos adentra a una atmósfera sonora de guitarras estridentes, una voz que remite al grunge de los noventa, y un concepto armónico que se va narrando canción por canción.
El responsable: Carlos Marmolejo, actual bajista y compositor de la banda, que lleno de ira, tristeza, y con un cuaderno repleto de ideas y letras de otra historia más de desamor, reveló el concepto que la banda venía buscando para su primer disco.
“Siempre nos imaginamos haciendo un álbum conceptual, queríamos contar una historia y que las personas se sintieran identificadas con las canciones. Yo entonces estaba muy mal por una ruptura amorosa y entonces empecé a componer y salió algo que nos gustó a todos, y si eso que yo sentía se podía convertir en canciones de rock pues todo estaba muy bien, entonces empezamos a sacar melodías, a trabajar en la música y el resultado son siete canciones que desde el inicio hasta el final del álbum cuentan una historia de desamor, que es la mía, pero que puede ser la tuya o la de todos a la vez”, nos cuenta Marmolejo.
Lo llamaron Árido precisamente porque a pesar de que el terreno esté muy seco siempre hay una oportunidad para florecer, tal como lo vivió Marmolejo y al tiempo la misma banda, que encontró su ritmo entre un terreno posiblemente hostil para lo independiente.
Durante cuatro meses, en un estudio improvisado en casa de los mellizos (guitarrista y baterista) no hubo noche en la que The Hooligans no se encontrara grabando. No querían algo que sonara "tan suave" como Metronomy, "ni algo tan fuerte que sonara como a Foo Fighters", querían un punto medio, y este es el resultado, una banda que sin duda hacía falta en la escena pereirana.