Kraken y un legado inmortal
La primera vez que vi a Elkin Ramírez también fue la última, y en verdad no lo vi a él, sino a esa carcasa del alma que llamamos cuerpo, reposando serenamente en un ataúd café colocado sobre el escenario del Teatro Lido de Medellín. Han pasado ya casi cuatro años desde ese 30 de enero en el que decenas de personas llegaron a la iglesia Metropolitana de Medellín para despedir al fundador de Kraken.
Hoy, al recordar al Titán se me hace inevitable pensar que es curioso cómo uno construye la imagen de una personas a través de retazos de su historia. Y en el caso de Elkin se pueden construir muchos hombres diferentes. Todo depende de a quién le preguntes y de qué etapa de su carrera estés hablando.
En el imaginario del rock colombiano existen varios Elkin: la estrella de rock, el incomprendido, el ícono, el presumido, el genio creativo, el jefe exigente, el padre amoroso, el pintor, el profesional, el despreciado, el criticado, el aclamado, el rechazado, el aplaudido. Sea cual sea la imagen, y más allá de los halagos o las críticas, algo que siempre hay que destacar es que entre todos estos imaginarios no existe la imagen del Elkin derrotado.
Nadie puede decir que este artista se rindió. Y creo que la mejor forma de retratar esto es recordando dos momentos icónicos de la historia de Kraken: la batallas de las bandas de 1985 en la plaza de toros la Macarena de Medellín, en donde la banda fue bajada a piedrazos del escenario; y la apertura de Rock al Parque 2005, cuando más de 20 mil personas quedaron estupefactas con la presentación de Kraken sinfónico. Por eso a Elkin le decían "Titán", ya que lo que sucedió entre esas dos fechas fácilmente se puede comparar con una historia épica.
Kraken aparece en un momento bastante complejo de la historia colombiana y en sus inicios fue una banda que se podría definir como desencajada. A mediados de los ochenta había dos fuerzas antagonistas y a la vez muy similares en Medellín. Por un lado estaba la conservadora sociedad tradicionalista que juzga con facilidad y es cerrada, violenta y criticona. Y por otro existía un naciente underground muy rebelde que se alzó contra estos valores y la violencia que azotaba a la ciudad, pero al mismo tiempo era cerrada, agresiva y muy criticona.
Y puede sonar a cliché, pero en verdad Kraken, sobre todo en sus inicios, era una banda única, que presentó algo nunca antes visto y arriesgado, que en un principio no fue del todo bien recibido, incluso Elkin se cambió de ciudad, pero con trabajo muy duro fue convirtiéndose en leyenda.
Elkin Ramírez es un Sísifo moderno, que sin importar cuántas veces tenía que subir la pesada piedra, lo hizo con perseverancia hasta que llegó a la cima. Y una vez ahí se convirtió en una especie de Prometeo que ayudó a forjar el rock colombiano y con su fuego inspiró a miles de personas.
Pero a pesar de todo, el destino fue cruel con el Titán. En 2015, después de celebrar los 30 años de la banda, Elkin fue diagnosticado con edema fibroso en el parietal izquierdo, pero: “Quién no teme morir Jamás teme vivir”; y un último esfuerzo dio vida a “Kraken VI: Sobre esta tierra” (20016), el último disco que inmortalizó la voz e ingenio de Elkin Ramírez.
Un año después, el Titán se fue a otro plano existencial, pero Kraken sigue en pie. Y debo confesar que al principio no estaba del todo de acuerdo con esto. La idea de que la banda continuara sin su motor creativo me hacía un poco de ruido. Pero Andrés Leiva, Luis Ramírez, Rubén Gélvez, Julián Puerto y Ricardo Wolff tenían muy claro que el legado de Elkin debía no solo mantenerse sino continuar, porque al repasar estas 50 canciones, es claro que la gente necesita de Kraken por lo que representa.
Además Elkin dijo en una de sus últimas canciones, “Flores de Trébol”, en la que habla de Colombia y muy sabiamente canta: “No te rindas ni vivas más de tus muertos”, y pude ser que él esté muerto, pero no lo que representa.
Además es muy admirable que una banda decida seguir sin su vocalista, muy pocas lo han logrado en la historia del rock, pero Roxana Restrepo ha hecho un gran trabajo y este año Kraken lanzó “Sombra Desnuda”, el primer adelanto de “Kraken VII”, que será la nueva página en la historia de la banda, porque no se trata de solo de tocar viejas canciones como si de un grupo tributo se tratara, sino de seguir construyendo. Como lo dijo el propio Elkin en una entrevista con Radiónica, “estos músicos son un regalo para Kraken, no para mí”.
Durante este año raro que ya se acerca a su fin es interesante repasar la música de Kraken no solo por el espacio que ocupa en la historia del rock colombiano sino por el mensaje que Elkin Ramírez siempre transmitió: nunca hay que dejar de mirar al futuro, soltar el pasado y aprender de este, luchar por lo que se cree y morir libre.