¡Ideas! Para músicos (y creadores) en aislamiento
Las dinámicas de aislamiento han obligado a que cambiemos cada hábito, plan y rito, en términos personales, laborales y creativos. Reinventarse es una palabra que hemos escuchado hasta la saciedad y que, a algunos, ya los puede tener cansados, porque la reinvención es un proceso y en esta época todo ha tenido que suceder sobre la marcha. Aunque ya se han venido reactivando ciertas dinámicas, otras tendrán que esperar, e incluso cuando puedan volver a darse, ya no serán las mismas. Todo cambia, o más bien, todo esto nos obliga a que cambiemos.
Pero hay algo que no cambia, porque es un proceso propio: la inspiración. Esta musa, motor de la creación, seguro está latente en algunos. De formas distintas, claro, porque todo está distinto. Pero esa inspiración para crear música, y en un contexto más amplio para crear o generar contenidos, seguro en muchos no se detiene.
Y buscando potenciar esa inspiración, desde Medellín nos dimos a la tarea de rastrear con productores, gestores y músicos, algunas cosas que podrán ser útiles para pasar a la práctica luego de ese proceso de inspiración musical o conceptual. Esperamos que esto pueda detonar en algunos nuevas formas de crear.
La casa como nuevo estudio de grabación
Juan Diego Galvis, ingeniero de sonido detrás de El Alto Estudio, a las afueras de Medellín, y quien ha acompañado procesos de proyectos como Mr. Bleat, Parlantes, Gordos Project y Mojiganga, solo por mencionar algunos, dice que el estudio de grabación siempre será el lugar ideal para grabar música, ya que todo se controla ahí. Sin embargo, también afirma que la casa puede tener exploraciones interesantes para darle toques únicos a lo que estamos creando: “sacar las cosas (los sonidos creados desde instrumentos virtuales y demás) del compu y pasarlas por la realidad, y volverlas a meter y mezclarlas con el sonido puro le puede dar colores interesantes a lo que uno vaya produciendo”.
En cuanto a trucos de exploración de la acústica de la casa, Juan Diego esboza muchas ideas que, advirtió, son solo puntos de partida que podemos ensayar para ver qué tal nos suena. Aquí todo está en la prueba y el error: “explorar la casa, mirar que de pronto el baño tenga una reverberación particular, y tirar un cable y tal vez tirar unas baterías por un ampli de guitarra y poner a resonar el baño”. Sí, aunque suene algo descabellado, a eso es justamente lo que se refiere Juan Diego cuando habla de explorar.
Otras ideas para grabar y explorar pueden ser “untar el sonido de la acústica de la casa, el clósets puede ser un lugar bacano, el que tenga un vestier donde meter al cantante para que grabe ahí”. Todo es cuestión de creatividad. Grabar, escuchar, evaluar y decidir si les gusta, si puede funcionar o no.
Finalmente, recomienda que la mezcla y la masterización sí sean procesos más de estudio.
Aunque si es para componer, “lo que haya a la mano estará bien, desde que exista paz mental y la tranquilidad para componer, todo funciona"
Grabar un EP y un live session en video como si armaran un rompecabezas
Esta idea está inspirada en un caso de la vida real. Y seguro no es el único, pero es de los más recientes que han sucedido en la ciudad. La banda de rock paisa Volcán (Gary, Rodrigo, Nicolás y Jose) lanzó en abril un EP llamado “4 antenas (rough session)”, que contiene 3 canciones ya conocidas desde su disco debut, “Grandes éxitos Vol. 2”, y un Cover de la banda antioqueña recién reunida Los árboles. Hasta ahí, nada nuevo, en realidad muchos grupos hacen este tipo de grabaciones.
Lo particular de esta producción fue su realización. Toda en aislamiento: cada quien se grabó dede su casa, todo lo cuadraron por WhatsApp, y los insumos solo se enviaban por carpetas compartidas. Rodrigo Canal, baterista, cuenta que el proceso, en realidad, no fue complejo: primero se pusieron de acuerdo en cómo grabarían, conectaron sus instrumentos y comenzaron a grabarse. Primero la batería, luego el bajo, de ahí las guitarras y finalmente las voces. Y finalmente todo el proceso habitual que lleva la producción musical: mezcla y masterización, todo a cargo de ellos mismos.
¿Y el video? Fue incluso más sencillo, cuenta Rodrigo: “cada uno se grabó vertical tocando en su casa y ya luego lo ensamblamos todo jugando con los 4 en pedazos de la pantalla y así nos viéramos todos". Para él, lo más duro de todo el proceso, fue conceptualizar juntos a pesar de la distancia: “no es lo mismo sentarse en una sala de ensayo a tirar ideas para hacer una versión de un tema (en este caso “Perro Viejo” de Los árboles) a llenar este proceso a lo virtual. Tiramos muchas ideas por el chat y luego Gary hizo una versión con todo eso en guitarra y voz, y de ahí comenzamos cada uno a tirar creatividad grabando, que iba inspirando al otro: primero yo con la batería, luego Jose con el bajo, y después ya Nicolás y Gary regrabaron voces y guitarras para que quedara la versión final”.
Este es, a grandes rasgos, un proceso creativo cien por ciento a distancia. No es el primero, ni será el último seguro. Para algunos puede ser medio obvio, pero para otros estas son luces valiosas que les dejen crear canciones (y videos) desde el aislamiento con las herramientas que se tienen a la mano, haciendo lo mejor posible.
Alternativas creativas para contenidos culturales digitales
¿Hay una sobre oferta de contenidos digitales por estos días? Muchos creen que si es así, y no podríamos culparlos: la oferta cultural que antes estaba sectorizada en cada ciudad, ahora es digital y de acceso global, por eso hay tantas cosas para ver y hacer. Y entre tanta oferta, es posible que algunos contenidos no tengan el mismo impacto.
Justo de este fenómeno hablamos hace algunos días en el programa digital de La palabra (que pueden ver a través de la página en Facebook de Radiónica de lunes a viernes a las 2:00 p.m.). En ese momento, Gustavo Álvarez, gestor cultural de Medellín, que hace parte del colectivo Cocorota Inc., nos dio algunas claves para trascender esta situación y, si somos creadores de contenido, tenerlas presentes a la hora de planear y hacer.
Lo primero que para él es crucial tener claro en este sentido, es pensar qué tan pertinente es lo que quiero hacer, “sobre todo preguntarse si hay mucho de esto que yo propongo, con qué tono lo hago, y cómo esto está hablando de la esencia de lo que soy como proyecto”. Otra, es evaluarse y pensar qué tan capacitado estoy para eso que quiero hacer, “se vale experimentar, equivocarse, aprender, y sobre todo, preguntarle constantemente a nuestra audiencia si es el tipo de contenido que quiere o espera”.
Para Gustavo, la planeación y la promoción del contenido también es vital para que éste no pase desapercibido, aunque es mejor no hacer muchas cosas sino apostarle a un solo gran producto que pueda tener un impacto en quienes consumen lo que hacemos, “aquí también se valen las alianzas con otros actores culturales, que nos permiten sumar públicos y enriquecer lenguajes y maneras de comunicarnos con nuestra gente”. Esto también entendiendo que, al haber más contenidos circulando, se reduce el alcance, por eso a veces es mejor juntarse que trabajar cada uno por su lado.
Finalmente, Gustavo piensa que, más allá de crear contenidos, lo importante es crear y solidificar lazos: “hoy más que nunca, por el distanciamiento, los contenidos deben servir más que para subir números, para darle amor a todas esas personas que nos han acompañado los procesos”. Y en esta misma línea de pensarse y ser consecuente con cada paso a dar, para él “el silencio es una opción”: “el no saber qué contar es la primera alerta para decidir que es mejor esperar un rato y más bien revisar cómo están nuestros procesos internos antes de hacer algo solo por el afán de no caer en el adagio popular de 'el que no se muestra, no existe'”.
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