‘Estalla’ el álbum con el que Bomba Estéreo incendió el planeta
En el 2008, la música colombiana pasaba por un momento curioso. El tropipop estaba en su punto más alto y dominaba las radios comerciales. Esta música que unía el pop con algunos elementos sonoros y estéticos de la costa Caribe colombiana era un furor entre los adolescentes que se ponían guayaberas y collares de flores para bailar en las minitecas y las kermeses del colegio. Y si bien este sonido era muy popular, la exploración musical del tropipop era superficial, y a pesar de que tomaba ciertos elementos del vallenato, lo hacía muy desde lo urbano y desde la fórmula comercial. Esta música funcionó bien por unos años, pero quedó en el recuerdo, debido a que le faltó algo para trascender del todo.
A la par del éxito del tropipop, también empezó a crecer la necesidad de un nuevo ritmo con más vacile, sudor, originalidad y cuerpos rozándose. El patriotismo exacerbado de la época formó una noción de colombianidad muy básica, sostenida más en estereotipos que en culturas, y como forma de anteponerse a esto, empezó a forjarse una nueva camada de músicos impulsados por las ganas de explorar que hay más allá de los sombreros vueltiaos y el ron. De indagar en la raíz y crear diálogos sonoros entre lo tradicional y lo foráneo. Y en esa búsqueda, en 2008 Bomba Estéreo lanzó Estalla y literalmente el mundo explotó.
Pero esta banda no fue la primera en unir sonoridades y culturas. En los 40 y los 50, compositores como Lucho Bermúdez mezclaron la música tropical con el jazz; en los 70, La Columna de Fuego hizo lo propio con el rock n roll; en los 90 Carlos Vives y La Provincia llevaron la música tradicional a un nuevo nivel y a oídos del mundo con La Tierra del Olvido (1995) y con Bloque de Búsqueda; a finales de esa década y principios de los dosmil, aparecieron algunos experimentos musicales más independientes como Sidestepper, el Ensamble Polifónico Vallenato, Curupira o Tumba Catre; y para el 2008 ya había empezado a unirse la música tropical con la electrónica gracias a proyectos como La Mojarra Eléctrica, Systema Solar y por supuesto, Bomba Estéreo.
Antes de su éxito internacional, Bomba Estéreo calentó las pistas de Colombia con Volumen I (2006), que es un disco más electrónico, hecho por Simón Mejía con varios colaboradores, que de alguna forma anunciaba lo que vendría con Estalla (2008). Esta segunda producción logró llamar la atención del público gracias a dos elementos. El primero es la arrolladora personalidad y energía de Li Saumet, que en este álbum se convirtió en la voz y el rostro de la banda, y quien con su tono nasal, su descaro, sus raps, su carisma y su puesta en escena hipnotizó al mundo.
El segundo elemento vital de Estalla, fue “Fuego”, el gran hit del disco que aún hoy no para de sonar. Esta canción de beats pegajosos, un toque champetero, un rap guapachoso y mucha actitud, mostró que Bomba Estéreo no venía a replicar las poses del tropipop, sino a romperlas y crear algo nuevo. Una aproximación al Caribe desde las máquinas que de forma orgánica prendió una mecha que daría paso a una invasión cumbiera unos años después.
Pero para conquistar el mundo no basta con un sencillo, hay que tener un álbum que sostenga tu propuesta y no en vano. Estalla, en 2012, se convirtió en disco de oro. Desde el primer corte de este trabajo, Bomba Estéreo propone algo distinto, ya que no arranca con melodías románticas, ni letras sobre “malas mujeres” y corazones rotos, sino con una cumbia erótica que de forma directa invita a gozar, a sentir placer y a sudar en la pista de baile y en la cama. “Cosita Rica”, dice esta no es una experiencia a medias, estas canciones son un terremoto para encender todos los sentidos.
Champeta, cumbia, guitarras coloridas y beats electrónicos, son algunos de los tantos elementos que conforman Estalla. Entre sus canciones hay homenajes a África, a San Basilio de Palenque y al carnaval de Barranquilla. Y así como hay composiciones muy fiesteras para bailar y bailar, también tiene cortes como “Camino evitar”, un trance oscuro hecho con flauta de millo, o “Palenke” que es una especie de exploración electrónica selvática psicodélica.
Pero a la vez, en este disco hay canciones muy políticas y críticas como “La niña rica”, un cuestionamiento de la narcoestética y ese nocivo imaginario de la colombianidad creado por las narconovelas y “Música acción”, un eufórico y a la vez mordaz canto por un país mejor.
Con “Raza”, corte final de Estalla, Bomba Estéreo deja muy claro su objetivo: poner al mundo a cantar en español e invadir el planeta con los ritmos colombianos. Sin duda lo logró. Porque más allá de la colaboración con Will Smith o formar parte de la banda sonora del juego FIFA 10, el verdadero legado de este grupo es poder subirse a las tarimas de varios continentes y poner a bailar a todo el que los escuche.
Además, el éxito de Bomba Estéreo no solo fue de la banda. Este también ayudó a forjar una nueva escena, ya que sellos y propuestas independientes como Polen Records, la primera casa disquera del grupo, se consolidaron y empezaron a trabajar de forma honesta y recíproca, incrementando este diálogo, exploración e intercambio entre el interior y las costas del país.
En la última década, Colombia ha vivido una de las épocas musicales más fértiles de su historia. Los sonidos que en este territorio se han construido suenan hasta en Japón, y sin duda Bomba Estéreo fue una de bases sobre las que se cimentó todo este estallido cultural.
Disfruten de Las 50 de Bomba Estéreo: