35 años del Master Of Puppets
Si hay que hablar de álbumes que han marcado toda una generación y aún continúan siendo una gran referencia para la cultura popular, definitivamente hay que destacar el tercer trabajo discográfico de una de las bandas más importantes e icónicas en los sonidos extremos y duros, Metallica
Luego de haber adquirido una gran experiencia con sus dos trabajos discográficos previos Kill´em all (1983) y Ride the Lightning(1984) y de haber logrado una gran fuerza, aprecio y cariño en la escena del thrash metal durante estos años, la agrupación liderada por Lars Ulrich y James Hetfield, estuvo en su mejor momento de sincronía creativa entre 1985 y 1986; el punto en el que los miembros de la agrupación tenían tan claro su estilo musical, su visión, sus capacidades, que todo en la mesa de creación y composición se desarrolló de una forma tan mágica y orgánica que no requirieron de largos debates o discusiones, cada uno era consciente de la forma en la cual podían alimentar su sonido y revolucionar el género musical.
De esta forma se concibió el legendario y magistral álbum Master of Puppets (1986) que posicionó a la banda en el mundo como una de las grandes apuestas del thrash metal.
El éxito del álbum precisamente se lo dio la magia de la complicidad musical que desarrollaron los cuatro miembros de la banda. Años de amistad, trabajo, tolerancia y cariño quedaron materializados en 55 minutos de potencia metalera.
El 3 de marzo de 1983 el Master of Puppets vio la luz con un trabajo de publicidad y distribución muy humilde. Logró un éxito casi inesperado, sin embargo, el disco tenía todos los elementos para hacer historia. La contundencia de la portada del disco, boceteada en un principio por James Hetfield y elaborada por el artista Don Brautigam, hace una fuerte crítica a los hilos de manipulación que ejerce un superior sobre un subordinado y las consecuencias mortales que pueden desencadenar, esto se ve reflejado en la ilustración con unas tumbas anónimas militares que están enlazadas por medio de unos hilos a una figura superior, insinuando que lo que los llevó a esa muerte fue la presión ejercida por esa entidad ajena a la realidad de la guerra. Esta ilustración hace referencia y homenaje a los militares muertos en combate de la guerra de Vietnam. Además de la llamativa portada, el contenido musical del álbum, tan fuerte y único, terminó por dar la estocada final al éxito del que fue y es asediado.
El álbum le brindó a la banda su primer disco de oro por las 500 mil copias vendidas en tiempo record. El disco se posicionó, en esos días, en el puesto 29 de la lista Billboard durante 72 semanas, por esta razón a lo largo de estos tiempos el álbum ha logrado distintos grandes reconocimientos:
En la lista de los 500 mejores álbumes de la historia, hecha por la revista The Rolling Stones, el disco quedó en el puesto 167.
El solo de la canción Master of Puppets, homónimo del álbum, fue considerado en 1998 por la revista Guitar World como el quincuagésimo mejor solo de la historia,
En el 2016, el álbum entró en la biblioteca del congreso de los Estados Unidos al ser considerado “cultural, histórica y estéticamente significativo” siendo el primer disco del género thrash metal en entrar a esta biblioteca
Sin embargo, a pesar del éxito que significó para la banda el álbum, fue el último disco de la agrupación con la alineación original. Durante la gira del álbum en Europa en 1986, mientras la banda recorría los Alpes suizos, el bajista Cliff Burton murió por un accidente automovilístico, esto provocó la cancelación total de la gira. El vacío que dejó la ausencia de Cliff marcó tanto a la banda que entraron en un proceso de silencio del cual creyeron no iban a salir nunca más, sin embargo, gracias a la ayuda del tiempo, regresaron al ruedo, integraron a un nuevo bajista Jason Newsted y legitimaron su poder y fuerza musical con sus siguientes discos.
Los aportes de Cliff en el álbum fueron muy relevantes, pues le dio protagonismo al bajo con una distorsión en un género que hasta ese momento no le daba mucha relevancia al sonido del instrumento, esto le brindó a la banda un toque característico y diferenciador que enriqueció melódicamente su música. Ejemplo de esto, la canción Orión y su inspirador arpegio que dejó registrado el joven artista para la posteridad. También se puede apreciar sus aportes únicos en distintas canciones de sus placas discográficas pasadas como en la canción the call of Ktulu.
De esta forma, Radiónica se une a esta gran celebración de un aniversario imprescindible. Recordemos sus canciones.