Un encuentro con Cuervo Poesía, el despertar literario de Tatiana Almeciga
Nuestro país está lleno de talentos emergentes, de gente que encuentra un enorme valor en proyectos que transmiten parte de su vida, inspiración y respectiva labor. Hoy nos gustaría explorar una de esas personas, una de las voces emergentes de la literatura en nuestro país. Una mujer que ha encontrado algo muy especial en las letras y en un proyecto en el cual ha trabajado e invertido su pensar como escritora. Esta es la historia de Tatiana Alméciga Ortiz, Cuervo Poesía.
Tatiana es la hija menor de una gran familia, de un hogar que fue muy sobreprotector con ella durante su infancia, ya que es hija única. Almeciga creció en un entorno que le hizo creer que ella era una cosita de cristal, la cual debía mantenerse en alguna cajita. Ese detalle le produjo miedos al amor, a su talento y gustos personales.
Pero esos temores también se convirtieron en una fuente de inspiración y crecimiento, de los cuales ha aprendido y desarrollado su proyecto literario. Ella lo explica así: “algo que he aprendido de mí, durante los últimos años y gracias a esos miedos, es el hecho de que soy una persona muy fuerte. Alguien que ha roto esos temores y que le dio la oportunidad a proyectos como Cuervo Poesía. Una idea a la cual le di muchas vueltas en la cabeza, pero que al final siempre postergaba. No lo hacía por un miedo al qué dirán, sino por la misma autocrítica”.
Por un tiempo, Tatiana llegó a tener una crítica muy agresiva hacia ella misma, como también a sus proyectos como escritora. Un detalle que la hizo reflexionar a lo largo de estos últimos años, por medio del hecho de darle un valor al trabajo que ella realiza como creadora.
Durante su niñez, se planteó la meta de ser bailarina y patinadora profesional. Un sueño al cual estuvo enfocada por mucho tiempo. Desde que tenía seis años de edad en adelante, dedicó su vida a la práctica del ballet, danza contemporánea, folclor, teatro, entre otras vertientes artísticas que pulía diariamente. Esos mismos aprendizajes la llevaron al patinaje de carreras.
Su perseverancia en esta área, la hizo ganar un par de nacionales hasta el momento en donde se iba a ligar a la Selección Colombia. A los 15 años de edad, Tatiana tuvo un accidente horrible en su rodilla y clavícula, los cuales provocaron un antes y después en su vida.
Esta situación no la iba a dejar seguir practicando a nivel de alto rendimiento, tal y como lo exige la Selección de Patinaje de Colombia. “Recuerdo que ese año fue muy duro para mi vida. Perdí el patinaje. Además de ello, unos cuantos amigos y familiares. Fue un año muy tenso. Pero por otro lado, debo reconocer que ese 2015 fue el año en el cual me enamoré por completo de la lectura”.
Desde su infancia cosechó un hábito y amor hacia la lectura. Recuerda que en su casa siempre había un montón de libros, además del hecho de que su familia siempre le brindó un espacio a este mundo lleno de fantasía e historias.
De una forma inesperada, este gusto creció con la recuperación que tuvo que vivir con su rodilla. “Recuerdo que tuve que pasar dos meses enyesada y con el pie hacia arriba. Para ese momento, lo único que tenía en mi casa, eran libros. Siempre he sido una persona muy inquieta y si no estoy haciendo algo, me aburro, me estreso y me da ansiedad. Por esa misma razón, me acabé todos los libros que tenía en mi hogar, leí cada uno de ellos. Me releí los libros de mi infancia, todo Harry Potter, una saga de la cual soy muy fan. Recuerdo como disfrutaba de este mundo de Hogwarts, así como también de cada uno de los personajes importantes que fallecieron”.
El devorar un montón de libros durante su tiempo de recuperación, le dio una nueva perspectiva a la vida de Tatiana, un respiro y compañía que había vuelto con mayor fuerza a su humanidad. “Me enamoré de la lectura porque este fue mi salvavidas en un momento en el cual había perdido el rumbo. Estuve 14 años de mi vida, inventando una Tatiana alrededor del cuerpo, como una herramienta de trabajo para el baile y patinaje. Al no tener eso, yo me sentí perdida”.
Después de haber pasado por este momento de su vida, Tatiana tenía que concentrarse en la elección de una carrera. Se encontraba en décimo grado y recuerda que era una duda existencial que se plasmaba muy seguido en su entorno. Como primera opción, ella tenía en mente la literatura, algo que sus padres se encontraban un poco dudoso. Ese sentimiento también se transmitió a ella.
Curiosamente, la literatura le ayudó a tomar su decisión. Esto vino después de que llegara un libro muy importante a su vida, La niebla y la brújula de Javier Dario Restrepo, una obra que habla sobre el periodismo y el ejercicio del periodista, como algo vital para la construcción de narrativas en una democracia.
“La lectura es una actividad tan inherente a nosotros como seres humanos, que leer y escribir está presente en casi todo. En el momento en el cual yo entendí eso, me di cuenta que debía utilizar esas herramientas en pro de construir país. Con esa idea en mente, reconocí que quería ser periodista”, dice.
Tatiana recuerda que su llegada a la universidad, el paso de los dos primeros semestres y las lecturas de materias de índice teórico, generaron una incomodidad. Ella esperaba algo más por parte de esos textos académicos, quería sentirse un poco más presionada e ilustrada en la crítica de las realidades del país. Al final del día, eso nunca sucedió como lo esperaba. En su cabeza rondaba la pregunta de “¿por qué no estudiaste literatura?”.
Gracias a la guía y consejos de sus profesores Cortissoz y Molano, Tatiana se planteó el ideal de sacar una doble titulación con Literatura. Cuando tuvo la oportunidad de tener los créditos necesarios, empezó a sacar adelante ambas carreras.
Su llegada a la segunda carrera le abrió las puertas a muchas reflexiones, preguntas y debates que iban mucho más allá de un texto. Ella encontró un punto de contraste en estas clases, en el cual había un autoreconocimiento de que podía aportar ella desde su aprendizaje. “Crear contenido para los demás y desde nuestras experiencias”.
De la lectura pasamos a la escritura. Un detalle que nació de las tusas de Tatiana a los 13 años de edad. “Recuerdo que empecé a escribir cosas de un talante muy triste y nostálgico. Ya que esa era mi manera de sacar esos pensamientos negativos de mí. No quería que fueran algo malo, no quería que me hicieran daño”.
Almeciga recuerda que sus amigas de ese entonces, dejaban sus penas amorosas en el alcohol. Una idea en la cual no veía curación alguna. “Ese pequeño cuerpecito de 13 años encontró un papel y un esfero. De ahí en adelante, empezó a escribir. Debo admitir que actualmente me siento reacia a esos poemas, no me gustan, no me siento completamente orgullosa de ellos; pero por otro lado, no puedo negar que en esos escritos encuentro una voz muy mía”.
Por otra parte, los escritos de Tatiana también se convirtieron en una terapia que exorcizaba todos esos pensamientos de rabia, ansiedad y tristeza que ella encontraba en la frustración que a veces causa el vivir en Colombia, así como también aquellos problemas familiares que hacen parte del crecer de una persona cualquiera.
Los poemas fueron su inicio por el mundo de la escritura, un primer escalón a la narrativa y posterior encuentro con el mundo de los cuentos. De manera curiosa, uno de esos textos de su infancia, llegó a estar publicado en la Revista Arcadia. Además de ello, esa misma historia titulada como Merlina y sus muertos, le otorgó media beca de su carrera universitaria. “No es un muy buen cuento. Lo leo en la actualidad y me siento incómoda con ello, pero por otro lado, encuentro un enorme valor en que lo haya escrito una pelada de 16 años, una persona con tantas cosas en la cabeza”.
Con el paso del tiempo, su poesia giro mucho por lo romántico, lo visceral y lo erótico. Además de ello, encontró un estrecho consuelo con la narrativa de suspenso y terror. Un interés por ese contraste de cosas asquerosas y grotescas. Esas bases le ayudaron a crear un argumento propio, una idea de lo que es pulir un texto, así como también un sueño por publicar una novela algún día.
El encuentro con la lectura y posterior escritura, se convirtieron en una ritual para ella. En un gusto que trascendiera a una carrera y mente que le daba la oportunidad a cuanta historia existiera. Tatiana es una persona que perfectamente puede leer cosas de sagas adolescentes, así como también algún clásico indispensable del mundo de la literatura. “Es curioso pensar que siempre llevo algún libro a mis viajes. Siempre los recuerdo por lo que estaba leyendo. Para mí, leer no tiene esa connotación intelectual de solamente leer una cosa. Siempre he sido una persona que quiere aprender de todo. Voy con ojos de curiosa, con esos ojos de la niña que quedó sorprendida con la primera vez que leyó La muerte visita al dentista de Agatha Christie. No quiero perder eso. Por más cosas serias que lea, no quiero dejar atrás esos ojos de pelada, los cuales se sentían identificados con un personaje o historia”.
De sus orígenes, gustos y encuentro con el mundo de las letras, nos topamos con un proyecto, una idea que hoy en día se llama Cuervo Poesía, una cuenta de Instagram en donde da a conocer su arte y pensamientos, a través de escritos de su misma autoría. De manera curiosa, en algún momento de su octavo grado de bachillerato, Alméciga se encontró con su primera profesora seria de literatura. Desde sus recuerdos, Tatiana expresa un aburrimiento por cada una de las cosas que le ponían a leer en el colegio. Pero eso cambió con la llegada de Poe y su obra, Narraciones Extraordinarias.
Adoraba ese libro, lo leyó unas cuatro veces en un año, a través de ese amor que sentía por cuentos como Berenice, Corazón Delator y el mismo poema que le dio nombre a su proyecto, Cuervo. “La primera vez que lo leí, no lo entendí. No veía una lógica con este man que le preguntaba cosas a un cuervo. A partir de ese momento, empecé a darle significados a todos esos símbolos y detalles del poema. Quería sentirme más allá de la persona de esa historia”.
Curiosamente, ese mismo gusto por los cuervos, le dio una inspiración al heterónimo que utilizó para el cuento publicado en Arcadia, “Cuervo Albino”. “Siempre me proyecté a ese punto en donde me sentiría tan segura de mi pensamiento y emociones. Un punto en dónde no me importará responder de manera inesperada a las cosas. Desde ese momento, el cuervo se convirtió en un símbolo para mi vida”.
El cuervo es una oscilación de muchas cosas: lo asqueroso, lo bonito, lo bizarro y lo estético del mundo. Además de ello, Tatiana encuentra miedos y creencias en esa figura. Es el mote que ella adoptó, es su proyecto personal.
Cuervo Poesía siempre estuvo presente en el diario vivir de Tatiana, sobre todo durante el año de pandemia y respectiva cuarentena. Recuerda que procrastino mucho ese proyecto personal, a veces por miedo o por dudas de lo que iba a redactar en ese espacio.
El mismo asco de la pandemia y su insomnio durante las madrugadas de cuarentena, le dieron un empujón. Tatiana tuvo mucho tiempo para escribir, bajo ese ideal comunitario de compartir todas aquellas cosas que le han dado un respiro a su vida y a los problemas que esta puede conllevar. Partiendo desde ese salvavidas personal, ella se sentó una tarde de martes, con todos sus libros de poesía y una mente preparada para redactar. Dos días después de ello, publicó su primer poema. De manera un poco planificada, este primer texto se dio a conocer en el Día Mundial de la Poesía.
Hubo un montón de dudas a lo largo de esta primera publicación, así como también de la que vendría. Preguntas que se centraban en temas como la opinión de los demás, la redacción, entre otros detalles que saltan en la mente de cualquiera que da a conocer un proyecto personal.
Pero Tatiana se comprometió a un segundo texto, una película que le voló la cabeza, París Es Nuestra de Elizabeth Vloger. “Llegó en un momento de mi vida en donde estaba reflexionando en algo en específico, centrado en el recuerdo. Como cada uno de nuestros recuerdos constituyen cosas de nuestra identidad. Vi algo muy valioso en ello”.
A través de estos dos primeros pinitos, Tatiana aprendió a definir su formato literario y visual con cada una de las piezas que salían a la luz. Tenía una clara concentración en detalles como la tipografía, imagen, entre otras características que integraba a sus textos de Cuervo Poesía.
A partir del apoyo de sus amigos, así como también de nuevas personas que iban conociendo su trabajo, Tatiana se plantó la meta de publicar de manera continua muchos más textos. Se convirtió en algo semanal, de rutina para su vida y respectivo proyecto. Por otra parte, la elección de Instagram, se dio gracias al mismo gusto que tiene ella por la red social, así como también por la comunidad que de alguna forma había formado con su cuenta personal, gente de diversas áreas y artes cercanos.
Cuervo Poesía es una propuesta que se rige en ciertos panoramas del mundo de los textos y de los mismos gustos de Tatiana: “La mayoría va a encontrar poemas bastante nostálgicos, tristes y cercanos al tema de la melancolía, nihilista de la vida. Relatos que oscilan entre lo erótico y el thriller. Textos que se marcan en lo poético y narrativo. Mis textos están ligados entre el cuento y el poema. A veces me cuesta definir qué son, porque siento que contienen un poco de ambos. Pero me gustan mucho esos textos, porque son mi marca, mi voz”.
Tatiana tiene un gusto en esa idea de que la gente no reconozca si es un poema con o sin métrica. A pesar de que ella conoce esta estructura; prefiere no usarla por completo, ya que parte de su influencia viene de autores más modernos del verso libre como: “Alejandra Pizarnik, Elena Garro, Rosario Castellanos, de Cortázar con sus cuentos y formas del relato en conxo y de Borges con su relatos extraños que pueden tomar el pelo”.
Tatiana también encontró un gusto por la parte audiovisual, gracias al trabajo de Claudia Ruiz y su respectivo contenido en donde presenta videos con escritos de su autoría y de otras personas a su alrededor.
“Fue algo muy bonito porque muchas niñas me escribieron y me dijeron cosas como: “me encanto, porque recordé cuando yo era chiquita”, “porque es algo muy femenino y dedicado a esos temas viscerales que se desprenden de la feminidad”. Encontrar personas que nunca había conocido y que probablemente no voy a conocer fue muy bonito. Recuerdo que ellas me decían que ese video las había puesto a llorar en un buen sentido, por la misma nostalgia y conexión a la niña que fueron”.
En la actualidad, Cuervo Poesía sigue trabajando por esos textos de la autoría de Tatiana, por esa idea comunitaria de compartir pensamientos y momentos que la han salvado un par de veces la vida. Para el futuro, ella tiene un montón de ideas para explorar en su proyecto: videos colaborativos, música, gráficas, opiniones sobre otros textos y más reseñas.
Además de ello, Tatiana se sigue instruyendo en el mundo de la literatura y periodismo, trabajando de la mano con La Pulla de El Espectador, en donde ha colaborado en la investigación de una serie de tres capítulos que exploran diferentes ramas de la corrupción en Colombia. Además, hace parte de un semillero conocido como ALL (Atlas de Literatura Latinoamericana), un grupo integrado por diversas áreas, personas que han trabajado con los foros de libros de la Biblioteca Nacional, centrándose en gran medida en obras raras, antiguas, especiales que esperan dar a conocer en una web propia. Su ideal es hacer llegar pequeños fragmentos que hablan un montón de cosas sobre nuestra historia.
Por otra parte, ella encontró algo muy valioso en el proceso de edición de su primer producto audiovisual para Cuervo, los videos de su infancia. “Uno de los mejores regalos que me han dejado mis papás, aparte de levantarse todos los días a trabajar y brindarme una vida muy cómoda, son los videos de mi infancia. Ellos me dedicaron mucho tiempo, tengo documentada toda mi niñez. A partir de esos vídeos, recordé que yo tuve una infancia muy linda y quería hacer algo con eso. Una especie de poema a esa niña que fui. Quería dedicarle textos a esa Tati chiquita”.
Tatiana Almeciga es Cuervo Albino, un proyecto que se dedica a compartir textos de su misma autoría, a través de un proceso que nació por su amor a la labor de la literatura, así como también a la calma que esta le dio en momentos difíciles. Es un trabajo que nace desde el arriesgue de un emprendimiento y deseo de creación que a veces tenemos en nuestro ser.
“Me parece importante hacer una reflexión sobre la creación, como también a todas aquellas personas que tienen un montón de ideas en su cabeza, pero no saben cómo sacarlas adelante. Sé que todos no tienen herramientas como manejar métricas, un programa de edición, ortografía o cualquier otro detalle que a veces pueden no estar presentes en nuestra formación. A todos ellos les digo: arriésguense sin miedo. Sin procrastinar nada. Emprender es difícil, da mucho terror; pero no debemos acostumbrarnos a ese ideal, porque solo desperdiciamos la vida”, dice.
Y como resumiendo parte de lo que ha sido su camino literario dice: “cuando empecé el proyecto, estaba muy mal de ánimo. Pero recuerdo que una canción me salvó la vida, “Pure Love” de Hayley Williams. El primer verso de esa canción dice: “The opposite of love is fear”. Eso es algo muy cierto. Yo siempre creí que lo opuesto del amor era el odio o la rabia. Pero la verdadera realidad de ello, es el hecho de que puedes hacer mucho con todas esas emociones. Estando enamorada, con el corazón roto o con rabia, he escrito un montón de cosas. Pero con miedo: ese sentimiento paraliza por completo. Creo que es una de esas emociones que hay que saber mediar. Hay que hacer las cosas así te sientes temeroso. Todos tenemos algo que decir, todos debemos mostrar nuestros talentos al mundo. Ya sea hacer un maquillaje o un análisis político. Pierdan el miedo por exponerse a otros”.