Tambacum: el renacer de la música del Pacífico norte
Arrejuntados en la tarima, cada uno de los músicos vestía con una camiseta blanca que tenía el nombre del grupo: Tambacum, Tambacum, Tambacum, Tambacum… Un sano ejercicio de recordación, que iba acorde con lo que se vivió esa noche del 15 de septiembre en Bogotá, cuando, en Matik Matik, centro musical de Chapinero, esta agrupación del Golfo de Tribugá, en el municipio de Nuquí, arrojó con vigor unos sonidos que parecían destinados a morir junto con los viejos maestros de la región.
El litoral Pacífico colombiano, uno de los territorios más biodiversos del mundo, guarda en su espesa selva, desde Panamá hasta el Ecuador, varias formas musicales que se inspiran en la naturaleza, que son hijas de una historia marcada por la resistencia, la imposición y la apropiación, y que desembocan en manifestaciones que ponen un pie en lo mundano y visible y otro en lo sagrado.
La chirimía o la música de marimba se han logrado abrir paso en los últimos años dentro del inmenso crisol sonoro colombiano -opacado muchas veces por la homogeneidad de las tendencias. Sin embargo, no son los únicos aires que se tocan en el Pacífico. Y por eso la visita de Tambacum resultaba tan importante, nos recordaba de ese vasto universo que ignoramos.
En el año 2020, Tambacum nació como un proceso comunitario para avivar la llama de dos ritmos esenciales del norte del Pacífico colombiano: el tamborito y la cumbancha. De ahí el nombre del grupo. En el barrio Calle de la Virgen, los jóvenes abrieron sus sentidos a los conocimientos de los viejos maestros para recibir sus saberes, retumbar su música y construir comunidad desde el arte.
Esa noche hablamos con Yowar Mosquera y con Jhon Esteban Lazo, fundadores y codirectores de la agrupación. Esto fue lo que nos respondieron y estos son retazos de memoria de una noche de baile y alegría.