¿Por qué el fallo por el que fue absuelto Andrés Felipe Muñoz por el delito de aborto sin consentimiento puede considerarse machista?
Fueron cuatro años en los que a Milena le tocó contar su historia varias veces en estrados judiciales. Cuatro años en los que, al parecer, ningún juez creyó en su palabra. Cuatro años en los, como si fuera poco, le pidieron pruebas que no debían pedirle, le hicieron preguntas que no debieron hacerle, le sugirieron tomar decisiones que solo a ella, y nadie más a que ella, le pertenecían por derecho. Así nos lo explicó su representante de víctimas, Paola Duque, quien asumió litigar el caso desde el principio de forma voluntaria, sin recibir un peso, justamente por toda la indignación que le causó todas las violencias a las que tuvo que enfrentarse Milena en el proceso.
Todo empezó en 2018, cuando ella puso una denuncia contra Andrés Felipe Muñoz en la que lo acusó de haberla engañado al darle un jugo que contenía misoprostol, una pastilla abortiva, para evitar que tuviera un bebé del cual el era el papá, luego de mantener relaciones sexuales casuales durante varios años. El caso se concluyó en un gran primer capítulo este año, el 18 de enero, cuando un juez lo absolvió, en primera instancia, por el delito de aborto no consentido.
Esto se dio en un contexto adverso, en el que por ejemplo, Medicina Legal logró comprobar que el líquido contenía la sustancia e incluso el juez señaló que efectivamente Muñoz se la suministró a Uribe. Sin embargo, decidió no condenarlo porque, como argumentó la defensa, ella ya había tenido un aborto y no se debía al misoprostol, sino a un sangrado previo que mostraba problemas previos con el embarazo.
Sin embargo, tal como muchas personas lo expresaron, la decisión no tuvo en cuenta una perspectiva basada en género, estuvo llena de vacíos judiciales y varias preguntas en torno al fallo quedaron abiertas. Y aunque este no es el único caso de violencia reproductiva en el país, quisimos ahondar en el mismo por su naturaleza viral y mediática, para entender qué puede decirnos sobre el país en el que vivimos. Esto fue lo que conversamos con Duque:
¿Cómo podría definirse un sistema de justicia con enfoque de género? Es decir, ¿qué elementos debe tener, para reconocer los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres?
Bueno sin duda debe pasar por el reconocimiento de lo legislativo o jurisprudencial, de nuestro derecho a decidir, por ejemplo si maternamos o no maternamos. Segundo, cuando hay una consagración, digamos de un evento como el que estamos viendo con Milena, debe existir una real garantía del derecho al acceso a la justicia para las mujeres.
Tercero, que exista una integración de una perspectiva integral donde no se revictimice a quien ya sufrió una afectación. Una de las cosas que hemos visto constantemente dentro de este proceso es que no solo ha sido súper largo —hemos estado cuatro años en este juicio—, sino que ella ha sido sometida una y otra vez a escenarios de revictimización, en donde tiene que volver a contar su historia, como si no se creyera lo suficientemente en su palabra.
Por ejemplo, Andres Felipe, en los videos que sale y que ha publicado antes del fallo, dice que Milena en un momento se va de su carro, que sale por unos minutos y él no sabe qué fue lo que se fue a hacer.
¿La estaba cuestionando?
Exacto, esa ha sido un poco la lógica del sistema patriarcal siempre: cuestionar a las mujeres y siempre ponernos en duda. Eso es exactamente lo que sucede con las violencia sexuales, si una mujer es violentada sexualmente siempre habrá una mirada que la estigmatiza, que la juzga, pero no pasa lo mismo con el agresor. Es exactamente lo que ha pasado en este caso todo el tiempo: la mirada ha estado puesta sobre ella qué se bajó a hacer, sobre si tenía un sangrado es porque no se había cuidado, etcétera.
¿Qué crees que nos dice este caso sobre la violencia de género y el sistema judicial colombiano? ¿Qué conclusiones sacas de todo lo que pasó?
El mensaje que nos queda es claro: definitivamente el problema para la sociedad está en que las mujeres podamos decidir, no en que otros decidan por nosotras, sino en que nosotras hagamos uso de nuestra autonomía.
Con este caso lo que vemos, es que sí se trata de que un hombre decida por una mujer, no hay ninguna sanción, ni ningún problema. Lo que nos deja claro en últimas es que hay una criminalización, una persecución por parte del sistema judicial cuando es la mujer la que ejerce su derecho a su autonomía reproductiva.
Con Andrés Felipe también queda claro que a pesar de que dentro del proceso penal, se lograron probar situaciones bastante importantes, el juez terminó adoptando una decisión sin incorporar un enfoque de género y poniendo cargas a la víctima que no tenían sentido.
Me explico: a Milena, el juez le estaba exigiendo probar la viabilidad de su embarazo. Es decir, que le estaba poniendo una carga que resulta a todas luces inviable porque nunca, por más que un embarazo tome un buen curso desde el principio, podrá determinarse científicamente o no que existirá la probabilidad del 100% del nacimiento de ese bebé.
A Milena le dijeron que el sangrado que tenía previamente no iba a cambiar el desarrollo normal del bebe, porque de lo contrario lo que podemos deducir es que ese sangrado era una amenaza de aborto y que el aborto que efectivamente se produjo, no se produjo por la ingesta de la sustancia.
Con esto también apunto que hay un desconocimiento del sentido del bien jurídico que se protege con el delito del aborto sin consentimiento. El consentimiento se encuentra contemplado dentro del capítulo del Código Penal que protege el derecho a la vida, entonces, claro, se concentran en la protección del bien jurídico feto, pero descuidan lo que pueda pasar con la salud física, mental y reproductiva de ella, que es la que sufre de este aborto sin su consentimiento. Eso también da paso a otra conclusión y es que el juez en este caso desconoce que se configura una violencia sexual, en la modalidad de violencia reproductiva.
La Corte ha decantado que cuando se trata de violencia sexual, los estándares probatorios son distintos y también han de tener en cuenta que debe reconciliarse o ponderarse ese principio del derecho penal que ha establecido que se tiene que condenar más allá de toda duda, que es en últimas el argumento que utiliza el juez para absolver. El dice ‘no se logró probar. Más allá de toda duda, por una prueba científica, la viabilidad del embarazo de Milena que ese bebé si iba a nacer y por tanto, no se sabe si el aborto se produjo por el sangrado previo o por la ingesta de la sustancia’.
Por eso, el sin sentido es que nos estaban exigiendo una prueba científica que de ninguna manera íbamos a poder aportar y probar científicamente que ese bebé iba a nacer sí o sí. De ninguna manera podemos probar científicamente los restos de esa expulsión o de la contaminación del producto de lo expulsado con sustancia de misoprostol y eso era lo que básicamente estaba queriendo el juez para poder decidir condenar a Andrés Felipe.
¿Crees que la labor de replantearse un enfoque feminista es del sistema de justicia o debe estar también estar acompañada de una concientización a nivel colectivo, social y cultural para que pueda realmente existir un cambio?
Yo creo que se requiere de ambas. Se requiere, sin duda, de empezar a generar cambios y reflexiones desde los niveles básicos de la sociedad: las familias, los sistemas educativos, las instituciones educativas, las universidades, los colegios.
Y sin duda al interior mismo del sistema judicial. Lamentablemente, en el escenario de la representación judicial de mujeres víctimas de violencias basadas en género, sigue evidenciándose que las pretensiones de estas mujeres son defendidas en los estados por fiscales a los que les falta una mirada o una perspectiva de género.
Cuando este caso empezó ni siquiera el mismo fiscal estaba convencido porque dijo finalmente, ‘¿cuál es el problema de todas maneras si Milena quedó embarazada, es joven y tampoco estaba buscando este niño?’.
Nosotras decíamos como ‘Dios mío, ¿qué está pasando?’, que estuviera o no dentro de sus proyectos de vida no tenía nada que ver. Luego de que pasó eso, ella ya había tomado la decisión de tenerlo y de maternar. El no podía recriminarle que eso haya estado o no dentro de su proyecto de vida: fue una decisión arrebatada por Andres Felipe.
Sí creo que hace falta de ambos: de un desaprender lógicas, costumbres y prácticas
absolutamente machistas y misóginas, donde las mujeres seguimos siendo objetos de otras personas y no sujetos de derecho con capacidad de decisión. Sin duda, el sistema judicial también tendrá o tiene que irse pensando en cambios estructurales, entre ellos, la educación o la renovación de quiénes son sus funcionarios.
Con esta decisión del juez de absolver a Andrés Felipe hubo una respuesta bastante álgida y de rechazo desde redes sociales, colectivos feministas y muchas mujeres que se encontraron en desacuerdo, argumentando lo machista que fue el proceso ¿crees que este descontento puede llegar a tener algún tipo de injerencia en esta segunda instancia? Por otro lado, ¿qué esperarías que podría resarcir un poco todo el daño causado en Milena?
Pues resarcir el daño, sin duda, una decisión en segunda instancia que revoque la decisión de primera instancia, eso significa que condene a Andrés Felipe: esa es la acción de resarcimiento directa que se esperaría.
Y frente a lo que me preguntas, María Claudia, yo no me atrevería a dar una respuesta que sea definitiva. No estoy segura que esto le va a hacer ruido al magistrado que se encargue de esto, como tampoco podría asegurar que desconozca en absoluto lo que está pasando.
Sí creo que dentro de todo, por lo menos en términos de sanción social hay ya una ganancia y es que en efecto está decisión generó una conmoción bastante importante dentro del movimiento de mujeres, otros movimientos y personas de a pie que ni siquiera se proclaman como feministas, pero que defienden el derecho a decidir de las personas. Creo que esa sanción social ya va dando cuenta de una ganancia y es que por lo menos se pone en el escenario pública la discusión, que aún falta seguir posicionando en los estrados judiciales. El Estado le falla a Milena, sin duda, pero creo que esta sanción social, que se va imponiendo de a poco también a Andrés Felipe, es una forma de resarcimiento.
Me parece muy interesante que lo menciones, uno de los fenómenos que empezamos a analizar desde Radiónica es todo el tema de la cultura de la cancelación, ya que Andrés Felipe, siendo esta figura de “rockstar” en la música de Medellín y en las barras del Nacional, suscita mucho esa pregunta de cómo la ciudadanía puede empezar a ejercer un papel más activo y político, por ejemplo, en el hecho de decidir no consumir su música o no ir al festival que su banda está organizando. ¿Qué opinas del papel de la ciudadanía en casos como este y de la cultura de la cancelación?
Creo que el papel de la ciudadanía o de la sociedad civil es indispensable para transformar cualquier situación injusta o arbitraria. Sabemos que las conquistas y reivindicaciones de los derechos humanos han pasado primero por las disputas al interior de la sociedad civil. Sin duda, creo que el interés de tantas personas en este proceso o la digna rabia que ha generado encontrar este atropello con los derechos de Milena, si no es en este fallo, irá sentando un precedente en otras instancias que creo que son importantes.
Una de las cosas que más asusta con este fallo es que se le da a los agresores un mensaje por parte del sistema de justicia y es que no importa que le arrebaten a otra persona su capacidad de decisión, igual el sistema siempre encontrará cómo absolver o seguir posicionando lo masculino que decide por nosotras dentro de una esfera de poder entre lo masculino y lo femenino que sigue existiendo. Pero, el mensaje que también deja la sociedad civil con esta justa indignación, todo esta bulla y la lógica de la cancelación es que así no les haya ocurrido a ellos mismos, les genera indignación ese mensaje que está transmitiendo la justicia y en razón de eso, también manifiestan ese apoyo, ya sea no yendo a sus toques, sus festivales o consumiendo su música.
Algo que hablábamos con otro colega defensor y muchos movimientos de amigas es que Andrés Felipe salió muy triunfante en sus videos en sus redes sociales,haciendo alarde de algo y en últimas esto no le salió bien. Creo que ni él mismo contaba con que todo esto pudiera generar tanta indignación al interior de la sociedad. En ese sentido, reivindico y celebro que por lo menos desde el escenario de la sociedad civil haya existido esa sanción social que no ocurrió en los estados judiciales y que esperamos se remedie en segunda instancia.
Me conmueve mucho escucharte, es muy lamentable todo lo que ha tenido que sufrir Milena y me imagino también cómo ha sido el proceso jurídico para ustedes, muy desgastante sabiendo que toda la normativa está, todas las pruebas están y toda la información está, pero la decisión fue esa…
Muchas gracias. Respecto a lo que dices me gustaría hacer una reflexión final y es que nos hacen falta abogadas feministas y sobre todo, condiciones dignas para el ejercicio de la profesión también con la incorporación de este enfoque feminista. Con Milena, por ejemplo, yo todo el tiempo he litigado este caso ad honorem, es decir, sin recibir un centavo. Lo he hecho más por la justa indignación que me genera y porque me conmovió su caso, pero lo expongo para hablar sobre esta necesidad de que los derechos y el acceso a la justicia de las mujeres que son víctimas de violencias basadas en género pasa también por la garantía real y la financiación por parte del Estado e inclusive de abogadas y de funcionarios con una perspectiva de género.
La figura de un representante judicial de víctimas no sería necesaria si tuviéramos fiscales con una perspectiva de género efectivamente integrada, pero lo que hacemos los representantes de víctimas dentro de los procesos es justamente estar ejerciendo una labor de presión constante, de decirles es que ‘tienen que poner la mirada aquí’. Es generar ese impulso procesal y garantizar que efectivamente los derechos de esa víctima estén siendo o busquen ser restablecidos o que se puedan satisfacer al interior del proceso.