Documentales Radiónica: tráfico de patrimonio
Colombia es uno de los países víctimas del saqueo de patrimonio arqueológico. Aunque hay leyes que lo protegen, poco se puede hacer para recuperar valiosas piezas que alimentan un multimillonario negocio en el que participan desde prestigiosas casas de subastas hasta guaqueros de bota y azadón. María Alejandra Calderón.
En la puerta de uno de los museos más importantes de Bogotá, varios turistas salen asombrados de nuestra riqueza cultural:
- ¿Acaban de salir del Museo del Oro?
- Si
- ¿Qué les pareció?
- Muy lindo.
- Si tuvieran la oportunidad de comprar las piezas. ¿lo harían?
-¿Pero.... se venden?, pregunta uno de ellos con una ecpresión de asombro.
Aunque parezca un chiste, muchas piezas similares a las que están en nuestros museos (como las que acaban de admirar estos turistas) sí se venden. Se venden y se compran en el mercado negro de patrimonio. “La Interpol, ha calculado que es uno de los cinco tipos de negocios ilícitos más importantes por la cantidad de dinero que mueve", afirma Victor González, investigador del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH).
“Colombia está entre los países saqueados”. Dentro de éste trafico se encuentran cerámicas y vasijas precolombinas, estatuas en talladas en piedra, esculturas y joyas en oro, momias milenarias, entre otros miles de objetos creados por tayronas, muiscas, malaganas, zenúes, calimas y otras pueblos que habitaron nuestro territorio.
Las leyes para evitar que muchos extranjeros se sigan llevando nuestro patrimonio bajo el brazo, son recientes. En 1986, con la Ley 63, Colombia se adhiere la convención de Unesco que prohíbe la exportación y transferencia ilícita de bienes culturales, suscrita en 1970.
Hace apenas 6 años, el país cuenta con un grupo especial de la Policía y la Fiscalía dedicado a perseguir a estos traficantes. La policía dice que las zonas más vulnerables a saqueos son Huila, Boyacá, Nariño, Putumayo Caquetá y Magdalena.
La Subteniente Jennifer Olarte, encargada de estas operaciones, sabe que la historia no tiene fin cuando la ley no está de su lado.“Desafortunadamente en Colombia no hay una ley que castigue a estas personas”, dice Olarte. “Hay personas que si tienen conocimiento que es prohibido el hecho de hacer guaquería pero para ellos es como un estilo de vida y no lo ven preocupante”.
Ni siquiera las convenciones internacionales han podido frenar el tráfico “hay casos patéticos donde a pesar de las pruebas no se puede hacer nada”, cuenta Roberto Lleras, ex subdirector técnico del Museo del Oro. “Yo participé en el siguiente proceso: en Bélgica, había unos grandes coleccionistas, los Barones Janssen, y se sabía que compraban piezas arqueológicas, las que le vendieran legal o ilegalmente y murió el Barón...”El Barón tenía una deuda con el estado Belga por impuestos. Su viuda decidió pagar con las piezas.
La embajada colombiana se enteró que en ese pequeño tesoro privado había algunas piezas nuestras. “Yo fui enviado, continúa Lleras, para hacer el peritazgo y determinar si eran legítimas o no. Encontré varias piezas que se podía probar que habían salido del país ilegalmente porque habían salido después de la promulgación de la ley. El Estado belga no quiso intervenir y recibió las piezas junto con piezas falsas que fueron entregadas por la baronesa en pago de impuestos.”
Según Roberto Lleras una buena parte de estos tesoros esperan un buen comprador, están en las bodegas de muchas galerías de arte precolombino del país.
¿Cómo las sacan?
Con un juego de dobles certificados: uno que dice que es falsa para mostrar en el aeropuerto y uno que certifica su originalidad cuando ya está en suelo extranjero. “Hicimos una investigación en las galerías de arte pre-colombino y llegamos a la conclusión tristísima de que esas galerías tenían una existencia comparable a la que tenían los museos de la ciudad”, comenta Lleras.
"Con Victor nos sentamos a revisar los catálogos en línea de las grandes casas de subastas en París, Nueva York, Londres, Hong Kong, y otras ciudades. El resultado es alarmante.“Sothebys tiene una gran cantidad de elementos colombianos, acá están ofreciendo piezas entre 25 mil y 30 mil dólares. 550 objetos prehispánicos y está una vasija colombiana en forma de un personaje corpulento, una cerámica probablemente Calima, no tiene el precio porque la venta ya sucedió,” comenta González frente a su computador.
En ocasiones la cancillería colombiana hace una nota para que las autoridades del país investiguen la procedencia o si los coleccionistas que están vendiendo tienen un documento. Sin embargo.. “Las posibilidades de éxito son muy bajas. Hay confidencialidad entre las personas que hacen las ventas y eso está protegido, es muy fácil que la pieza desaparezca. Por ejemplo sabemos que en La Mesa de los Santos salen momias completas y hay denuncias de que helicópteros han bajado a cierto punto y han sacado dos o tres momias pero no hay registros de vuelos, no se sabe de dónde salieron, no aparecen en las subastas internacionales, no sabemos a dónde van, quién las sacó, cuánto valen”, asegura González.
Los tesoros invaluables de galeones hundidos en nuestros mares son otra parte de nuestro patrimonio, y también están en riesgo. Una Ley, que ya fue aprobada en el Congreso, busca regular la exploración y rescate de 1.500 hundimientos, de los cuales entre 5 y 7 podrían tener tesoros. “Hoy creemos que la ley nos permite proteger el patrimonio, estar al tanto de los saqueos de los galeones y sobre todo tener una herramienta que nos permita entender este patrimonio desde el punto de vista cultural y científico”, dijo hace poco en el Congreso de la República la Ministra de Cultura, Mariana Garcés: Para Roberto Lleras la ley de patrimonio sumergido es un salvoconducto al saqueo: “Eso es terrible. Está en contravía de lo que todos los países del mundo están haciendo, México, Ecuador, Perú, están protegiendo su patrimonio subacuático y nosotros lo estamos regalando”.
Los más interesados en una ley como esta, dicen los expertos, son las empresas de cazatesoros, algunas ya operando en Colombia. Fernando Montenegro, subdirector del ICANH, prefiere no entrar en la polémica. “Esa ley regula los usos y procedimiento de intervención y regula el manejo que se le da a los objetos materiales que se encuentran sumergidos en el fondo de los mares, como en las ciénagas y en los ríos. Lo que tengo que decir es que llena un vacío jurídico.”Con la ley, el gobierno espera evitar que se repitan situaciones como la del Galeón San José.
Colombia enfrenta una demanda de 17 mil millones de dólares por parte de la empresa Sea Search Armada que ubicó el valioso tesoro. El ICANH y la policía han logrado recuperar importantes piezas. Una de ellas es la estatua No 155 de San Agustín, que fue repatriada de Dinamarca. El proceso duró 13 años. Esa es solo una de 17 estatuas que están reportadas como perdidas, de otros tesoros ya no quedan esperanzas. Pero la pérdida más grande no tiene precio ni forma, “Lo más importante que se ha perdido es la información, los coleccionistas no entienden. Cuando se pierde información, el objeto pierde valor”, opina Víctor. Mientras tanto Roberto concluye: “Gerardo Reichel Dolmatoff fue un arqueólogo austriaco, una persona muy importante como pionero en investigaciones y demás, decía una cosa que puede sonar chocante pero puede tener la razón. Él decía que el Oro era la maldición de la arqueología en Colombia, porque el oro es lo que ha desatado la guaquería y la destrucción del patrimonio”, concluye Lleras.
Escuchen el reportaje completo en el siguiente audio:
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