West Ham entre el fútbol y el rock
Hay pocos lugares en los que se puede cantar al unísono junto con miles de personas que expresan a flor de piel toda la pasión de sus entrañas. Estos momentos de comunión y euforia colectiva generan lazos tan profundos que van más allá de la compresión. Que juntan sentimientos, recuerdos, añoranzas, victorias y derrotas y los ponen en forma de canto. Aparte de un concierto, otro gran espacio en donde se puede sentir esta magia es en el estadio.
Solo quien ha estado saltando y cantando entre la barra, puede entender lo que significa alentar al equipo. Entregar esa energía creada entre la añoranza a los pies de quienes intentan meter un balón en un arco, solo para sentir la emoción de una victoria vicaría. Y una hinchada que sabe muy bien lo que significa la pasión por su club, canta todas las semanas unos versos icónicos que dicen: “I'm forever blowing bubbles/ Pretty bubbles in the air!/ United! United!”.
Este grito suena en el Estadio Olímpico de Londres cada vez que el West Ham United mueve la pelota. Este tradicional equipo inglés actualmente ha resonado en el mundo digital pero no por por su desempeño en la liga Premier de Inglaterra, donde después de una mala temporada ocupa el puesto 14, sino por la entrega y sacrificio de un hincha llamado Chris Knoll, un hombre de 54 años, padre de cuatro a quien sus amigos llaman Knollsy y que por siempre será recordado como el “Ángel de Alkmaar”.
Este hincha del West Ham, fue el 18 de mayo a ver la segunda semifinal de la Conference League, torneo de equipos europeos creado en 2021, en el que su equipo jugaba de visitante contra el plantel neerlandés AZ Alkmaar. El partido quedó uno a cero en favor del club inglés, pero esta vez la noticia principal no fue el cotejo.
Lamentablemente barristas locales intentaron invadir la tribuna donde estaban los seguidores del West Ham y las familias de los jugadores. No había barristas violentos en estas gradas y los neerlandéses querían venganza luego ser eliminados, pero el buen Knollsy y otros de sus compañeros se pararon duro en el acceso y a los golpes defendieron el lugar y así evitaron una tragedia.
El “Ángel de Alkmaar” ha declarado que no es un héroe y que no apoya ni aplaude las conductas violentas pero tenía que defender, no solo a sus colegas de equipo, sino al espíritu del fútbol.
Sin duda pararse de esa forma frente a una par de decenas de barristas más jóvenes que él, es algo muy rockero. Lo cual para la hinchada de este equipo no es algo ajeno ya que tiene una tradición muy larga con la música, el metal y el punk.
La historia de un himno
Pero antes de entrar en los sonidos estridentes, es importante saber de dónde viene “I’m Forever Blowing Bubbles” el himno del equipo. Esta es una canción de 1918 compuesta por el músico estadounidense John Kellette, cuya letra se atribuye a Jaan Kenbrovin, el seudónimo del colectivo de letristas compuesto por James Kendis, James Brockman y Nat Vincent.
Este fue un gran éxito comercial que se dice llegó a la cancha del West Ham en la década del 20 por un jugador juvenil llamado Billy Murray, apodado Bubbles (burbujas) porque se parecía al personaje de un cuadro usado como publicidad para un jabón. Esto se sumó a que Cornelius Beal, director de un colegio que era seguidor del equipo y era cercano al entrenador, escribiera su versión de “I’m Forever Blowing Bubbles”, la cual cantaba con sus estudiantes en la tribuna cada vez que el equipo iba bien. Así de a poco se fue volviendo popular y hoy es uno de los cantos más reconocidos del mundo futbolístico.
El equipo favorito de tu bajista favorito
El West Ham no es un equipo muy grande, ni ha tenido tantos triunfos a lo largo de su carrera, pero eso sí, hasta ahora no ha descendido. De hecho otros clubes de Londres como Arsenal, Chelsea y Tottenham suelen ocupar los titulares. Este equipo del este de la capital inglesa, se fundó en 1895 bajo el nombre de Thames Ironworks and Shipbuilding Co. Ltd. Como muchos equipos ingleses, nació en el corazón de la clase obrera, en este caso los trabajadores metalúrgicos, por eso uno de sus apodos es los “Hammers” o los martillos.
Esta tradición lo ha mantenido como un equipo muy apasionado del barrio y la familia, cuyos hinchas llevan su escudo a todo el mundo, incluyendo a una tarima alzada frente a cientos de miles de personas como es el caso de Steve Harris, bajista, fundador y compositor de Iron Maiden. La pasión de este metalero que ha influido a millones de personas por su equipo es tan grande, que ha jugado en las divisiones inferiores.
Además en ocasiones lleva el escudo en su instrumento y sus muñequeras lucen el celeste y el rojo característico de la indumentaria Hammer. Incluso el club ha sacado camisetas especiales que llevan el logo de Iron Maiden.
Hooligans, punks y antifascistas
En 1979 en el duro barrio de East End London, los hermanos Micky y Geoff Geggus se unieron con sus amigos Chris Murrell y Paul Harvey con quienes compartían el amor por el punk y el West Ham. Los cuatro formaron una banda llamada Cockney Rejects, la cual fue de las pioneras del street punk y el Oi!, de hecho su canción "Oi, Oi, Oi" inspiró el nombre del género y son conocidos por sus letras inspiradas en el fútbol. Incluso tienen una versión punk de “I’m Forever Blowing Bubbles”.
Pero los miembros de Cockney Rejects también eran hooligans y jóvenes de la calles que crecieron en un contexto lleno de violencia, en el cual las peleas entre barristas eran normales. Pero también en esa época, un tufo neonazi empezó a rondar los estadios. Entre los hinchas aparecieron personajes con ideas de corte fascista y para una banda obrera como Cockney Rejects esto era inaceptable. Así que también se pararon duro para expulsar estas ideas del fútbol.
Hoy las cosas son distintas pero la pasión es la misma. Aun así, a pesar de eso de los cambios, todavía hay conductas de racismo y violencia en el fútbol que necesitan ser eliminadas de una vez por todas, pero por suerte siempre existirán personajes como Knollsy, que saben que el fútbol es más que un juego y hay que defender su esencia de unidad, paz e integración.