Entrenadores de paso en el fútbol colombiano
Transcurridas 9 fechas del futbol colombiano, ya son 3 directores técnicos los que han sido despedidos de sus equipos. Quedan procesos inconclusos, y ponen de manifiesto el inicio de círculos viciosos de fin lejano. ¿Cuál es la cuota de responsabilidad de los jugadores, directivos y afición?
El primer caso ocurrido es, tal vez, el más sorprendente de todos. Con apenas 2 fechas disputadas -sí, dos- Gregorio Pérez fue despedido del Deportes Tolima. No logró siquiera dirigir el primer juego de la Copa Sudamericana ante Bolívar de Bolivia. ¿Qué pasó? Fuertes desencuentros con el máximo accionista del equipo. ¿Por qué? Según declaraciones del DT uruguayo, “la gota que colmó el vaso fue la sugerencia en más de una oportunidad de querer participar en la formación del equipo”.
Gregorio Pérez prometía. Su experticia a nivel continental (multicampeón con Peñarol, por ejemplo) le hubiera sentado bien al fútbol colombiano. Lo sucedido corresponde más a una decisión apresurada y explosiva de los dirigentes. No permitió Gregorio que nadie ajeno al cuerpo técnico tomase parte de las decisiones a la hora del armado del equipo y eso lo ‘condenó’. Simple y contundente.
Tras un buen 2016, Atlético Bucaramanga sorprendió a propios y extraños con el giro casi de 180 grados en la conformación de la plantilla para este año. Salieron su cuerpo técnico, encabezado por Flabio Torres, y más de 10 jugadores. Se optó por contratar a Harold Rivera como entrenador más una decena de nuevos futbolistas.
Con el promedio del descenso aún rondando por la casa de los ‘leopardos’, la tarea aparentemente exigía tener un buen inicio de temporada. A la octava fecha, Rivera dejó de ser el timonel. Balance: 8 puntos en 8 compromisos, producto de 2 triunfos, 2 empates y 4 derrotas. Para un rendimiento del 33.3%. El mayor detonante, la derrota ante Tigres, rival directo por el descenso.
A los técnicos, dice el adagio popular, los contratan por buenos y los sacan por malos. Sin embargo, vale la pena preguntarse cuál era el objetivo de contratar a Rivera. ¿Para entrar a los 8? ¿Ser campeón? ¿Sumar puntos en el descenso? En Patriotas, pese a que le faltaban siempre ‘cinco centavos para el peso’, Harold Rivera le dio una identidad al equipo boyacense, lo sacó del incómodo descenso y puso su granito de arena para una histórica clasificación a Copa Sudamericana.
El afán por ganar partidos, sin respetar un proceso, desencadenó en la decisión de los directivos del Bucaramanga por darle salida. Contrataron a Fernando ‘Pecoso’ Castro. De acuerdo al accionar de los directivos, debe hilvanar una seguidilla de victorias para subsanar la mala racha. Si esto no llegase a ocurrir, ¿lo sacarán también? Lo dudo.
Y llegamos ahora al Deportivo Cali. Tras una conferencia de prensa ofrecida al mediodía del jueves 9 de marzo por Álvaro Martínez, presidente, y en la cual se ratificaba a Mario Yepes como DT, sobre las 3 de la tarde se anunciaba su destitución. Dice el comunicado que la “decisión fue tomada en común acuerdo pensando en lo más conveniente para la institución”. La pregunta que viene es, ¿qué tan ‘conveniente’ es tomar esta decisión cuando el equipo verdiblanco juega partidos duros como el de Santa Fe el domingo en la noche, y el clásico con América el próximo fin de semana?
4 victorias, 3 derrotas y 1 empate es el balance para Mario en el corto primer semestre, incluida la victoria ante Sportivo Luqueño por la Sudamericana. 24 puntos en disputa, 13 puntos obtenidos, 54% de rendimiento. En Liga algo sucedió pues lleva 3 fechas seguidas sin ganar. Luego vendría lo condenable: un grupo de personas que se acercaron a la práctica del equipo a presionar, amenazar y a pedir la salida del entrenador.
Mario Alberto Yepes apenas duró 10 meses, no llegó al año. Vendrá lo de siempre: el nuevo DT pedirá un tiempo de adaptación (lo que queda del primer semestre). Aunque dirigirá una de las mejores nóminas del país, siempre se dirá que es un equipo que no armó a su gusto. Vendrá el segundo semestre. Una seguidilla de malos resultados, y nuevamente vendrán la toma de decisiones. Círculo vicioso, difícil salir de allí. ¿Hasta cuándo?