El Museo de la Universidad del Rosario ofrece un recorrido por el edificio El Tiempo
La Universidad del Rosario adquirió el icónico edificio de El Tiempo en el centro de Bogotá, ubicado en la Avenida Jiménez con Carrera Séptima. En el proceso de ampliar su campus, la institución educativa se ha comprometido con la protección y salvaguardia de este patrimonio histórico de la capital colombiana.
De esta manera, el Museo de la Universidad del Rosario (MURO) abrirá las puertas de dicho edificio desde este 21 de abril y dará unas visitas guiadas en su interior. Como señaló la institución en un comunicado, el recorrido comenzará en el foyer del edificio, donde se encuentra plasmado un monumental mural cerámico de la Declaración Universal de los Derechos Humanos adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948, la cual representa los 30 derechos universales de todas las personas incluida la libertad de prensa.
Luego se podrá acceder a la icónica terraza ubicada en el segundo piso del edificio, el mismo piso donde se encontraba antiguamente el despacho del director del periódico. Desde aquí se podrá reconocer el valor patrimonial de este lugar y reconocer el punto encuentro y de transformación que significó para la ciudad, activando la memoria del antiguo río San Francisco, que se buscó canalizar desde el siglo XIX, hasta la construcción de la actual Avenida Jiménez. Además se rememorará “El Bogotazo”, al poderse ver desde ahí el lugar del asesinato del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948
A propósito de esto, Margarita Guzmán, directora del MURO, señaló: "Las herramientas de la museografía se ponen al servicio de los propósitos de interpretación patrimonial del lugar, en este caso empleándolas desde la realidad virtual, incorporando además sonidos y experiencias que nos evocan diferentes épocas que habitaron esta ciudad y este lugar en particular".
La Universidad y su comunidad han señalado que son conscientes de la importancia de mantener vivo el sentido del lugar de este edificio para el país y las futuras generaciones, por lo que toda una obra de infraestructura estará pensada entre la arquitectura moderna y la conservación de su fachada y acomodación de espacios para la apropiación patrimonial.