Recordando a Super Cholita, una heroína boliviana
Bendecida con el poder de Inti, el dios del Sol, heredera de la magia de Tiwanaku, defensora de los pobres, antiimperialista y más inteligente que cien políticos, Super Cholita fue una superheroína que surcó los cielos de los Andes y quedó guardada en la memoria de los cómics alternativos latinoamericanos.
Este manga boliviano comenzó a rotarse en 2007 en las calles de El Alto, un municipio cercano a La Paz que tiene la mala fama de ser uno de los lugares más pobres y peligrosos de toda Bolivia; y fue un éxito en el mundo del cómic underground. Su creador fue Rolando Valdez, un hombre tan misterioso que su rastro digital se pierde, pero del que se sabe que era un escritor amateur que trabajó en una carpintería, vendió escobas, CDs y al momento de hacer este manga era auxiliar de enfermería.
Rolando vivía en El Alto y era fanático de la animación japonesa y los mangas. Tenía una gran colección que lo inspiró a crear su propia heroína, llena de poder y fuerza, pero tan real como cualquier cholita de la ciudad.
Las cholitas bolivianas son mujeres, en su mayoría indígenas, que lucen la vestimenta típica del país y mantienen varias tradiciones propias de Bolivia. Esta es una denominación étnica que durante un tiempo fue usada de forma peyorativa, pero desde hace varias décadas es un orgullo nacer y denominarse cholita. De hecho, este símbolo es tan importante que El Alto también es famoso por la lucha libre protagonizada por cholitas y en los últimos años ha crecido un movimiento de cholitas skateres en las jóvenes de La Paz y El Alto.
Por eso era lógico que Super Cholita naciera no solo para luchar por la justicia sino también para ironizar la cotidianidad de Bolivia, la cual es bastante parecida a la del resto de Latinoamérica.
Así como esta mujer peleaba por el bien, también aprovechaba para robarse una que otra papa en el mercado, tenía un novio policía y se burlaba de los políticos a quienes trataba como niños que estaban jugando y no tenían idea de lo que hacían. Pero también daba mensajes relacionados con respetar los derechos de los trabajadores y hacía comentarios sarcásticas acerca del mundo. Además, se burlaba de Karl Marx, Evo Morales, Hugo Chávez y cualquiera que se cruzara en su camino.
Pero lo que hizo popular a Super Cholita fue su cercanía con la gente. Ella era una mujer de los Andes creada a partir de las tradiciones y el folclore. Por ejemplo, su papá era un pepino, un payaso tradicional del carnaval de La Paz, que es un colorido personaje mestizo y enmascarado que hace bromas, es pícaro y según los cuentos, es padre de muchos niños. Además fue una forma muy ingeniosa de llevar el mundo del manga a nuestra región y formar un lazo intercultural propio de la globalización, que demuestra lo conectados que realmente estamos.
Tristemente Super Cholita se fue cómo llegó y en el internet se encuentran algunas de las viñetas de esta heroína del pueblo que volará por siempre en el imaginario andino.