Nomadland: Una oda a la libertad
¿Alguna vez han sentido el impulso de dejarlo todo y simplemente agarrar el camino y ver que pasa? El impulso de desprenderse de todo, enterrar el pasado y ponerse en manos del destino y la carretera. Más de un millón de personas en Estados Unidos han seguido el llamado de ese impulso y por distintas razones sus carros se han vuelto sus hogares. Estas personas forman una nación móvil, que es retratada de una forma hermosamente humana en la película de la directora Chloé Zhao Nomadland.
Este largometraje está basado en el libro Nomadland: Surviving America in the Twenty-First Century (2017) el cual es una investigación de la periodista estadounidense Jessica Bruder, quien se metió en el corazón de esta enorme comunidad de nómadas que viajan por todo el país.
Las razones por las que estas personas toman la carretera son muy variadas. Algunos lo hacen por necesidad o porque perdieron sus hogares, otros lo hacen por un compromiso político antisistema, otros por la emoción de ser libres. En el caso de Fern, interpretada por Frances McDormand, ella comienza a vivir en su van blanca luego de perder su trabajo debido al cierre de la fábrica de US Gypsum, ubicada en el municipio de Empire, en el estado de Nevada.
A parte, enviudó hace poco y ese trabajo era lo único que la ataba a su hogar. Esta sencilla, tímida, silenciosa e ingeniosa mujer comienza un viaje que en sus primero kilómetros nos muestra la historia de un duelo. Pero poco a poco vemos evolucionar a Fren que muy torpemente aprende a vivir en la carretera.
Gracias a la espectacular fotografía de Joshua James Richards, vemos como, mientras los impresionantes paisajes de Estados Unidos se abren de forma sublime ante Fren, ella se va adentrando en la comunidad de nómadas. Esta nación dentro de una nación que vive bajo las reglas del cooperativismo y la confianza. El trueque, el intercambio de saberes, el cuidado mutuo son las reglas básicas que siguen estas personas que se mueven entre una ciudad a otra y trabajando en lo que haya disponible.
Chloé Zhao no solo dirigió, también escribió el guión, formó parte de la producción y editó la película. Pero a parte, trabajó con actores naturales que también son protagonistas del libro de Jessica Bruder. Uno de ellos es el carismático Bob Wells, quien es una especie de líder de los nómadas. Él es youtuber, escritor y un pensador anti consumismo que opina que las personas somos “esclavas de la dictadura del dólar” y para él, este estilo de vida es una forma de romper con las cadenas del capitalismo salvaje.
Los otros personajes reales de Nomadland son: Linda May, quien es la primera mentora de Fren y quien la invita a un campamento anual de nómadas en el que ella comienza su formación. En este espacio conoce a Charlene Swankie, también interpretada por ella misma, con quien forma una fuerte amistad y quien adoptó esta vida porque tiene cáncer terminal y prefiere pasar sus últimos días viajando feliz.
Pero lo más interesante de esta película es que no está cargada de secuencias de acción alucinantes ni de escenas dramáticas. Su riqueza radica en su hermosa simpleza. Son muy pocos los elementos que Zhao necesita para enganchar al espectador desde la primera toma, por ejemplo, el paisaje y el silencio forman una parte vital en esta historia que por momentos se desdibuja entre el documental y la ficción.
La forma en la que uno es sumergido en el mundo de Fren está tan bien lograda que casi se puede oler la Van en la que vive. Además la interpretación de Frances McDormand es tan honesta y cautivadora que uno siente que puede ver el mundo con los ojos del personaje.
Algunas personas han criticado a Nomadland por no cuestionar a la empresa Amazon que tiene múltiples denuncias por abuso laboral y aparece al principio de la película. El primer trabajo temporal de Fren es en esta empresa que tiene un programa enfocado en los nómadas. La cuestión es que las condiciones son tan duras, que está más cercana a la escalvitud moderna que a un trabajo digno. Esta denuncia es un eje central del libro, pero en el largometraje pasa desapercibido.
Y si bien este es un tema que necesita ser debatido y denunciado a nivel público, no es necesario para el desarrollo de la película que igual es bastante clara con su denuncia a la crisis inmobiliaria que vivió Estados Unidos en el 2008. La cual obligó a miles de personas a vivir en sus vehículos.
Tal vez una de las escenas más fuertes es cuando la protagonista debe refugiarse un tiempo donde su hermana, que hace un almuerzo al que asisten varios agentes inmobiliarios. Mientras comen y beben uno de ellos sin siquiera pensar en sus palabras dice que el mejor año de su carrera fue el 2008 y le encantaría volver para comprar barato todas las propiedades que tuvieron que ser vendidas. Fren llena de ira lo cuestiona al decirle que se está lucrando de la tragedia ajena.
El tema de vivienda en el mundo cada vez es más complejo. Las burbujas inmobiliarias crecen y crecen, y cada vez hay más gente sin hogar, mientras que miles de apartamentos permanecen vacíos. Y esa es una reflexión constante que hace esta película ¿Por qué la vivienda digna tiene que ser un lujo y no un derecho?.
Pero tal vez el fondo de esta historia es un llamado a la libertad y qué tanto la cedemos en nombre de la comodidad, el privilegio o los parámetros sociales. Nomadland nos muestra otra forma de habitar la urbanidad. A larga muchas veces nos ponemos muchas ataduras que nos anclan a un espacio o a un momento e impiden que desarrollemos nuestros anhelos. Y no es necesario hacer como Fren y dejarlo todo atrás e irse por ahí en una van, pero sí nos deja la valiosa lección de aprender a soltar y tomar riesgos porque a la larga, la vida es un camino que una va descubriendo. Solo basta echarle un poco de combustible a lo que sea que te impulsa a emprender ese viaje.