'GREEN ROOM': UN THRILLER CON MUCHO PUNK
La más reciente cinta de Jeremy Saulnier (Murder Party, Blue Ruin) aparenta ser una historia común sobre una banda que se convierte en un oscuro viaje de supervivencia.
Cada año en nuestro país nos encontramos con una distribución de estrenos en las salas de cine que llega a ser muy variada en ciertos campos y algo limitada en otros. A veces pasan desapercibidas producciones que únicamente se pueden ver de forma posterior, a través de plataformas de streaming o distribución en formatos domésticos.
Es muy común encontrarnos con películas que abordan la vida de jóvenes vinculadas a expresiones artisticas como la música, algunas recrean relatos completamente nuevos, y muchas otras están basados en las historias de artistas de la vida real. Como casos concretos podríamos citar a Rock Star (2001) o la danesa ExDrummer (2007), donde se realizan acercamientos sobre las vivencias de los músicos y sus personajes.
Pero, ¿que tal si tomamos estos elementos y los metemos en una asfixiante historia de violencia, en la que sólo el más fuerte sobrevive?
Eso es lo que logra Green Room (2015), la más reciente creación del director Jeremy Saulnier, quien con tres producciones (escritas y dirigidas) hasta la fecha, ha demostrado tener una gran afinidad por géneros como el suspenso, crimen, horror y gore.
Esta nos cuenta sobre una banda de Punk llamada Ain’t Rights, un ruidoso cuarteto conformado por Pat, Sam, Reece y Tiger, quienes se encuentran realizando una gira por diferentes poblados y ciudades de los Estados Unidos. En uno de estos destinos, contando con poco dinero, son contratados por un locutor de una emisora universitaria que los conduce a una presentación que resulta un completo desastre.
Con la banda molesta y viendo sus difíciles posibilidades de regresar a casa, este promotor local decide arreglarles una fecha en otro recinto cercano, un club de Neo-nazis radicales. Sin recursos ni otra alternativa, su única opción es ser cautelosos e ir a dar un poderoso show, sustentado simplemente por lo que saben hacer.
Al llegar allí todo parece salir bien. Logran una respuesta “positiva” frente al público asistente, que culmina con una tragedia por el simple hecho de estar en el lugar y en el momento equivocado. Los Ain’t Rights son testigos de un asesinato en los camerinos, convirtiéndose en posibles soplones ante las autoridades locales. Por esa razón, son encerrados en el cuarto por Darcy, el líder de la comunidad empecinado en no dejar rastro alguno del suceso, comienza acechar a los músicos, quienes deberán armarse con algo más que valor, para poder sobrevivir ante una prolongada pesadilla.
Es curioso, pero este filme cuenta con actuaciones de dos figuras dentro del antiguo y el nuevo universo de Star Trek. Por un lado nos topamos con el papel protagónico del fallecido Anton Yelchin, quien siendo recordado por su interpretación de Pavel Chekov encarna a Pat, el líder de la banda. Por el otro lado tenemos al grandioso y siempre recordado como el capitán Jean Luc Picard, Patrick Stewart, interpretando al despiadado e implacable líder del grupo radical Darcy Baker.
Adicionalmente, apreciamos una generación de jóvenes actores con destacada trayectoria como Alia Shawcat, Joe Cole, Callum Turner, Imogine Poots y Mark Webber, quienes han sobresalido por series y películas como Skins, Filth, Knight Of Cups, Victor Frankenstein, V For Vendetta y The Runaways.
Fuera de la música interpretada por Ain’t Rights (que por cierto es un proyecto que existe en la vida real), encontramos una banda sonora de primera entre música incidental y diegética con la participaci{on de artistas como Dead Kennedys, Corpus Rottus, Bad Brains, Poison Idea, Napalm Death, Fear, Obituary y Slayer. Allí mismo, realzando ese espíritu Do It Yourself, entre paredes y rincones, se pueden apreciar referencias con publicidades, afiches, fanzines, discos y calcomanías a muchas otras bandas como The Casualties, Dillinger Escape Plan, Allegaeon, Aborted, Fugazi, Mastodon y Warbringer.
Green Room ha sido elogiada con excelentes críticas desde su estreno el 17 de mayo de 2015 durante la edición número 68 del Festival de Cine de Cannes. Su estreno oficial en salas de Estados Unidos se realizó el pasado 15 de abril gracias a la distribución independiente de A24.
Además, ha ganado premios internacionales en festivales como el Austin Fantastic Fest, Du Nouveau Cinéma y Montreal Of New Cinema. Así mismo, se postula como una de las mejores películas de 2016, al mostrar la música de una manera particular, por supuesto siempre sincera, pero dentro de un mundo que se torna oscuro y siniestro.
Pese a la corta carrera que ha desarrollado su director, vale la pena también recomendar sus dos piezas anteriores, Murder Party (2007) y Blue Ruin (2013), las cuales siendo producciones independientes, llegaron a ser reconocidas en festivales internacionales como los Spirit Awards.