De cortometraje a cinco nominaciones al Oscar: Whiplash
Todos aquellos que mantienen atentos a las novedades del mundo cinematográfico, incluidas las ceremonias de premiación que se realizan en los primeros meses del año, tuvieron que sacrificar la experiencia de ver una película en una la sala de cine y sentarse frente al reducido tamaño de las pantallas de los computadores para disfrutar "a tiempo" del drama musical escrito y dirigido por Damien Chazelle.
Para quien no lo ha hecho y lo tiene sin cuidado toda la parafernalia que gira en torno a las premiaciones de la gran industria de hollywood, les recomendamos ver Whiplash como la diosa del cine lo manda a partir del 26 de febrero.
La cinta del joven Chazelle nominada a Mejor Película, Mejor actor de reparto para J.K. Simmons, Mejor guión adaptado, Mejor Montaje, y Mejor Sonido; reedita el caso de Bottle rocket (1996), el debut cinematográfico de Wes Anderson. Al igual que la primera película del director de El gran hotel Budapest (también con varias nominaciones a los Oscar), la cinta de Chazelle empezó como un cortometraje en el Festival de Sundance en 2012, donde gustó tanto que rapidamente encontró inversionistas y se transformó en un largometraje que en el 2014 ganó el Premio del Público y el Gran Premio del Jurado en Sundance.
El filme, cuyo título alude a una canción estándar del jazz, es el trabajo que menos dinero ha recaudado entre todos los postulados a obtener el galardón de Mejor Película este año con nueve millones de dólares, pero esa es una de las cosas que quizá menos importa, ya que el costo de su producción fue bajísimo y en únicamente diez semanas Damien Chazelle filmó y editó una historia de perfección protagonizada por dos personajes bastante competitivos: el joven baterista Andrew Neyman (Miles Teller), que trabaja diariamente para ser el mejor dejando de lado otras facetas de su vida; y el profesor Fletcher (J.K. Simmons), que espera descubrir al próximo Charlie Parker, y en busca de ese objetivo presiona a sus estudiantes para que entreguen más de lo que ellos esperan; su lema: las dos palabras más dañinas de nuestro idioma son "buen trabajo". Así Fletcher hace de su academia musical algo que parece más bien una escuela de entrenamiento para la guerra.
La película ambientada en la Costa Oeste de EE.UU nació de la propia experiencia de su director, quien antes de ser cineasta estudió en una academia similar a la que recrea en su filme. Y aunque ha tenido muy buenas criticas y elogios a nivel de interpretaciones e historia, la descripción marcial que hace de las escuelas de jazz tiene sus detractores; entre ellos algunos duros seguidores del jazz, por ejemplo, Jon Newey, editor de la revista Jazzwise, quien afirmó al diario británico The Independent: “Hay muchos errores en la cinta. Es una representación retrógrada y torcida de las bandas y sesiones de jazz”.
Nosotros solo hacemos una invitación a ver la película, una de las más nombradas en esta temporada de premiaciones cinematgráficas. Esperamos que si no la han visto, se antojen viendo el tráiler a continuación