Ave del Río: documental sobre un colectivo hip hop
“Cuando el ave sale de su cascarón es sabio hasta que se muere, es ese su destino, como el destino que nos ha tocado o que nosotros mismos hemos buscado. No sé cómo ha sido, pero es algo mágico”.
Wilson Mario Zuluaga, alias Chiqui, Cucho, Tic Tac de Las Calles, o Ave del Río, posee sabiduría en cada frase que sale de su boca. No pretende ser quien no es, ni habla por hablar. Suelta rimas que narran momentos de su vida o del día a día que comparte con sus amigos, conocidos o desconocidos en el barrio que lo vio crecer, el barrio Otún, también llamado San Judas. Barrio que yace justo al lado del río y debajo del Viaducto César Gaviria Trujillo, puente que conecta a Pereira con el municipio de Dosquebradas, Risaralda.
La vida de Wilson, como la de tantos más en el barrio que habita, no ha sido fácil. El lugar ha crecido en torno a los estigmas que deja el microtráfico y las bandas delincuenciales que no pierden tiempo para tomarse las zonas más excluidas por los gobernantes de turno.
Pero si hay algo que el barrio también le ha dado a Wilson, y a muchos otros, es el hip hop, un estado de vida y conciencia que él mismo describe no como algo que se elige, sino como algo que los eligió a ellos.
“Nosotros acá en el barrio diariamente estamos construyendo, pero de igual forma vamos destruyendo para volver a construir. Esa es como una idea permanente, ¿sabe? porque acá en el barrio lo primero que se quiere es el bien personal, pero si como individuos logramos impactar a alguien más, ahí ya vamos construyendo en colectivo, pero seguramente tuvimos que destruir muchas cosas en nosotros mismos para lograrlo… Para mí el hip hop es la vida misma, es la esencia, poder ser, ser arte y ser cultura; es aprender y comprender en qué punto de la sociedad estamos y qué papel jugamos en esa sociedad para crear en colectivo y así tejer más redes que te salven o que nos salven”.
Ave del Río es el nombre de esa idea en colectivo. Un espacio donde personas como Wilson pretenden ofrecer como estilo de vida. Un colectivo que funciona como escuela en torno a la música y el arte de hacer rap, que sin ataduras de ningún les permite crear y pensar en positivo.
Ave del Río, Una Mirada Distinta: el documental
Precisamente sobre esa idea en colectivo va el documental que lleva el mismo nombre del colectivo: Ave del Río producido por Brotherhood Cinematografía se proyectó recientemente en el marco del Festival Internacional de Cine por Los Derechos Humanos, sexta versión en la ciudad de Pereira.
El documental narra en parte la historia de Wilson y sus amigos en el barrio, y la mezcla con la del colectivo y su quehacer diario teniendo como base una escuela abandonada, lugar desde donde resisten niños y jóvenes buscando crear en torno a la paz y la reconciliación.
La historia llegó a Santiago Ramírez, director del docu, y al equipo de producción de Brotherhood, coincidencialmente, en el 2015 apoyando las actividades del colectivo en las que enseñaban a los niños un camino diferente al de la violencia, llegaron a hacer tomas audiovisuales al barrio sin idea alguna de generar un relato documental.
Un par de años después surgió la idea de hacer un largo, y la ya cercana relación con el colectivo les permitiría hacerlo realidad, como lo cuenta Andrés Agudelo, uno de los productores: “en un principio llegamos al barrio solo a realizar apoyo a la gestión del colectivo Ave del Río, pero una vez empezamos a conocer la historia del barrio y de la gente que vive allí, quisimos contar una historia. Entonces iniciamos con la investigación y vimos que lo que debíamos contar era una historia sobre la resiliencia y la forma en la que desde el colectivo se quiere cambiar su entorno teniendo a líderes como Wilson que es nuestro protagonista”.
Para la realización del documental los productores presentaron el proyecto a la convocatoria de Estímulos de la Secretaría de Cultura de Pereira y salieron ganadores de la beca de realización audiovisual, lo que les permitió realizar un primer rodaje. Posteriormente y con alianzas externas culminaron grabaciones en 2018.
El jueves 29 de agosto de 2019 el documental se estrenó en el barrio Otún teniendo como espectadores a los habitantes del mismo. Wilson realizó gran parte de la logística con el apoyo de niños y jóvenes. La película se proyectó sobre una lona blanca sujeta a uno de los pilares del Viaducto, mientras que en el otro costado del lugar se encendió fuego para cocinar agua de panela con maracuyá, bebida que se compartió entre los asistentes. Hubo RAP, aplausos, risas, y más de uno se reconoció en la pantalla.
El documental rodará por más festivales y escenarios en la ciudad aún sin confirmar, mientras Wilson, siendo él mismo ante cámaras y esa noche, libre y preciso con sus rimas, continuará incentivando a niños y jóvenes a apostar por otro estilo de vida.