"Censura es la falta de necesidad o de cultura por escuchar cosas nuevas"
Entrevistamos a Juan Carlos Rojas, bajista de esta legendaria banda bogotana, quienes volverán a tocar en el Concierto Radiónica este domingo 15 en la Media Torta de Bogotá.
Las 1280 Almas regresan al Concierto Radiónica ¿Cómo se sienten?
Señal Radiónica ha sido parte de la historia de 1280 Almas. A la gente que durante tanto tiempo ha trabajado en la emisora, y a los nuevos, a todo el dial en sí, le agradecemos mucho y tenemos una deuda sentimental por mucho tiempo. Ningún concierto es igual y nosotros no nos repetimos. Sentimos al Concierto Radiónica como clave e importante; algo que teníamos que hacer en algún momento. Generalmente, estamos involucrando a la emisora en todos los proyectos que hacemos. Tenemos una muy buena relación con Señal Radiónica y de alguna manera ir a tocar en vivo para ustedes y su público es hacerles un homenaje por todo lo que hacen por la música colombiana.
¿Qué expectativas tienen? ¿Qué esperan encontrar?
A nosotros nos hace muy felices ser tenidos en cuenta por las nuevas generaciones. Eso nos implica que seguimos vigentes y que no hay una brecha tan grande entre las cosas nuevas y nosotros que somos las viejas. Eso nos pone muy felices. Queremos que se llene, así que hemos apoyado mucho la iniciativa de Señal Radiónica en nuestras redes y estamos invitando puntualmente a la gente para que nos acompañe y acompañe a la emisora. Así como Señal Radiónica es un punto de referencia para nosotros, la Media Torta también lo es para Las Almas y nos sentimos muy felices de tocar ahí. Todo esto sumado hace que esperemos que el concierto sea una fiesta como siempre, que la gente esté muy contenta y daremos lo mejor de nosotros para que se diviertan.
¿Sienten ustedes, con todo su recorrido, que en Colombia es fácil que una banda se estanque y agote las posibilidades de escenarios alternativos?
Yo creo que en Colombia no existe una verdadera industria del entretenimiento. No solamente la música, sino otro tipo de artes, tienden a estancarse y a no encontrar una entrada económica para poderse sostener. La política que hemos tomado Las Almas es no tener expectativas de una gran difusión en Colombia. Durante mucho tiempo hemos seguido haciendo las cosas de una manera más cercana a la gente, no pretendiendo ser estrellas o tener el súper negocio de la música, sino estar muy cerca a la gente. Si uno mantiene la sinceridad con el tipo de música que hace y las letras continúan siendo sentidas, uno siempre encuentra eco en lo que importa, que es el público. Ahora nos lo podemos encontrar a través de un concierto que organiza Señal Radiónica en la Media Torta, pero en otro momento en un bar pequeño en la séptima. Entonces, en esa medida nos hemos curado un poco con el tema de las expectativas, porque hemos tenido que recurrir a otro tipo de trabajos y a hacer otras cosas para poder sostener el sueño que se llama Las 1280 Almas. De todas formas, siempre hemos querido apoyar otros grupos y hemos estado trabajando para abrir espacios para que la música no se estanque. En Colombia falta un poco de cultura y amor por lo propio, pero eso también es un tema de idiosincrasia. O sea, no puedo contestar de manera negativa diciendo las frase de cajón “aquí no hay apoyo, no hay lugares”, sino que le puedo contestar que nosotros hemos hecho la música sin esas expectativas y por eso nos mantenemos.
¿Esto del apoyo tiene que ver con su sello Coneja Ciega?
Sí, nosotros este año empezamos a hacer un festival que se llama Festival La Coneja Ciega, apoyado por nuestro sello del mismo nombre, respaldando a nuevos grupos de “la escena”, como dicen. Ahora estamos trabajando con Nanook el Último Esquimal, Los Otros que publicaron EP, Electromagnética que lanza disco a final de año, a La Hermandad que es de rap y a la Confederación Galáctica del Sonido. El año entrante vamos a tener una nueva edición del Festival de la Coneja Ciega. Este recibió el apoyo de Señal Radiónica y por eso estamos muy agradecidos.
¿Cómo se acerca una banda y le pasa una propuesta al sello?
Estamos haciendo un proceso anual de recibir gente. Este año empezamos a trabajar con muchas bandas y la curaduría se hizo haciendo una convocatoria a través de las redes. Pasaron varios grupos y se presentaron en el festival de 2013. Durante el año se hace una planeación de grabaciones de discos y hasta el próximo festival vuelve a haber una convocatoria para recibir dos o tres grupos. De todas formas, somos un sello pequeño con un estudio pequeño y no tenemos la posibilidad de recibir más. Sin embargo, 172 bandas nos contactaron este año, algo grandísimo. La curaduría la hacemos nosotros. Los grupos con los que se inició el sello, como Nanook, quienes ganaron la posibilidad de estar luego del festival, ya produjeron un disco con nosotros “Un esquimal por el Tawantinsuyu”. Próximamente, publicaremos otro álbum de ellos que se va a llamar “El pánico no se azara”. A los de La Hermandad los recibimos con la misma mecánica. Ellos quedaron de segundo lugar en el festival y vamos a hacer un disco posterior al que están promocionando ahora.
Durante estos más de 20 años de carrera ¿se han sentido censurados en algún momento?
En algunos momentos de nuestra carreara sí. En los noventa fue bastante difícil hacer difusión en lo que se llama radio comercial o radio privada. Aquí en Colombia la verdad censura se da por el dinero y por conveniencias. De pronto nosotros nunca estuvimos en la movida de lo conveniente. No somos un grupo que pertenece a una tendencia o moda. No tenemos plata para mover dineros a través de las emisoras. No estoy hablando de payola, pero en esa medida uno siente algún tiempo de censura porque pareciera que no interesa la difusión de grupos que no hacen parte de la tendencia del momento. Pero eso a nosotros no nos ha importado mucho porque la música no la hacemos con ese principio. La verdad, no discutimos mucho sobre este tema, y digamos que una censura directa, como si estuvieran ofendiéndose por el tipo de letras que hacemos, no ha habido. Creo que Las Almas se han convertido en un referente, en una poética de la libertad, de alegría, de lucha constante; la poética de la justicia a través de la música. Entonces, por más que quieran censurar nuestras letras o no quieran poner la música en las emisoras, la gente se las va pasando y se vuelven gritos de batalla. La censura real es la falta de necesidad o de cultura del público por querer escuchar cosas nuevas.
¿Y actualmente?
Cuando uno es un grupo nuevo es bastante difícil. Ahora que ya hemos sobrepasado los 20 años de carrera artística, es fácil porque la gente ya sabe quiénes somos, ya tenemos cierto respeto, y las emisoras y los medios en general están abiertos a recibirnos. La censura anterior ya no existe para los grupos nuevos; la censura ahora es no estar dentro de la tendencia. Poner cosas nuevas es difícil y la gente siempre muestra resistencia porque lo asume como ruido y es muy difícil encontrar difusión. Pero eso es porque en este país realmente no existe una cultura sobre la misma cultura. Nuestra idiosincrasia está muy dada a recibir lo que es de afuera, a consumir lo que es tendencia y a no querer lo propio. Lo que sucede con Señal Radiónica, sin ser lambón, es que siempre ha estado abierta a las cosas nuevas. De hecho todos los grupos nuevos siempre tienen como punto de referencia empezar su difusión por la emisora.
El tema de la censura en Colombia es la misma censura del internet. Digamos que ahí se tiene una gran cantidad de información abierta a la cual todos pueden acceder, pero uno no lo hace simplemente porque no es tendencia. Uno cree que está siendo libre al entrar a Internet, pero las tendencias son las que hacen que uno vea los mismos vídeos, que consuma el mismo tipo de música, que tenga el mismo email, o que use Facebook y Twitter porque están de moda. La censura se da porque uno no pertenecer a la tendencia y al no hacerlo, la gente no tiene como encontrarlo. Eso es la censura actualmente. Pero ese tema es más para un sociólogo que para un bajista de un grupo de rock.
1280 Almas se presentará en el Concierto Radiónica 2013 en Bogotá.
Domingo 15 de septiembre en la Media Torta.
Ustedes se independizaron de su discográfica en 1998, antes de la ruptura entre el paradigma anterior y el modelo digital ¿Tuvo algo que ver con esa realidad, o fue una decisión de cortar con la disquera?
Tuvimos algunos problemas con BMG porque las casas disqueras lo obligan a uno a hacer unas cosas que no parecen muy dignas. Pero ellos nos ayudaron mucho en la difusión y a lograr sacar música nueva. En los 90 era muy difícil hacer una grabación porque una hora de estudio era muy cara. Acá en Bogotá había muy pocos además. De hecho no había productoras. De alguna manera ese proceso de BMG se agradece. Sin ellos no existirían discos como “Aquí Vamos otra vez”, “La 22” o “Changoman”. Lo que pasa es que las personas que hoy tienen 30 años, no era muy conscientes de lo que sucedía en esa época. Lo que pasó de 1997 al 2001, con la crisis económica en Colombia, yo lo equiparo a la crisis que tuvo Cuba cuando se cayó el muro de Berlín. Hubo un éxodo de gente que se fue a vivir a España; gente que dejaba todo y se iba a Estados Unidos, porque la vida aquí se puso realmente difícil. Fue terrible. Con decirle que BMG era un monstruo multinacional y cerraron en todo el mundo. Cuando lo hicieron en Colombia, nosotros no teníamos otra opción que decir “bueno, cerró la casa disquera” no hay nada que hacer. Tampoco queríamos salir corriendo a buscar otro sello porque en ese momento ya existían las copias de CD y eso minó mucho el negocio, aunque había una cantidad de plusvalía alrededor de la música, que hacía que todo fuera un negocio gigantesco y uno como artista no recibía la plata. Cuando se acabó ese contrato con BMG, ya no dependíamos de ellos; primero, porque estábamos quebrados como todo el mundo, y segundo, porque ellos no nos habían obligado a dejar de ser lo que éramos: un grupo independiente. En realidad no existió un salto a la independencia, sino unos cambios como consecuencia de un momento político y un momento económico muy duro.
Uno veía que la gente no tenía plata para el bus, que la banca estaba mal, no había construcciones, fue bastante terrible. Después, tuvimos un golpe de suerte en el 2002 porque hicieron la serie de televisión “Francisco el matemático” y lo musicalizaron con nuestro material. Eso nos dio una entrada de dinero lo suficientemente buena para empezar a construir nuestro estudio y para sacar el primer disco después de esa época que fue “Sangre Rebelde” ya con el sello Hormiga Loca. Pero la época que estuvimos en una multinacional también nos mantuvimos independientes. La casa disquera fue muy respetuosa con ese tema. No nos obligaron a cambiar la manera de hacer la música, la manera de comportarnos. Cuando lanzamos “Sangre Rebelde” en el 2003, ya teníamos todo el espacio porque nos conocían en los medios. Hoy en día ya no existe ese modelo que había en esa época en el que uno dependía realmente de una disquera para hacer cualquier cosa. Actualmente, casi todos los grupos son independientes.
En este presente de levantamientos sociales ¿han tomado las 1280 Almas alguna posición que han hecho pública?
El otro día, con el tema de los campesinos, el paro y todo este asunto de los vándalos, a través del Facebook de Las Almas puse un tuit diciendo que para saber sobre la vida de los campesinos en el país y conocer su situación, la gente debería leer un libro que se llama “Cien años de soledad”, publicado en 1967. ¿Entonces, estamos hablando de cuántos años de esta misma situación? En 1997 sucedió algo similar con los campesinos, hubo otra matanza de gente y desplazamientos, y Fernando (del Castillo, voz) hizo una canción en homenaje a esa novela. Estamos hablando de hace 16 años. La postura de nosotros es un poco nihilista. Sentimos que ha habido muchos levantamientos, pero la situación del país no cambia. Somos así porque no podemos apoyar puntualmente unos temas políticos. Además, no somos un grupo político, somos un grupo de músicos, de artistas. Pero la gente puede tomar la música de Las Almas como un grito de batalla.
Pareciera a veces que después del gobierno de Álvaro Uribe existiera una tendencia a lo democrático, pero qué tal real es eso. En el tiempo de su gobierno existió una polarización bastante cruda y difícil; empezamos a sentir que nos estaban obligando a vivir bajo solo una bandera. Sentía uno que había una censura social contra las personas que, como nosotros, queríamos un país democrático de verdad. Por eso empezaron a salir canciones como “Antipatriota” o “Surfeando en sangre”, que muy puntualmente son un grito de cuidado con las polarizaciones; hay que tener mucho cuidado con las tendencias de una sola idea y de que una sola idea es la que vale.
Hablando de música ¿qué bandas, corrientes o estilos, los inspiran en este momento?
Más que bandas han sido tendencias. Hemos recuperado ciertas cosas. Lo mismo que hacíamos antes, después de “Sangre rebelde” (2004) y ahora con “Pueblo alimaña” (2012): regresar a lo básico. Estamos tratando de ser más elementales y mínimos en la música. Eso hace que se oiga más complicada. Digamos que por el lado del Mono, él ha estado estudiando mucho blues, yo he estado escuchando mucho Led Zeppelin, y todo eso se nota en las canciones nuevas. Y como siempre, la tendencia tropical. Uno no se casa con ningún tipo de música, uno escucha de todo. Desde vallenato, reguetón; todo tipo de música. La diversidad es la tendencia en la música de Las Almas.
Concretamente, hablemos de lo que va a venir después del Concierto Radiónica 2013 ¿Vienen lanzamientos a propósito del aniversario de los 20 años?
Sí. Estamos preparando sorpresas. Nuestro último disco tiene apenas un año de lanzado (este septiembre cumple 12 meses). Entonces, vamos a hacer algunas cosas como una reedición del álbum, lanzar un nuevo vídeo y estamos por hacer un disco en vivo pero no con público. Estamos en la producción. Será una sorpresa. ¿Y qué se viene para el futuro de la banda? Estamos por hacer una gira por el Cono Sur, por Argentina (donde el disco se lanzará digital), Chile, Uruguay y Paraguay. También, nos encontramos organizando cosas en México para el año entrante. ¡Seguimos haciendo miles de cosas!
¿Va a ser su primera gira por el Cono Sur?
Sí. Nosotros nunca hemos salido del país. Es la primera vez. Nunca lo habíamos logrado porque cuando terminamos el 2003, entramos en un periodo muy frío. Antes de ese año era muy difícil salir de Colombia porque todos los demás países pedían visa. Ir a tocar en México era imposible, al igual que Argentina. Estas hacían que los costos subieran mucho y que las personas que estaban trabajando en otros países tuvieran que hacer una gestión política. Por ejemplo, una vez íbamos a ir a un festival en México, pero las visas llegaron después del festival. De 2003 a 2008, fue una época bastante silenciosa para Las 1280 Almas. Estuvimos dedicados a las vidas personales de cada uno. No estuvimos separados, pero después del 2008 fue menos intenso que cuando lanzamos “Alegría por encima de la tristeza”. En ese momento empezamos a trabajar con más juicio y ahora que el grupo tiene más cabida en los medios y en las redes, tenemos muchas invitaciones en muchos países y estamos organizando viajes.
¿Qué otras cosas que no han hecho consideran que les falta por hacer?
La inquietud que tenemos es hacer otro disco de música completamente nueva. Creo que el proceso se va a acelerar mucho porque tenemos nuestro propio estudio. La idea también es girar por todos los sitios del planeta que podamos. Ya estamos haciendo toda una planeación para ir a Estados Unidos, México y todo lo que salga.
Foto: 1280 Almas