"Creo que somos una de las ciudades de América Latina con más arte independiente": Santiago Trujillo
¿Qué es lo independiente en el arte?
Es una pregunta muy interesante y potente. Uno podría decir desde el sector público que lo independiente es esos proyectos de creación, circulación, investigación del arte y la cultura que no dependen para ser posibles ni de una inversión de un gran conglomerado económico privado, ni tampoco de una entidad pública. Pero yo iría un poco más allá y entiendo que es una obligación del sector público garantizar y cotizar las políticas públicas para que algunos procesos de creación, circulación, investigación y apropiación de las artes y la cultura puedan vivir como procesos independientes.
Eso está atravesado por muchas variables, una primera enteramente relacionada con el tema de mercado, se entiende por independiente lo que no está subsumido en las lógicas comerciales del mercado en sus distintas visiones y versiones. Otra cosa puede ser la independencia en donde el creador tiene absoluta libertad de crear sin ningún tipo de prejuicio ni desde la política pública ni desde los intereses privados.
En ese sentido yo diría que es difícil definir en la actualidad el arte independiente. Finalmente todas las creaciones o casi todos los procesos de circulación y apropiación de las artes están sujetos a coyunturas, variables y contextos en donde se tienen que tomar posiciones o hacer concesiones o generar alianzas o relaciones que generan en un grado mayor o menor cierto tipo de influencias o motivaciones que de alguna manera pueden definir el estado de independencia de una obra de arte o de un proceso artístico.
Es importante que haya una escena independiente capaz de crear lo que quiera, cuando quiera y cómo quiera, que no esté subsumida a las lógicas del mercado ni a los condicionamientos de la agenda política pública, sino al mero ejercicio de la creación artística. Eso es lo que yo puedo definir como un arte independiente.
¿Por qué no hay un mercado autosostenible del rock colombiano en pleno 2015?
Yo creo que ahí hay varios temas, el primero es que es importante revisar, resignificar y replantear las políticas del llamado emprendimiento cultural en Colombia y en Bogotá.
Ya después de varios años en donde se ha construido una noción del emprendimiento como una dimensión de la gestión y el fomento cultural para que los grupos (en el caso de la música) salgan al exterior. Que me parece que es un hecho importante y ha significado unos avances en el crecimiento de algunas propuestas musicales colombianas.
Hay que hacer un replanteamiento urgente sobre el papel que tiene el territorio, que tienen las comunidades, que tienen las iniciativas locales y comunitarias en la construcción del arte. Creo que hay que hacer una política que se enfoque en el desarrollo del mercado interno, en la relación de los distintos equipamientos culturales bien sean públicos, privados, independientes, o no independientes, comerciales o no comerciales; en generar cada vez más una práctica cultural del consumo artístico en donde sea fundamental de nuevo la compra de las boletas, la articulación de las artes con otras agendas del desarrollo económico de la sociedad como la salud, la seguridad y la convivencia, el turismo, la prestación de servicios sociales, todo lo que se viene con el tema de una agenda cultural para la construcción de la paz. Son como líneas en donde uno diría que se puede generar un mercado auto sostenible no solo para la música y el rock, sino para todas las artes.
Creo que es muy importantes que haya productos de calidad para entregarle a la gente. Y para eso es fundamental primero fortalecer los procesos de formación en las universidades. Nosotros estamos haciendo lo propio en los colegios con un programa como el Clan, que está formando a 42 mil niños en artes en los colegios populares de la ciudad del que estoy seguro saldrá una nueva generación de creadores pero también una nueva generación de públicos para el arte en la ciudad, pero creo que las universidades tienen que hacer un esfuerzo por diversificar sus programas, por entregar contenidos que le peritan a los creadores y en particular a los músicos del rock, jazz y de las nuevas músicas, herramientas mucho más efectivas para innovar y poder tener unos productos mucho más potentes con capacidad de impacto local pero también con capacidad de circulación y de exportación hacia otros países no solo de América Latina sino del mundo.
También creo que hay que hacer un trabajo muy fuerte entre medios de comunicación, empresa privada y sector público para apropiar los sonidos y las nuevas músicas en las audiencias. Porque también hay que decirlo, si no hay una voluntad clara de los medios de comunicación, de los agentes de opinión, de los influenciadores en redes sociales, de apostar por una marca propia de rock bogotano, de rock colombiano, de música colombiana, y no generamos unos rituales de apropiación que para el caso nuestro, los rituales de apropiación de la música bogotana son los festivales al parque, todos los ciclos y franjas que tenemos en los teatros públicos como los que se desarrollan en el Jorge Eliecer Gaitán, en el Julio Mario Santodomingo o en la Media Torta, pues va a ser muy difícil que haya un mercado autosostenible para el rock.
Yo no creo, como dicen algunos analistas, que tres días de rock gratis al año sean la causa del problema de la autosostenibilidad de una escena rockera en la ciudad, nosotros hemos sacado con éxito en esta administración el proyecto Arte Conexión que va cofinanciado de la mano de bares y espacios alternativos de circulación de música en vivo con más de 1.500 presentaciones en los dos últimos años, en donde hemos visto en algunos casos que ha habido unos mejoramientos del dinero que le llega a los artistas y cada vez más un compromiso de los espacios, y los bares pueden entender que ellos no solo son espacios para el entretenimiento y la diversión con un aspecto comercial, sino que son gestores culturales y promotores de la rumba como una práctica cultural y artística en la ciudad. Ahora con el nuevo programa que acabamos de abrir Espacios Concertados, estamos impulsando a esos gestores para que dinamicen una escena y un circuito mucho más grande de espacios por los cuales pueda circular semanalmente los grupos de música en la ciudad. Hemos avanzado, aún falta mucho más por hacer, pero creo que es necesario replantear tanto desde el sector público como del sector privado, los énfasis y las prioridades de lo que se entiende como emprendimiento cultural artístico.
¿Cómo construir un mercado cultural independiente en Colombia?
Yo primero creo que tenemos que seguir construyendo unas políticas públicas en cultura que garanticen la independiencia de una ciudadanía creadora, un Estado fuerte en materia de gestión y proyección de políticas y líneas de fomento con recursos reales, con competencias en la formación, la investigación, en la circulación y en la creación, pero con un absoluto respeto por la independencia y la libertad creativa de los artistas, tengan ellos posiciones políticas adversas a la administración de turno, o sean personas con énfasis creativos distintos a los que la industria dice que son los que se deben producir. Yo creo en ese sentido que si logramos construir o seguimos construyendo una política cultural independiente en donde el Estado además de producir algunas cosas sobre todo facilite y permita que la sociedad civil y la comunidad artística cree en condiciones de libertad tanto estética como ideológica y conceptual, podremos generar una escena independiente más fuerte.
Yo creo que la tenemos, acá hay una escena independiente que es importante, seguramente no tan fuerte como la que existe en Buenos Aries o en el DF, pero yo creo muy cercana a escenas independientes en ese sentido en temas de música, teatro y en temas de audiovisuales. También creo que hay una escena independiente muy interesante de las artes plásticas que ha venido surgiendo en los últimos años de la mano de nuestra red de espacios independientes de artes plásticas y de la mano de eventos que proyectan a Bogotá como ciudad de las artes plásticas. Tenemos que seguir avanzando en danza, librerías, literatura.
Si bien necesitamos mucho más arte independiente en Bogotá, yo creo que somos una de las ciudades de América Latina con más arte independiente, creo que hemos tenido una explosión de creadores y de propuestas de circulación con nuevos festivales y formatos de espacios que dan cuenta de una vitalidad enorme. Creo que han mejorado los recursos, particularmente Bogotá ha hecho un esfuerzo yo creo que histórico, y que ojalá otras ciudades del país hicieran de quintuplicar los presupuestos del fomento de las artes. Estamos en un proceso de renovación de algunas infraestructuras que también periten que otros ejercicios de creación y circulación de arte independiente de la cultura se den.
Lo que hay que hacer es más políticas públicas, más recursos, mayor disposición del sector privado a aportar sin condicionamientos comerciales al desarrollo de prácticas culturales y artísticas en la ciudad y unas audiencias más comprometidas con el consumo y la apropiación de las artes locales impulsadas y fomentadas por unos medios de comunicación más responsables con sus artistas