¡No más simuladores en el fútbol!
Se disputaba el juego entre Real Zaragoza vs Nastic por la segunda división en España. El equipo visitante, defendiendo a capa y espada el cero en su arco, se excedía en faltas durante el primer tiempo, faltas que el árbitro central, Figueroa Vázquez, no pitaba a cabalidad. Ante la protesta de los jugadores de Zaragoza, el colegiado simplemente respondía con un “os conozco, os conozco…”.
La pregunta que se hacían todos en La Romareda era ¿qué conocía este señor de un equipo que llevaba apenas 1 mes compitiendo en el torneo?, ¿por qué esa predisposición contra ellos? La respuesta está, con toda seguridad, en la actitud generalizada de los jugadores en las canchas de España, quienes con fingimientos y engaños, lo hicieron equivocar en el pasado.
Acá no es distinto el tema. Continúan las simulaciones en el fútbol colombiano. No ha bastado, parece, con las duras sanciones que se imponen a este tipo de conductas antideportivas (2 semanas de suspensión y multa de $44.263.020).
En el pasado las simulaciones se tomaban con humor. Algunos jugadores se revolcaban de ‘dolor’ en el piso ante la mirada atónita de rivales, árbitros y hasta sus mismos compañeros, con faltas y agresiones inexistentes. Pero eso es pasado, es historia, y más aún, con el aumento de la tecnología en la óptica de las transmisiones deportivas y el apoyo en ellas de los jueces, con el VAR por ejemplo.
Arjen Robben. Foto: www.folha.com.br
Ya en el presente semestre, en Colombia, no menos de 4 jugadores han sido sancionados de oficio por este hecho, y en el año la cifra puede superar fácilmente los 10. Increíble, pero cierto. Se sigue dando el hecho de usar el engaño como arma para ganar partidos o hacer que los jueces se equivoquen a pesar de que se castiga severamente esta conducta. ¿Por qué lo siguen haciendo?
¿Por qué lo siguen practicando si lo que hacen es desprestigiar su propia liga y la camiseta del club que representan? Como figuras públicas que son, ¿se darán por enterados que hay niños viéndolos, por ejemplo?. ¿Será que, en el caso de las multas, no les duele el bolsillo porque habrá clubes que se encargan de cubrirlas?
También habría que preguntarse si los árbitros están bien apoyados por sus asistentes en este tipo de situaciones. Pocas se han podido revertir con la ayuda de los colegiados que acompañan al juez central.
¿Qué podrá pasar por la cabeza de un juez engañado en cancha por un jugador de campo? Bueno, lo primero es predisponerse para los siguientes partidos. Lo segundo, poner entre ‘ceja y ceja’ al jugador que lo hizo equivocar o en su defecto, al club que representa.
Teo Gutiérrez. Foto: www.elheraldo.co
¿Cabe responsabilidad a los clubes? ¡Por supuesto! Desde agosto de 2016 está aprobado el castigar a los simuladores en el fútbol. Las instituciones están en el deber de inculcarle ‘fair play’ (juego limpio) a sus jugadores, con base en los valores que promueve el equipo. Porque simular faltas, agresiones y otro tipo de conductas que hagan cambiar decisiones arbitrales, son conductas desleales y denotan falta de solidaridad de sus protagonistas.
Que los jugadores entiendan la gravedad del asunto y que aún así lo sigan haciendo, es dar dos pasos atrás en lo que el fútbol colombiano ha avanzado. Es condicionar arbitrajes futuros, dar mal ejemplo a los niños y alejar a los hinchas de los estadios. Bajo ninguna circunstancia se justifica.
Al final Zaragoza empató con el Nastic 1 a 1. Figueroa Vásquez echó a un jugador del equipo local quien cayó en desespero al ver que no les pitaban una. El hombre de negro no se fio de nada ni de nadie, por experiencias anteriores en las que lo hicieron tomar decisiones erróneas. Se le vino el estadio encima, pero el popular ‘os conozco, os conozco’, se sentía aún más.