Pereirano llevará la batuta del grafiti colombiano en el Meeting of Styles
El grafiti colombiano será representado ante los mejores del mundo por el pereirano Julián Muñoz, más conocido como Rojor, su seudónimo en el mundo del arte urbano. El aerosol y la pared son su estilo de vida y una importante herramienta de pedagogía cultural.
Siendo un niño tímido, de pocas palabras, pero amante del dibujo y el diseño desde el colegio, Julián Muñoz, conocido artísticamente como Rojor por el color de su cabello, se dedica al grafiti y hoy en día es uno de los grafiteros más representativos de la región cafetera.
Nació en Pereira y se graduó como Diseñador Industrial, pero su corazón siempre estuvo en el arte callejero y hoy hace de esta pasión su sustento diario. Sus dreads, que no corta hace más de 10 años, y una gorra en su cabeza, son característicos.
Con 28 años de edad fue seleccionado como representante por Colombia en dos encuentros de grafiteros en Estados Unidos, el primero en San Francisco, California, del 16 al 18 de septiembre, y el segundo en Houston, Texas, del 24 al 26 del mismo mes, dos paradas del tan reconocido Meeting of Styles, una red internacional de grafiteros que patrocinan la creación de murales de grafiti en más de sesenta países.
“Para mí de verdad es un gran honor haber sido seleccionado en este gran encuentro de artistas siendo un representante por Colombia y por supuesto de mi ciudad que es Pereira. El Meeting of Styles lleva cumpliéndose hace alrededor de 15 años, e incluso ya se hizo en Colombia hace unos dos años en Bogotá, donde también tuve el privilegio de participar.
En estos encuentros todos los artistas buscamos un intercambio de técnicas, de saberes, para llegar a un fin como lo es la democratización del arte, arte de alta calidad que está a la vista de cualquier ciudadano y por eso estoy tocando puertas para conseguir el patrocinio económico y poder viajar”, manifestó el artista.
El estilo de Rojor no está definido dentro de uno en específico pero se resaltan de sus pintadas las letras con formas orgánicas, la ilustración y últimamente su exploración con los retratos de animales. “Digamos que no estoy encasillado en sólo una técnica, sino que disfruto combinar e ir cada vez aprendiendo nuevas cosas, sin embargo acá lo más importante es llevar con el grafiti siempre una herramienta de comunicación con la que se genere conciencia en los transeúntes de la ciudad, ese ha sido siempre y será la esencia del arte urbano”, recalca Rojor.
La resistencia artística
Si bien es cierto que esta expresión requiere como elementos básicos un spray y una pared, ha sido considerada ilegal, pero hoy por hoy, por fortuna de todos, vemos cómo en las ciudades se han ido cediendo espacios y proyectos en conjunto con las administraciones locales que han hecho que la gente del común aprecie más la creatividad de estos artistas, sacabndo el arte de los barrios a espacios más recurridos en el centro de la ciudad.
En Pereira por ejemplo, son unos 50 artistas de esta técnica los que se están moviendo por las calles de la ciudad, y hace pocos meses en alianza con la alcaldía municipal se gestionó un proyecto de recuperación de un lote abandonado donde los artistas pintaron las paredes, plasmando sus visiones y representaciones de la vida. El evento tuvo por nombre “Pereira Querendona” y por primera vez se vio un trabajo colectivo entre artistas y administración que dejó un resultado bastabte positivo.
Como Julián, los demás artistas en Pereira creen que la mejor forma de llevar este trabajo artístico adelante es la asociatividad, ya que cuando hay tantas mentes pensando y manos haciendo, los proyectos se vuelven masivos y de mayor impacto. Khuyay es uno de esos colectivos en los que el arte es la herramienta principal y opera como agente fortalecedor de la consciencia individual y coectiva.
“Para mí el grafiti es disciplina. Yo hace muchos años tomé la decisión de que a esto era a lo que me iba a dedicar. Es mi forma y mi estilo de vida, pero sobre todo es mi forma de comunicarme con los demás debido a mi dificultad con las palabras”, resalta Rojor.