Una mirada al impacto de la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes en Medellín
Por: Maria Alejandra Londoño Villegas
El turismo es una industria poderosa que impulsa la economía y la cultura de Medellín, atrayendo visitantes de todo el mundo y destacando a la ciudad como una de las más apetecidas por los turistas. Sin embargo, la ciudad enfrenta una cruda problemática: la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes. Aquí, un análisis de esta problemática.
Una realidad permeable en otros escenarios
El fenómeno de la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes no es algo nuevo, de hecho es un tema que se relaciona con el desarrollo de sociedades. Si nos remontamos a la época colonial, esta dejó huellas socioculturales que todavía dominan las relaciones sociales, por ejemplo, la diferencia en el trato de acuerdo a la clase social, el sexo, la raza, el color y el grupo étnico.
Lo anterior, según Luisa Fernanda Giraldo Martinez, socióloga de la Universidad de Antioquia con amplia trayectoria en proyectos sociales de atención a población vulnerable,“la explotación sexual comercial de niños, niñas y adolescentes es una problemática muy compleja que a través de los años se ha fortalecido e incluso adaptado al contexto. En la pandemia, por ejemplo, todo su accionar se desplazó a los entornos digitales, ámbito en el que se hace más difícil su detección y seguimiento”.
El delito de la explotación sexual es complejo para que la gente lo reconozca y, asimismo, muy difícil que las personas lo denuncien, de hecho, son pocas las cifras de denuncias al año. En el código penal se establece como Turismo Sexual y cada cinco años se encuentran dos o tres denuncias, una realidad que si bien no es cierta, todo el territorio colombiano está permeado por esta problemática. Las encuestas de violencia contra niños, niñas y adolescentes (VACS) que se realizaron en el año 2018 arrojaron el hallazgo de que el 5% de los niños, niñas y adolescentes en Colombia estarían siendo víctimas de este delito.
Ciudades como Cartagena, también se ven afectadas por ese delito y por la alta oferta y demanda de servicios sexuales con menores, afectando y deteriorando el tejido social. De acuerdo a información extraída del periódico El Heraldo, en el año 2022 se registraron 11.805 presuntos abusos sexuales a menores de edad; un incremento del 24% con respecto a 2021, según estudio del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses. Como explica Katherine Jaramillo, fundadora y directora de la ONG Valientes Colombia, organización que trabaja por los derechos de la niñez y de las mujeres, desde el observatorio de turismo hallaron que los lugares con mayor incidencia de explotación sexual son Bogotá, Medellín y el Guaviare.
En Medellín, según los informes de diversas autoridades, como la Alcaldía de Medellín, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y la Policía Nacional, se han registrado casos de explotación sexual infantil desde el año 2010. Durante ese período, que abarca hasta el 2022, se han documentado un total de 3.039 casos. Además, se observa que el promedio anual de víctimas reportadas entre los años 2020 y 2022 se sitúa en 263 casos.
En sociedades como la nuestra, la ausencia de padres, la falta de acompañamiento institucional y la normalización, son factores que alimentan problemas como la trata de niños, niñas y adolescentes para ser explotados sexualmente. Ligado a esto, los imaginarios son otro motivo por el cual aceptamos ciertos comportamientos sociales: “Ver al turista como un “dios” porque ahí está la plata, eso hace que esto se vea como algo normal y no, no es así, es un problema”, sentencia Giraldo.
En ese sentido, han surgido narrativas que se han posicionado socialmente, provocando una aceptación del trabajo sexual que lo único que ha servido es al proxenetismo, maquillando toda su ilegalidad. Desde la concepción de que las mujeres son objeto de consumo hasta la ausencia de padres, tal cual lo explica Sara Jaramillo, líder de la Red Abolicionista y abogada voluntaria de la Fundación Empoderate, quien dice: “De nada sirve indignarnos por la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes, sino hacemos una crítica al sistema en su integralidad, sino se hace un análisis para comprender sobre qué se sostiene la explotación, es una indignación de papel, transitoria, superficial”.
Hace algunos meses salió la película Sound of Freedom, una producción que expresa parte de la cruel realidad del tráfico de niños para fines sexuales en América Latina. Allí, se dan pistas sobre este grave problema que es como un cáncer que va deteriorando las sociedades. “Se fractura el tejido social, porque la explotación sexual es una de las formas más crueles y aberrantes de vulneración y el abordarla con una mirada simplista, no permite entender su complejidad y el papel fundamental que juega la familia, la sociedad y el Estado en su prevención; es necesario el abordaje, la judicialización y la erradicación”, comenta la socióloga Luisa Fernanda Giraldo.
El turismo sin control como facilitador de la explotación sexual infantil
El crecimiento exponencial en el sector turístico de la ciudad de Medellín ha sido tan significativo que ha generado la necesidad de establecer una Secretaría de Turismo y Entretenimiento. Su misión es impulsar y posicionar la ciudad como un destino turístico de primer nivel. En el año 2023 la ciudad recibió cerca de 1.5 millones de turistas, una cifra histórica que la posicionó como uno de los 50 mejores lugares del mundo para visitar según la Revista Time. Asimismo, se proyecta que este año haya un aumento del 57% en las llegadas de turistas internacionales en comparación con el mismo periodo de 2023, según el Consejo Mundial de Viajes y Turismo.
Durante el primer trimestre de 2024, según información del Sistema de Inteligencia Turística (SIT) y Migración Colombia, se ha registrado la llegada de un total de 220.947 extranjeros a través del punto migratorio del Aeropuerto José María Córdova, provenientes sobre todo de Estados Unidos, México y Panamá. El 88% de estos turistas visitaron la ciudad por vacaciones, recreación y ocio, seguido de negocios y/o trabajo. Sin embargo, este constante flujo turístico, sumado al ambiente clandestino que puede caracterizar ciertos lugares, crea escenarios propicios para la explotación sexual infantil. En lugares como el Parque Lleras de El Poblado, caracterizado por su vida nocturna y de entretenimiento, se pueden encontrar prácticas ilegales como la oferta y demanda de servicios sexuales de menores de edad.
Recientemente, la ciudad se vio sacudida por varios casos de explotación sexual infantil que han salido a la luz, siendo divulgados por diferentes medios de comunicación como El País, El Colombiano, El Tiempo y BBC. Uno de los más impactantes fue la revelación de conversaciones en redes sociales entre un presunto pederasta estadounidense y una intermediaria local, acordando un encuentro sexual con una menor de 12 años. Lo sorprendente es que este individuo había visitado Medellín 45 veces en los últimos dos años, sin levantar sospechas. En esta lógica, ¿hace algún análisis Migración Colombia de esas frecuentes visitas? ¿Cuál es su protocolo de seguimiento a las visitas recurrentes? Estos interrogantes señalan la necesidad de implementar cambios en el control de ingreso de turistas a la ciudad, recomienda la socióloga Giraldo.
Aunque Medellín ha sido reconocida como uno de los 50 mejores lugares del mundo para visitar en 2023 por la Revista Time, esta problemática no está sólo ligada al auge turístico de la ciudad en los últimos años. Sin embargo, la falta de control sobre los turistas facilita la demanda de la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes. Según José Alejandro Jaramillo, actual secretario de la Secretaría de Turismo y Entretenimiento de Medellín, “no ligamos el turismo con explotación sexual, el turismo sexual no existe, no existe porque el sexo no es un producto turístico. En ese sentido, se debe educar desde los términos”.
Son diversos los factores que marcan la tolerancia de ciertas problemáticas, el factor socieconómico es el atenuante a la aceptación y normalización de este tipo de violencia sexual que afecta la dignidad y calidad de vida de la niñez y adolescencia de la ciudad. Al respecto la socióloga Giraldo, "gran parte de la población afectada por esta situación está compuesta por niños, niñas y adolescentes que, junto con sus familias, enfrentan condiciones socioeconómicas difíciles".
Según el informe de la Mesa contra la ESCNNA Medellín, desde el 2012 se ha tenido un aumento sostenido frente a la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes en la ciudad. Adicionalmente, detalla que 13 de las 21 comunas incluyendo también corregimientos, están involucradas con esta problemática (comunas 1, 3, 5, 6, 7, 9, 10, 11, 13, 14, 15, 50, 60). Se convierten en comunas expulsoras, es decir, niñas, niños y adolescentes salen de su comuna a otras buscando alternativas de subsistencia y, así, caen en la prostitución infantil como alternativa de sustento.
Ligado a esto, la gentrificación se ha convertido en un medio que facilita la estadía de los turistas sin ningún control. Debido al aumento del turismo se ha propiciado que el tema de los arriendos se vuelva exclusivo para el extranjero. “Se ha tenido un aumento de turismo en la ciudad. Antes se decía que venían a ciertas partes, pero ahora, se camina por Medellín y es inevitable encontrar una cantidad de turistas, hasta en lugares no turísticos”, afirma Giraldo.
Acciones para la prevención y el combate
En Medellín, como respuesta a los recientes acontecimientos relacionados con este fenómeno, se han implementado medidas con el objetivo de mitigar y combatirlo. La Administración Distrital, liderada por el alcalde electo Federico Gutiérrez, ha lanzado la campaña "¡No lo intentes, es un delito!", que advierte a los turistas sobre las graves consecuencias de la explotación sexual y comercial de niñas, niños y adolescentes, penalizada con hasta 25 años de cárcel. Esta estrategia incluye acciones de control, formación y acompañamiento en las comunas de La Candelaria, Laureles/Estadio y El Poblado.
Además, se han promulgado dos decretos significativos. El primero de ellos establece la suspensión de los servicios sexuales de mujeres mayores de 18 años en el Parque Lleras, por un período de seis meses. El segundo decreto contempla una modificación en los horarios de funcionamiento de los establecimientos que comercializan bebidas alcohólicas.
Por otro lado, la Secretaría de Turismo y Entretenimiento prepara una serie de acciones que permitan continuar fortaleciendo el turismo responsable y ético en la ciudad, para asimismo, mitigar la problemática de la explotación infantil.
Recuperar el control del Parque Lleras es uno de los objetivos que pretende que el ciudadano local y las familias vuelvan a visitar este espacio. “Nos hemos articulado con la Secretaría de Cultura para brindar una oferta en la que el parque vuelva a ser de la familia. Por eso queremos que haya una oferta cultural en el día, por ejemplo, desfile de silleteros, presentaciones de los artistas que hay en Medellín, desde la música y lo gráfico”, ilustra el Secretario.
También, estrategias como la página Medellín Punto Travel es una iniciativa que busca que la gente local y extranjera encuentre en tiempo real todo lo que hay para hacer en la ciudad. Promoviendo el turismo local sano y resaltando el turismo internacional para aportar al desarrollo económico. “La mayoría de turistas que vienen a la ciudad son turistas buenos y nos dejan una derrama económica importante porque consumen ciudad y región. 220 mil turistas en este primer trimestre del año, es una cifra hermosa, quisiéramos más. La ciudad está con una dinámica de turismo impresionante, vamos a seguir cuidando al turista que aporta, pero en paralelo, perseguiremos a los delincuentes”, enfatizó Jaramillo.
Diversas organizaciones y colectivos han dedicado sus esfuerzos a combatir la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes, centrándose en la dignificación y la reivindicación. Organizaciones como Valientes Colombia, Red Feminista Abolicionista y Fundación Empoderate, trabajan desde diferentes ámbitos, incluyendo la educación, la atención sicosocial y la asesoría jurídica para abordar este problema de manera integral. “Se tiene una lectura muy aguda de como se mueve la explotación sexual y la prostitución, por eso trabajamos desde todas las esferas desde la educación, atención sicosocial y asesoría jurídica”, comenta Sara Jaramillo, líder de la Red Abolicionista y abogada voluntaria de la Fundación Empoderate.
La ONG Valientes Colombia bajo su pilar fundamental que es la pedagogía cuenta con programas y proyectos que trabajan para mitigar la explotación sexual de menores. Además, cuentan con un componente turístico que busca fortalecer la responsabilidad social: “para el sector turístico ofrecemos un programa de capacitaciones dirigida a los actores turísticos como hoteles, transporte, pasadías entre otros”, afirma su directora Katherine Jaramillo. Asimismo, implementan estrategias para la población local y turistas “Se tiene unas jornadas en calle, sobre todo en aeropuertos y terminales donde se busca sensibilizar a las personas y a los turistas con el fin de que conozcan que es un delito la explotación sexual que tiene hasta 25 años de cárcel”.
En definitiva, la dinámica actual de la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes es una alerta para el Estado colombiano, un llamado para que desde las leyes y con programas sociales, se trabaje en la protección de la infancia del país, acompañando esto del sector turístico, promoviendo la oferta escolar y brindando otras oportunidades que permitan soñar con proyectos de vida dignos para todos.