Sabaneta y la transformación de los ecosistemas naturales
Sabaneta, es un municipio del departamento de Antioquia que se ubica en el sur del Valle de Aburrá. Y aunque es la ciudad más pequeña de Colombia ya que posee una dimensión de 15 km², en él, habitan aproximadamente 70 mil personas (2018) y 437 especies de fauna y flora que lo convierten en un invaluable territorio en temas de biodiversidad.
La primera vez que viajé a Sabaneta desde Medellín fue hace aproximadamente 15 años. El paisaje era muy distinto al que se encuentra hoy: pastizales, mangas, árboles gigantes, vacas, toros y muy pocos edificios. En el año 2015 el DANE proyectó alrededor de 25.000 viviendas habitadas, una pequeña muestra de la transformación y el crecimiento exorbitante que ha tenido el municipio, “en los últimos 10 años, el crecimiento de Sabaneta desborda los cálculos y tendencias con las cuales se pronostica la población para los años siguientes al censo”, de acuerdo al Plan de Desarrollo del Municipio de Sabaneta (2015-2019).
Desde el año 2016 vivo en Sabaneta y aunque han pasado tan solo seis años, la modificación del paisaje ha sido tan abrupta, que donde antes había montañas, hoy, hay cemento. Con bastante frecuencia, llegan al balcón de mi casa aves como loras, palomas, aguiluchos, y hasta libélulas, lo que me ha llevado a preguntarme si esto es realmente normal o si en su defecto estamos tan metidos en el hábitat de estas especies que ya no tienen a donde ir y lo único que les queda es convivir con nosotros, los humanos.
Conversando con Juan Guillermo Mesa, biólogo sabaneteño, me contaba que “de pequeño escuchaba hablar a sus tíos y tías sobre las pescas que hacían en las quebradas de Sabaneta, pues allí encontraban corronchos y sabaletas. Incluso pescaban en el Río Medellín, algo que ahora no sucede”. Una historia que no solo él comenta, pues los raizales del municipio han sido testigos de la transformación abismal y la evolución del territorio en las últimas tres décadas.
“El Plan Básico de Ordenamiento Territorial es un instrumento para ordenar y desarrollar el territorio de una manera armónica y concertada que propenda por darle unas mejores condiciones de vida a cada uno de los habitantes…”. Según un artículo publicado por el medio Entreojos, en el año 2009, hubo una explosión inmobiliaria debido a las modificaciones que tuvo el PBOT, ya que permitió a las constructoras realizar proyectos en zonas de alta pendiente, sin límite de pisos y aún hoy en día, aunque se regularon estas acciones, se siguen viendo los resultados que trajo este cambio.
“Se están levantando edificaciones no solo en el casco urbano sino también en las veredas, incluso aquellas con tradiciones más campesinas. Ha afectado los corredores biológicos, como quebradas, zonas por donde transitan las especies de fauna que habitan en el municipio. Con la llegada de las construcciones se ha obstaculizado este desplazamiento, esta conectividad ecológica entre la zona alta y mejor conservada del municipio donde históricamente ha habido más monte en el municipio” afirma Juan Guillermo.
Aunque transformar el territorio de Sabaneta ha traído consigo una serie de beneficios económicos y socio culturales, “el progreso del municipio ha traído más comercio, más sentido de pertenencia, más cultura, más talentos en el deporte. Sabaneta ha crecido mucho en los últimos años y eso me parece espectacular, pero con lo que no estoy de acuerdo es con que se haga de una forma mal planeada, que es lo que ha sucedido” tal y como nos cuenta Robinson Díaz ‘Cascajo’. Dicha transformación también, ha afectado de forma directa los ecosistemas naturales, en especial, las dinámicas de fauna silvestre en el municipio.
De acuerdo a Juan Guillermo, “las urbanizaciones llegan, ponen rejas, muros, e impiden el desplazamiento de los mamíferos, anfibios y reptiles. Y a pesar de que algunas especies de aves pueden tener un mejor grado de adaptación a la intervención humana, el cambio abismal de sus hábitats puede generarles modificaciones comportamentales e incluso llevarlas a una extinción local”.
Las especies que primero sufren dichos cambios son los anfibios, ya que son más sensibles a la contaminación ambiental que se generan en las fuentes hídricas y en los subsuelos, generando un intercambio entre su piel con los contaminantes que hay en las aguas.
Algunas de las consecuencias que se generan con estas modificaciones en los ecosistemas naturales son, la homogenización de la biota, es decir, la pérdida de identidad de algunas especies -posiblemente endémicas- y el dominio de otras pocas -las que en su mayoría se encuentran adaptadas a los territorios urbanizados-; la desaparición y extinción local de algunas especies del territorio, la pérdida de biodiversidad, el impacto al sistema natural de la vida, entre otros.
Algunas especies han transformado sus dinámicas
- Hace unos años, las Guacharacas solo se observaban en forma de montaña, hoy por hoy, es común avistarlas en el casco urbano. Se ven y se escuchan cerca al Parque de Sabaneta.
- Antes, el Guatín era muy perseguido por la caza ilegal, sin embargo, en la actualidad y gracias a la sensibilidad que se ha generado alrededor del cuidado de los animales por colectivos como la Mesa Ambiental de Sabaneta, los guatines comienzan a verse más seguido en las veredas y fincas.
- Las Zarigüeyas o ‘chuchas’, aunque han habitado siempre cerca de ríos, humedales, basureros, zonas verdes y viviendas, al invadir sus territorios debido a la expansión urbanística del municipio han tenido que salir en busca de recursos a zonas que son más pobladas y transitadas por tráfico vehicular, corriendo el riesgo de ser maltratadas y/o asesinadas.
- Los Gavilanes y las Reinitas, son especies migratorias que mientras se van del municipio, suceden numerosas transformaciones dentro del paisaje generando obstáculos, problemas y dificultades al momento de su regreso. No encuentran los mismos lugares en los que solían alimentarse y por tal motivo se reportan individuos débiles, sin poder volar, y sin energía para sobrevivir.
- Por otro lado, una especie que se ha ido adaptando con el pasar de los años a pesar de no ser originaria del Valle de Aburrá y no encontrarse dentro de su propio hábitat, es la Guacamaya Bandera. Además de que se pueden observar con facilidad volando entre edificios y barrios, se han reportado eventos reproductivos en algunas palmeras. Es importante resaltar, que las guacamayas que habitan el territorio han sido decomisadas en rodadas de Tráfico de Fauna y posteriormente, liberadas en estas montañas.
Los ecosistemas naturales tienen un proceso de evolución y extinción completamente regular, sin embargo, la actividad del ser humano ha ido acelerando estos procesos mediante la caza furtiva, el tráfico ilegal de animales silvestres, la deforestación, la invasión de hábitats, etc.
Según un artículo publicado por Animals Around The Globe, “se ha calculado que entre el 0,01 y el 0,1% de todas las especies se extinguirán cada año, por lo que cada año se producen entre 200 y 2.000 extinciones. Sin embargo, recientemente, los científicos del Convenio sobre la Diversidad Biológica de la ONU concluyeron que: Cada día pueden extinguirse hasta 150 especies. Esto supone hasta un 10% de especies por década”, cifras alarmantes que nos lleva a tomar acciones pertinentes en pro del medio ambiente, no solamente desde los gobiernos y las administraciones locales, sino también, desde la ciudadanía misma y organizaciones y/o colectivos.