"No todo lo blanco es bueno y no todo lo negro es malo": cómo hablar sin racismo
La población afrocolombiana tiene una tradición de lucha por sus derechos que se ha articulado a un proceso de reconocimiento de la identidad afrodescendiente en todo el mundo.
La reconstrucción de la memoria histórica de las comunidades afro tiene como origen uno de los momentos más lamentables de la humanidad: la esclavización y la trata trasatlántica de personas, una etapa histórica que duró más de 400 años y que reconfiguró la demografía mundial.
Como respuesta a ese contexto, en Colombia se creó el Día Nacional de la Afrocolombianidad, que se conmemora año tras año desde el 21 de mayo de 2002 obedeciendo a la Ley 725 de 2001, la cual también estableció este día como homenaje a los 150 años de abolición de la esclavitud en el país, consagrada en la Ley 21 de mayo 21 de 1851.
Esta ley busca promover la recuperación de la memoria histórica de esta población para entender nuestra propia identidad como un país multicultural que día a día se enriquece de su diversidad.
Es por esto que en Radiónica hablamos con Edna Liliana Valencia, periodista, escritora, consultora en temas de representación afro para Disney Animation y autora del libro El racismo y yo, sobre la importancia del lenguaje como motor de inclusión.
Y es que es importante tener en cuenta que uno de los principales medios del racismo y de la discriminación son justamente la educación y el lenguaje, y en un día tan fundamental, como el 21 de mayo, la reflexión sobre nuestro uso de este último pasa por la normalización de términos y dichos que contienen intrínsecamente mensajes que son discriminatorios y racistas.
En el caso, por ejemplo, de la población afro “se utilizan muchísimas jergas, muchísimas formas de decir o llamar situaciones, personas o cosas que tienen que ver con concepciones racistas de que todo lo blanco es bueno y todo lo negro es malo. Recordemos que el racismo es un constructo sociológico”, asegura la Edna Liliana.
Según afirma la experta, las razas científicamente no existen, pues biológicamente la especie humana es una sola, el genoma humano de todos es muy parecido, lo que cambian son características fenotípicas muy puntuales.
La raza, por lo tanto, sería un concepto de la sociología, mas no de la biología; por lo que el racismo es un fenómeno social que se basa, justamente, en suponer una superioridad de lo blanco y una inferioridad de lo negro u otras diversidades.
“Entonces la paloma de la paz es blanca… Nos han hecho pensar que Dios es blanco y toda la bondad, la pureza es blanca y todos lo negro es malo, por eso tendemos a decir cosas como ‘la oveja negra de la familia’, eso está muy mal. Podemos decir, es ‘la oveja descarriada de la familia’, aunque igual no recomiendo usar esa frase, bajo ningún contexto, pero podríamos cambiar negra por descarriada”, afirma la periodista.
Otro ejemplo es que en vez de decir “está en obra negra”, para referirnos a la primera etapa del proceso de construcción de algo, podemos decir "obra preliminar" y no hacer alusión siempre al color negro como algo no terminado, defectuoso o que necesita arreglarse.
También podemos, por ejemplo, en vez de decir “aguas negras”, decir "aguas residuales", sin ningún inconveniente. En vez de decir, “la mano negra de la corrupción” podemos cambiarla simplemente por “la corrupción”.
A veces se trata de eliminar la referencia hacia lo negro como negativo, porque aunque en la humanidad no existan razas como tal, sí existen las personas racializadas “que estamos condicionados por la supuesta raza negra a la cual pertenecemos que no es real, que es un constructo sociológico, pero que condiciona hoy en día nuestra interacción con el resto de la sociedad y que nos ha sometido a un sistema de opresión, el cual nos quita muchos de nuestros derechos”, comenta Edna Liliana.
Así que decirle negro a todas las cosas negativas es insistir sobre la idea de que todo lo negro es malo y, por ende, estamos cayendo en discriminación y en racismo.
“Un ejemplo más es el tema de decirle negro a todas las personas negras, en vez de llamarlos por su nombre. No es justo que digamos ‘hola, Camila’, ‘hola, Alejandro’, ‘hola, Diego’ y ‘hola, negro o negra’, eso no está bien. Y luego, cuando nos dicen, 'ven por favor, llámame por mi nombre, dime Liliana', respondemos ‘ay, pero es que yo te digo mi negro por cariño’. No se le dice mi negro a nadie, eso viene de la idea de esclavista de que los negros somos una pertenencia o un objeto.
A nadie nunca le digas ‘hola, mi negro’, ‘hola, mi negra’ dizque por cariño, porque yo no soy tuya, no soy tu propiedad y la negritud es un constructo sociológico que viene del racismo. Recordemos que hoy en día nos llamamos negros porque ya nos condicionó la sociedad a vernos así, pero realmente ahí hay dos mentiras: yo no soy tuya y no soy negra. Sí, yo soy una mujer afrodescendiente, afrocolombiana… yo vengo de África y soy de Colombia”, comenta la periodista.
Cómo nombrarles: un debate
Hay que recordar que también existe un debate vigente acerca de qué concepto usar, si es mejor decir negro, afro, afrodescendiente; ahí hay una conversación muy amplia que todavía está abierta; hay personas de las comunidades racializadas que prefieren el concepto negro, otros la palabra afro y otros tienen sus propias posturas personales.
En Colombia, se usa el término negro para hablar de personas con ascendencia afrocolombiana, que poseen una cultura propia, comparten una historia y tienen sus propias tradiciones y costumbres.
Afrocolombianos se les llama a los grupos humanos que hacen presencia en todo el territorio nacional (urbano-rural), de raíces y descendencia histórica, étnica y cultural africana, nacidos en Colombia, con su diversidad racial, lingüística y folclórica.
Raizal es la población nativa de las Islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, descendientes de la unión entre europeos (principalmente ingleses, españoles y holandeses) y esclavos africanos. Se distinguen por su cultura, lengua (creole), creencias religiosas (iglesia bautista) y pasado histórico similar a los pueblos antillanos como Jamaica y Haití.
Y por último, la comunidad palenquera, que está conformada por los descendientes de los esclavizados, que mediante actos de resistencia y de libertad, se refugiaron en los territorios de la Costa Norte de Colombia desde el Siglo XV denominados palenques. Existen 4 Palenques reconocidos: San Basilio de Palenque (Mahates – Bolívar), San José de Uré (Córdoba), Jacobo Pérez escobar (Magdalena) y La Libertad (Sucre).
Es esclavización y no esclavitud
Otro término que también se debe aclarar es que no se dice esclavitud, sino esclavización “porque todas las personas en el mundo nacemos libres, las personas africanas fueron esclavizadas, no es que fueron esclavos de nacimiento. Así que cuando decimos esclavitud es como que no hay un responsable de ese hecho tan atroz y que, sencillamente nacen esclavos. Esclavización es que alguien nos esclavizó y hay que responsabilizar a quien lo hizo, que fueron los europeos colonos de la época”, añade Edna Liliana.
Con ese contexto en mente, hablando de esclavización, no deberíamos todo el tiempo hacer referencia a lo negro o la persona negra haciendo alusión a la servidumbre o a la esclavización.
Por ejemplo, no usar conceptos como “es que estoy trabajando como negra”, “hoy trabajé como negra” o “me negriaron” para referirte a que te ha tocado una larga jornada laboral o que tuviste un día difícil.
"Otro concepto es la ‘merienda de negros’, ‘es que esto parece una merienda de negros’, es como quien dice que los negros comemos todos en desorden y regamos todo y es una cochinada, eso está muy mal", afirma la periodista experta en asuntos afro.
"También se habla muy mal de nuestro cabello, muchas veces nos dicen que nuestro cabello es malo, que es feo, que es sucio, pero además le tienen mil apodos que ‘bombril’, ‘brócoli’, ‘micrófono’, ‘chacarrás’, ‘ochenta y ocho’, o ‘chonta’, 'pelo cuscús’... bueno, muchísimos apodos negativos. Cuando al cabello liso, lacio, caucásico u ondulado solamente le dicen cabello o pelo, a nosotros sí nos dicen que tenemos ‘pajón’, que tenemos ‘pasas’ y usan miles de formas negativas para referirse a nuestro cabello", continúa
Y es que los términos peyorativos en contra el cabello afro hacen parte de la discriminación racial porque se denigran a las personas por una característica de su fenotipo étnico racial.
“Nuestro cabello merece todo el respeto, merece sencillamente que lo dejen ser, sí, es el que nos sale en nuestra cabeza y no merece que tenga un montón de apodos despectivos para referirse a él”, concluye la periodista.
Como estos hay muchos conceptos, muchas referencias a la negritud, que son subordinantes y discriminatorias, por lo que es mejor no utilizarlas en el día a día para contribuir a la lucha contra el racismo y así construir una sociedad cada vez más equitativa y justa para todos.