La problemática del tráfico de fauna silvestre en el Valle del Cauca
La amplia biodiversidad, tipos de ecosistemas y servicios ecosistémicos presentes en el Valle del Cauca ofrecen la posibilidad de avistar más de 565 especies de aves, identificar sonidos de anfibios multicolor, conectar con primates nocturnos, disfrutar del vuelo de cientos de miles de mariposas pigmentadas, cual arcoíris, entre otras bondades del territorio que van acompañadas de las formaciones montañosas, bosques tropicales y diversos climas, creando así escenarios perfectos para el disfrute, esparcimiento y admiración; no obstante, la extracción ilegal de especies silvestres es otra realidad que genera impactos sociales, ambientales y de salud.
Un Valle biodiverso
Limitando con los departamentos del Chocó y Risaralda al norte, Tolima y Quindío al este, Cauca al sur y el océano pacífico al occidente, el Valle del Cauca ofrece los ecosistemas propicios para que la diversidad de especies se pueda desarrollar y disfrutar a simple vista. Estos elementos juegan un papel fundamental para la conservación de especies y ecosistemas, como también posibilitan la facilidad de extracción para el tráfico de especies.
Tan solo en el Valle del Cauca se han realizado más de 3.000 decomisos e incautaciones de animales en más de 1.253 operativos desde el 2020 hasta la fecha, en las que participan entidades ambientales y activistas, según cifras de la Corporación Regional del Valle del Cauca (CVC).
En muchos de estos operativos, se pueden encontrar gran variedad de especies, entre las cuales se destacan ranas, reptiles, primates nocturnos, aves coloridas y tortugas, como los más traficados en el Valle del Cauca. Ya, específicamente, en Cali se incautan zarigüeyas, aves, iguanas y primates nocturnos entre muchos otros, pero, ¿con qué finalidad?
Varias de las especies se extraen para cientos de fines. Las ranas venenosas, especialmente apetecidas por sus colores brillantes, se usan para coleccionar o por su potente veneno que sirve para obtener sustancias de uso médico e incluso estético. De ellas se han conocido beneficios para la salud, hecho que las hace aún más llamativas para traficantes, investigadores ilegales e incluso habitantes curiosos.
Sin embargo, lo que muchos desconocen es que estas, al igual que otras especies, cumplen funciones específicas en sus ecosistemas, como dispersores de semillas, controladores de plagas, polinizadores, entre otros.
Además de lo anterior, cada especie contiene microorganismos, tales como bacterias y virus que en zonas extranjeras y sin un regulación y control pueden mutar y pasar a otras, poniendo en peligro la vida de animales domésticos, silvestres y de los mismos humanos, generando posiblemente endemias que pueden azotar territorios donde estas no habitan naturalmente, convirtiéndose en una especie invasora nociva.
Otros de los animales más traficados son los mamíferos tales como primates nocturnos, felinos y osos perezosos por sus pieles, carisma o carne, quienes sufren una terrible situación, ya que al desprender las crías de las madres, estas son asesinadas, lo que genera una disminución en las poblaciones de especies, causando su desaparición en las localidades donde son extraídas y llevándolas hacia una posible amenaza de extinción, según menciona Gustavo Alberto Trujillo Barrientos, biólogo de la dirección ambiental de la CVC.
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Frente a esta crisis, las entidades gubernamentales han identificado las zonas más propensas al tráfico de fauna silvestre, entre esas las cordilleras como lugares prístinos en el Pacífico vallecaucano de los cuales se desprenden bosques tropicales nativos.
Un negocio que factura en lugares accesibles y cuyo impacto se desconoce
Aunque algunos medios de comunicación, líderes de opinión, entre otros, ofrecen cifras o hablan de las incautaciones de fauna silvestre, se desconoce cuánto puede representar económicamente este movimiento ilegal en el Valle del Cauca y, por supuesto, en Colombia.
Hay personas, entidades e instituciones que se arriesgan a decir que el tráfico de fauna genera ciertos valores o que es la segunda potencia económica; sin embargo, esto es errado, pues depende de cómo lo manejan las personas que venden, ya que pueden solicitar montos según el interés o situación que se presente en la compra o con el cliente.
Muchos animales pueden ofrecerse por 200 mil o 20 millones de pesos, entonces mencionar que existe un promedio o referir valores del mercado negro es difícil e irresponsable.
En cuanto al tráfico sabemos que se manejan cifras grandes, por lo que uno escucha en las noticias, pero esos son los valores que se pueden dar exclusivamente en el momento que se espera desarrollar la transacción, así lo expresa Trujillo de la CVC.
Por otro lado, como ya lo dijimos, la ciudad de Cali se ubica en una zona geográfica que resulta muy estratégica en el comercio ilegal de la fauna silvestre, ya que está muy cerca al puerto de Buenaventura y hace parte del corredor sur, norte o sur centro del país, eso quiere decir que, estratégicamente, para el tráfico y para estos grupos ilegales les permite pasar o ser un puente de recepción de la fauna silvestre ilegal que se extrae de los bosques del sur del país, los cuales son los amazónicos, así lo explica menciona Nicolás Melo, médico veterinario, líder del grupo de IBC fauna silvestre del Departamento Administrativo de Gestión de Medio Ambiente (DAGMA)
Humanizar y amansar vida silvestre vs. responsabilidad social
Varios países tienen normativas que permiten la tenencia de animales silvestres, por ejemplo felinos. Sin embargo, Colombia tiene prohibido la cacería, captura, comercialización, reproducción y tenencia de especies nativas silvestres, haciendo de este un delito ambiental penalizado por la ley, lo cual trae consigo condenas de cárcel, multas diarias y sanciones.
Ahora bien, es importante decir que los casos de humanización de animales silvestres se compara con matar un animal en muchas ocasiones, pues al retirar de su habitat a un animal pequeño y convivir con él, este cambia su comportamiento imposibilitando que se adapte de nuevo a su vida silvestre posteriormente.
Lo anterior sucede, por ejemplo, con primates, quienes ven en el humano, la posibilidad de conseguir alimento fácil, sin esfuerzo y, al entender esto, dejan de implementar lo que biológicamente han aprendido en su ecosistema, generando daños atroces en los territorios y perpetuando una idea errónea en la sociedad sobre la tenencia de este tipo de especies silvestres.
Ahora bien, a diferencia de los silvestres, las especies domésticas que tradicionalmente nos han acompañado, tienen cientos de miles de años en este proceso de acondicionamiento, para ello, el humano ha ejercido diferentes acciones como mejora genética, selección de razas y demás para su consumo, acompañamiento, entre otros.
Esto ha sucedido con ganado, perros, y otros ahora llamados animales de compañía, como una manipulación a ciertas especies, lo cual se ha dado desde hace 13 o 14.000 años atrás, aproximadamente, cuando el hombre fungía como cazador/recolector.
En cambio, lo que se considera fauna silvestre se encuentra en el medio natural y en el momento en el que la persona acepta tomarlo y llevarlo a casa, lo amansa, no lo doméstica, pues esto se refiere a toda una especie.
¿Herramientas suficientes para mitigar el tráfico de vida silvestre?
La ley ampara y cubre varios de los aspectos para castigar el tráfico y salvaguardar la fauna silvestre mediante el código penal. Para lo anterior, hay dos maneras de proceder como son la acción administrativa a través de la autoridad ambiental y siguiendo el código penal a través de los entes correspondientes.
De esta forma, las entidades trabajan de la mano de fiscales y jueces para generar conciencia y pedagogia, pues, en varias ocasiones, se desconocen algunas de las normas, ya que están atendiendo demasiadas y diferentes situaciones particulares del país como son la explotación de personas, el tráfico de drogas, asesinatos, entre otros por mencionar. Así las cosas, se continúa fortaleciendo a nivel interinstitucional la información y, sobre todo, acciones o maneras de proceder pertinentes.
Hay leyes que incluso permiten el aprovechamiento de fauna silvestre a través de la zoocría de algunas especies, sin embargo en Cali no se emiten permisos.
Ahora bien, el Valle de Cauca cuenta con zoocriaderos relacionados a la cría y producción de mariposas usando sus pupas para diferentes fines y comercialización a nivel nacional e internacional.
Una problemática física y virtual
El tráfico de fauna silvestre se puede observar en las vías y carreteras de la región, como también en lugares cercanos a espacios montañosos. Hasta principios de los 90 era incluso habitual observar la venta de animales silvestres pequeños en centros de comercio, como plazas de mercado. Sin embargo, actualmente hay una modalidad que acecha de manera global en los grupos de redes sociales o aplicaciones de comunicación como WhatsApp y Telegram.
También hay páginas de redes sociales en internet que se atreven a comercializar especies exóticas y silvestres, por esta razón, muchas de las denuncias que han llegado a las entidades ambientales se han trabajado articuladamente con la Sijin e interpol, los cuales donde han podido realizar incautaciones y decomisos de algunos animales, así lo menciona Nicolás Melo, del DAGMA.
Para Trujillo Barrientos de la CVC, se pasa toda la información que encuentran en las redes sociales a la inteligencia de la Policía. Ellos son los que se encargan de hacer los rastreos pues no sólo es lo que se ve en páginas porque hay una dark web en donde los negocios todavía son aún más perversos.
Estrategias de sensibilización y cultura ciudadana
Las campañas de sensibilización en el Valle del Cauca son constantes, en ellas se recuerda a locales, visitantes y turistas que la fauna silvestre no son animales de compañía.
Dichas activaciones se desarrollan en las terminales de transporte, en el aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón, vías intermunicipales, entre otros, y sobre todo en fechas especiales como Semana Santa, Navidad, Año Nuevo, vacaciones de verano y entre cada semestre de educación básica superior.
Esto con la finalidad de incentivar la conciencia de respetar la fauna, disfrutarla en su habitat natural y denunciar los traficantes, que incluso se pueden ver en las vías ofreciendo diferentes especies.
“Trabajamos la sensibilización para tratar de desistimular por completo la tenencia de la fauna silvestre. Venimos de un país que podríamos decir que es agrícola, con unas creencias y unas filosofías relacionadas a la compañía animal y buscamos que las nuevas generaciones tengan una perspectiva de la diversidad de protección de cuidado de ver los animales libres en su entorno cumpliendo su papel fundamental dentro del ecosistema”, puntualiza Nicolás Melo del DAGMA.
Así las cosas, la estrategia de conciencia y sensibilización continúa, pero mientras hayan personas que adquieran en las vías, por internet o extraigan unidades de su entorno, seguirá la lucha por respetar la vida entre las especies.