La musicoterapia, una herramienta para mejorar la salud mental
María Vergara es mamá de Cristóbal, un niño de cinco años con trastorno del espectro autista (TEA), una variación neurológica que afectó el desarrollo de su cerebro y con ello, su concentración, manera de comunicarse, interactuar y relacionarse con su entorno. Este trastorno en otras personas puede tener otras características presentadas en distintos grados.
Desde los 14 meses, Cristóbal tiene este pre-diagnóstico y está tomando musicoterapia desde noviembre del 2021 de manera complementaria. La musicoterapia es el uso de la música para mejorar el bienestar de las personas, utilizando la conexión que pueda tener quien la escucha o la produce, con los ritmos, sonidos, melodías, armonías, letras e instrumentos.
María nos cuenta, “el proceso al inicio fue muy difícil para la terapeuta, porque en las sesiones era un niño que no se quedaba sentado y le tocaba controlarlo con su cuerpo para que pudiera empezar el proceso. Hoy en día Cristóbal llega a la sesión, se sienta, y pasa una hora terapéutica en conexión con la profesional, sigue instrucciones y mejora cada vez más”.
“Además de la concentración y la comunicación, ha ganado habilidades musicales. Aunque no se comunica como un niño promedio de su edad, canta canciones completas o las termina. Lo que más ha mejorado son los tiempos de permanencia, ya es menos desgastante; primero eran cinco minutos, después diez, luego media hora”, agrega María.
July Tavera es psicóloga con magíster en musicoterapia de la Universidad Nacional de Colombia, es la fundadora del proyecto SanArte, Psicología y Musicoterapia, y desde el 2019 es musicoterapeuta. También es la terapeuta de Cristóbal.
Ella explica que una sesión, en primera instancia, requiere del acompañamiento de un profesional, esto para que pueda tener el componente terapéutico. El musicoterapeuta hace un diagnóstico previo para encontrar la mejor forma de guiar y ayudar al paciente.
Para aclararlo, la experta explica que la musicoterapia consta de cuatro métodos y ninguno requiere de conocimientos musicales previos.
La improvisación, el primero, tiene como objetivo que el paciente pueda improvisar sobre lo que siente. El método de composición, por su lado, implica crear una canción desde cero, tanto melodía como letra, mientras que la recreación consiste en adaptar una canción existente y que le guste al paciente, a sus necesidades. En el receptivo, el paciente escucha música para conectarse con sus emociones y es el que más se suele asociar cuando hablan de musicoterapia. Cada uno tiene como objetivo ayudar al paciente a explorar, transitar y expresar sus sentimientos y emociones.
La musicoterapia es apta para cualquier persona de cualquier edad, pero entre las personas que más suelen tomar la terapia, se encuentran pacientes con autismo como Cristóbal, niños con problemas del lenguaje, cognitivos y de atención. También funciona para personas que han tenido accidentes cerebrovasculares o que tienen alzheimer.
El uso de esta terapia en enfermedades neurodegenerativas como el mismo alzheimer, ha sido revisado anteriormente. Por ejemplo el estudio “Evidencias del uso de la musicoterapia y la memoria del adulto mayor” del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía de México muestra una mejoría en los adultos mayores con algún tipo de alteración neurocognitiva que utilizan esta terapia.
Además de ayudar al autismo y alzheimer, estos métodos, dice la experta, pueden ayudar a cualquier persona con ansiedad y estrés, reduciendo el ritmo cardiaco y la presión sanguínea, haciendo una disminución de los síntomas de manera casi inmediata porque rebaja hormonas como la adrenalina y el cortisol.
En la depresión ayuda a generar endorfinas y dopamina, neurotransmisores en el cerebro encargados de aliviar el dolor y dar un buen estado de ánimo. Si bien trae beneficios, no significa que se deba tomar como una cura para las afectaciones en la salud mental.
July nos relata un poco de cómo la musicoterapia ayuda a las personas con alzheimer: “yo tomo esas canciones significativas, y si bien sabemos que el alzheimer no tiene cura, puedo hacer que sus funciones cognitivas regresen por un momento, que recuerde a partir de la música esos eventos importantes de su vida, y vuelva a tener esas emociones”.
La musicoterapia se usa incluso en la gestación y el enfoque se hace en la madre. Esto para aprovechar la conexión que tiene con sus hijos, para que ellos también lo puedan sentir. Contrario a lo que se podría pensar de ponerle unos audífonos en el vientre a la madre gestante, esta terapia se centra en que ella se sienta bien escuchando o haciendo música.
El tipo de música que se utiliza en la terapia depende de los pacientes. “Yo pregunto por la música que le gusta, qué ritmos no le gustan, qué canciones son significativas, cuáles son más importantes. Cuando es con niños pongo los instrumentos y voy evaluando las respuestas a los sonidos y la voz”, dice July, quien ha usado instrumentos de todo el mundo como las clásicas guitarras, el triángulo metálico o las campanas.
Una de las ramas o técnicas que se familiariza con la musicoterapia, es la vibroacústica o sonoterapia (sound healing) que utiliza los efectos de las ondas de vibración en las personas con cuencos tibetanos u otros instrumentos resonantes.
En Colombia todavía no es común que se hable de musicoterapia y mucho menos que se ofrezca. Cuando María estaba buscando musicoterapia para Cristóbal, esto se convirtió en un reto. “Primero trabajamos con un músico, eran sesiones antes de la pandemia cuando tenía aproximadamente un año y fue maravilloso. Luego de la pandemia lo intenté contactar pero no fue posible, y seguí haciendo la búsqueda pero no encontraba, no es tan fácil encontrar profesionales que puedan manejar la música como proceso terapéutico”.
La musicoterapia en el país se está abriendo campo de manera gradual. En cuanto a los profesionales se pueden formar en la maestría en Musicoterapia de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, en la modalidad presencial, que es momentáneamente la única opción que hay. Se realizan también de manera ocasional talleres y charlas para poder conocer de qué trata o incluso diplomados con más profundización.
Cabe resaltar que la organización SONO - centro de musicoterapia, es una de las que brindan este tipo de talleres y adicionalmente el servicio de terapia. En la fundación Santa Fe de Bogotá la han utilizado como estrategia de atención integral para pacientes y sus familias. De igual manera, en internet y redes sociales se pueden encontrar otras organizaciones como SanArte que se dedican a brindar el servicio de manera profesional.
María también nos hizo saber qué tan asequible ve tomar musicoterapia en Colombia desde su percepción como acompañante de un paciente. “Aunque el valor que cobran los terapeutas por su profesión es justo, es difícil porque es un tema complementario, y más para cualquier persona que necesite tener un cuidador permanente; o tú no trabajas por dedicarte a cuidarlos y acompañarlos en su proceso, o pagas un cuidador permanente. En ese sentido para mí la musicoterapia es un privilegio en Colombia, pero debería ser parte de un derecho al que todos podamos acceder, hacerlo parte del sistema de salud”
Para July, aunque el campo de la musicoterapia en el país va por buen camino, le falta ser más reconocido “Está muy devaluado, no le dan el valor necesario, sino que lo ven como algo adicional. Yo pienso que los musicoterapeutas se pueden arriesgar más a hacer musicoterapia, a hacer más investigación, que haya más evidencias científicas y mostrar resultados”.
De acuerdo a Lizeth Fandiño, musicoterapeuta desde hace cuatro años, fisioterapeuta hace seis y quien está haciendo una especialización en gerencia. El camino es complejo.
Luego de egresarse como musicoterapeuta, Lizeth intentó buscar ofertas laborales relacionadas, pero el pago no era suficiente, por lo que decidió continuar con la fisioterapia mientras hacía investigación sobre musicoterapia en el hospital de San José. “Aquí los estudios son muy escasos, a los que uno tiene acceso son de muy bajo peso científico”, dice Lizeth
Lizeth nos explica que entre los factores que afectan la implementación de la musicoterapia, hay cuestiones más extensas como la reglamentación: “La musicoterapia está reglamentada como terapia alternativa, lo que afecta su posicionamiento dentro de las ramas de la salud y su valor”.
Como terapeuta, July se ha encontrado con prejuicios de lo que las personas creen que es la musicoterapia. “Lo que hemos escuchado la mayoría de las veces es ‘con la musicoterapia nos relajamos, nos acostamos y de eso se trata’, pero eso es solo una parte”. En cuanto a cómo superar los prejuicios, Lizeth menciona que se puede brindar la información básica para que la gente sepa para qué sirve, en qué momentos puede funcionar, tal vez una propaganda pequeña en televisión explicándolo en términos sencillos”.
Además de estas razones, algunos pacientes no tienen la percepción adecuada de esta terapia por intentar tomar este tratamiento con personas no calificadas. Lizeth nos lo explica: “Hay músicos que dicen que hacen musicoterapia. Y es diferente lo que ellos lleguen a hacer en ese contexto a algo que esté dirigido por un profesional. Esto hace que la gente se confunda y ahí se empiezan a generar el estigma hacia esta terapia”. Para ella, esto sería algo que se podría solucionar mejorando la reglamentación.
Otra razón que Lizeth identifica es con respecto a las instituciones prestadoras de salud: “Es difícil dar una atención de calidad cuando las condiciones de la institución no son las adecuadas; quieren en una sola sesión poner pacientes con patologías y necesidades diferentes y no se pueden lograr resultados de esa forma”.
Además de estas razones, Lizeth encuentra una más amplia y es una cuestión de sesgo frente a la salud mental en el país: “Está estigmatizada. No se entiende como el irse cultivando para tener herramientas y con ellas afrontar ciertas situaciones. Se le está prestando atención a adquirir conocimiento, a producir y no a la parte emocional y espiritual”.
Respecto a lo que le espera a la musicoterapia en Colombia, para Lizeth, es importante organizarse como musicoterapeutas, que se sumen más y así tomar fuerza para realizar acciones. El país está en un proceso de cambio y esto también se extiende a lo normativo, así que se esperan las decisiones que se tomen y cómo se planteen las terapias en el nuevo régimen de salud.
La experta también afirma que es cuestión de esperar los resultados de las investigaciones para poder promover esta terapia con argumentos sólidos. Así poder establecer la musicoterapia como una terapia transversal más, que puede incluso facilitar alcanzar los objetivos de las otras, dependiendo de las necesidades de la persona, pero que se contemple dentro del sistema de salud. Así sería más justo para las personas que lo puedan necesitar, pero que no tienen la capacidad económica de costearlo.
La musicoterapia es una disciplina muy completa que se puede aplicar en muchos ámbitos, pero que no tiene aún la suficiente apreciación y tiene oportunidades de mejora. En un país con tanta diversidad musical, la música nos puede ayudar a ser mejores con nosotros mismos, con nuestro entorno y a convertirse en un aliado de nuestra salud mental
Si está interesado en conocer más estudios, puede leer artículos al respecto de la revista de investigación en Musicoterapia de la Universidad Autónoma de Madrid.